Los ataques de Israel a Irán condicionan las decisiones de la Fed

Miguel Ángel Valero

Cristina Gavín, jefa de Renta Fija y gestora de fondos de Ibercaja Gestión, no espera "cambios de calado por parte de la Fed en cuanto a la valoración de la situación económica actual con respecto a reuniones anteriores, lo que nos lleva a coincidir con el consenso de mercado que da por hecho que este mes tampoco veremos una bajada en el tipo de intervención por parte de la Reserva Federal, de forma que nos mantendremos en el rango 4,25%-4,5% durante todo el periodo de verano".

A pesar de que los últimos datos de empleo indican una cierta moderación, lo cierto es que aguanta el tipo tanto en creación depuestos de trabajo como en salarios y la valoración global del dato en el entorno actual es razonablemente positiva, esto hace que la Fed tenga margen de maniobra y no se vaya a ver “obligada” a reanudar los recortes al menos a corto plazo.

No obstante, los datos macro continúan apuntando a un cierto enfriamiento del ciclo estadounidense en el segundo trimestre del año. Si a esto le unimos un dato de IPC más débil de lo esperado tanto en la general como en la subyacente, nos lleva a descontar que antes de que finalice 2025 veremos al menos un recorte por parte de la autoridad monetaria norteamericana.

Banca March espera dos recortes de tipos

Los analistas de Banca March tampoco, a pesar de las buenas lecturas de inflación de los últimos meses, "anticipamos cambios para la reunión de la Fed del miércoles, lo que dejaría al precio del dinero en el rango 4,25%-4,5%. Hasta el momento, el mercado laboral se ha mantenido sorprendentemente robusto y la economía aún no muestra claros signos de deterioro, otorgando cierto margen de maniobra a la entidad". 

"Por el lado de los precios, el impacto de las nuevas tarifas todavía no se ve reflejado en los datos, por lo que consideramos que Powell mantendrá su postura de 'esperar y ver' cómo se van desarrollando las negociaciones comerciales. 

El conflicto entre Israel e Irán añade un nuevo aliciente a la ecuación: los precios de la energía, que en mayo retiraron 25 puntos básicos (pb) a la inflación, tendrán un efecto menos complaciente ante el reciente repunte del crudo.

Será interesante conocer también las nuevas previsiones de la Fed –las primeras tras el Liberation Day– donde cabe esperar una revisión al alza tanto para la inflación como para el desempleo, así como el dot plot (gráfico de puntos) que mostrará la sensibilidad de los miembros a las últimas noticias.

"En cuanto al precio del dinero, por nuestra parte, seguimos anticipando dos recortes de tipos oficiales por parte de la autoridad monetaria para este año, aunque éstos llegarán en el encuentro de septiembre o de octubre". 

Tanto la renta variable como la renta fija miran sin demasiada preocupación al conflicto entre Israel e Irán. También parecen inmunes al rebote en el precio del petróleo (+23% desde los mínimos de mayo), relativizando la subida, ya que, a pesar del súbito incremento, el crudo aún cotiza por debajo de los niveles registrados a comienzos de año. 

De momento, los ataques israelíes están centrados en neutralizar el desarrollo del plan nuclear iraní, aunque también se han dirigido contra algunas infraestructuras energéticas, como refinerías. El Gobierno iraní muestra una mayor disposición a detener las hostilidades y buscar una solución negociada, evitando, hasta el momento, amenazas oficiales de bloqueo sobre el estrecho de Ormuz. En este caso, el contraataque iraní se ha enfocado en bombardeos masivos sobre territorio israelí, aunque la superioridad aérea de Israel está marcando la diferencia. Según fuentes oficiales israelíes, el espacio aéreo de Teherán se encuentra actualmente bajo su control, y el objetivo es extender ese dominio al resto del territorio iraní, lo que otorgaría una ventaja estratégica clave para alcanzar sus metas.

Por ello, los mercados reaccionan tibiamente a la salida inesperada de Trump del G7 tras negarse a firmar una declaración conjunta que abogaba por la desescalada del conflicto. Los inversores interpretan este episodio como una nueva fase de una disputa regional, sin riesgo inminente de expansión a escala global. Donald Trump, acaparó la atención en la cumbre del G7 al abandonar el encuentro antes de su conclusión y cuestionar la ausencia de Rusia en el foro. Respecto a su regreso anticipado a Washington, Trump desmintió que estuviera vinculado a negociaciones relacionadas con una tregua entre Israel e Irán, asegurando que se trata de un asunto “mucho más grande”. Reiteró su postura de que el G7 debería reincorporar a Rusia y volver al formato G8. Además, sugirió que incluir a China en futuras conversaciones “no sería una mala idea”.

