El impacto será especialmente grave en varios sectores clave para la economía europea, como la industria siderúrgica, que sigue sujeta a aranceles del 50%, y la automoción, la química y la maquinaria, que se enfrentan ahora a un 15%.
El cambio en el valor del dólar parece estar impulsado por el comportamiento variable de los inversores, que dudan cada vez más de EEUU como refugio seguro, lo que está provocando una reasignación del capital.
Mañana el Banco Central Europeo no tocará los tipos, sí en septiembre si los aranceles lo permiten, y algunos analistas pronostican un recorte más antes de que finalice 2025.
EEUU difícilmente puede permitirse imponer gravámenes tan elevados a su principal socio comercial, y a fuerte dependencia de ciertos productos europeos hace inviable encontrar proveedores alternativos en el corto plazo.
Los tipos de interés nominales medios de la deuda pública en EEUU ya se acercan al crecimiento nominal del PIB, elevando los riesgos de que ésta "pueda volverse dinámicamente inestable", avisa Christian Scherrmann, economista para EEUU de DWS.
"A medida que las incertidumbres relacionadas con el comercio global y la geopolítica comiencen a disiparse, creemos que invertir en Europa será más atractivo, especialmente ante las crecientes incertidumbres en otras partes del mundo", señala un análisis de DWS.
La geopolítica ya no se ve como algo episódico, sino estructural, lo que redefine el destino de los flujos de capital, su asignación y su gestión. Por eso, el friendvesting busca alinear el capital allí donde la geopolítica es menos intrusiva y evitar, o al menos protegerse, de cualquier riesgo creciente.
La excesiva dependencia de países de alto riesgo, como China, para la obtención de recursos minerales esenciales también genera importantes riesgos políticos y económicos.
El Tesoro de EEUU reconoce en abril una salida de 36.000 millones$, sobre un volumen total de 9 billones. Bajan Canadá y China, y suben Bélgica, Japón y Reino Unido.
La errática estrategia de Trump con los aranceles ha disparado la incertidumbre global hasta niveles nunca vistos. En esa situación, las empresas no pueden tomar decisiones de inversión.
A los inversores les preocupa que las elecciones puedan poner en peligro la disciplina fiscal de Japón.