Acuerdos arancelarios con Reino Unido y Canadá

Mientras, EEUU y Reino Unido han formalizado el marco preliminar anunciado el mes pasado, lo que representa un triunfo simbólico para la estrategia arancelaria de Trump. El presidente estadounidense firmó una orden ejecutiva que exime al sector aeroespacial civil británico de los aranceles del 10%. Las importaciones de vehículos británicos verán reducidos sus aranceles del 25% al 10% con una cuota anual de 100.000 coches. Aunque el pacto no concreta la eliminación de los aranceles al acero, la Casa Blanca ha asegurado que se establecerá una cuota exenta del 25% –Reino Unido no se vio afectado por el reciente aumento hasta el 50% aplicado a otros países–. 

Canadá y EEUU alcanzar un acuerdo económico y de seguridad en los próximos 30 días, según anunció el primer ministro canadiense, Mark Carney. Por su parte, Trump afirmó anteriormente que ve posible un nuevo pacto con Canadá, aunque subrayó que debe contener alguna clase de aranceles, una postura que Ottawa rechaza firmemente. Ante estas diferencias, Trump señaló que intentarían “llegar al fondo del asunto” .

Ebury: los mercados se centrarán en el gráfico de puntos

La reunión de la Reserva Federal será interesante principalmente para evaluar en qué medida los datos han influido en las perspectivas que tiene el FOMC para la inflación, el crecimiento y los posibles recortes de tipos. Los mercados ya han descontado completamente dos recortes en lo que queda de año. Como es habitual, los mercados se centrarán principalmente en la actualización del gráfico de puntos. Dado que los riesgos de inflación siguen siendo elevados, es posible que no se produzca ningún cambio en el punto medio para los tipos en 2025, aunque uno o dos miembros podrían bajar sus previsiones y apostar por recortes más agresivos.

Lazard descarta bajadas de tipos de la Fed en 2025

Ronald Temple, estratega jefe de mercados de Lazard, avisa que, pese a la moderación de la inflación, es demasiado pronto para descartar el efecto de los aranceles sobre los precios al consumo: “En última instancia las empresas tendrán que subir los precios, recortar otros costes o aceptar márgenes de beneficio más bajos. En este momento no veo indicios de subidas generalizadas de los precios, pero sí espero una mayor inflación y un aumento del desempleo este año, a medida que las empresas reajusten sus operaciones en respuesta a los aranceles”, comenta.

“Con la pausa de los aranceles recíprocos, que finalizará el 9 de julio, los países sospechosos de ser canales de reexpedición podrían enfrentarse a aranceles estadounidenses considerablemente más elevados”, advierte.

Los mercados dan por hecho que la Fed no moverá los tipos en la reunión inminente pero descuentan dos recortes de 25 puntos básicos (pb) para finales de año. Temple, sin embargo, sigue sin esperar bajadas de tipos en 2025, ya que la inflación se acelerará de nuevo debido a los aranceles y, posteriormente, al aumento del número de deportaciones. Cree que el Resumen de las Proyecciones Económicas (SEP) podría dar ya indicios de una menor relajación monetaria futura de la que prevén ahora los inversores, aunque por el momento el gráfico de puntos mantenga la previsión de flexibilización de 50 pb.

Gustavo Martínez: nuevo statu quo geopolítico

Gustavo Martínez, profesor de Finanzas de la Universidad Francisco Marroquín y analista, cree que, actualmente, los mercados financieros parecen haber asumido que el conflicto entre Israel e Irán no escalará en el corto plazo: "Esta percepción de estabilidad relativa ha reforzado la idea de un nuevo statu quo geopolítico, al menos temporalmente consolidado, lo cual está sirviendo como catalizador positivo para las Bolsas".

A la inversa, esta misma expectativa de certidumbre ha reducido el atractivo del protector de incertidumbre por excelencia, el oro, y está sirviendo como catalizador negativo del petróleo (al menos por el momento). Esta expectativa ya se había reflejado el pasado viernes en la estructura de precios del mercado de futuros del crudo. La curva, que se encuentra actualmente en 'backwardation' (cuando los contratos con vencimientos más lejanos cotizan por debajo del precio spot), indicaba una anticipación del mercado a una relajación de las tensiones en la oferta. Los contratos de corto plazo ya se negociaban a niveles similares a los previos al repunte bélico, evidenciando una rápida normalización en las expectativas de oferta y demanda. 

No obstante, esta aparente complacencia de los índices contrasta notablemente con lo que el mercado de bonos descuenta.La divergencia entre renta variable y renta fija ha vuelto a máximos, como lo demuestra un equity risk-premium (prima de riesgo por estar invertido en equity) en terreno negativo, algo que históricamente ha sido insostenible por mucho tiempo. Este fenómeno indica que los inversores están exigiendo menos rentabilidad por la incertidumbre de los flujos de caja (Bolsas) que por la certidumbre de los flujos de caja (bonos) y teniendo en cuenta que el emisor, EEUU, es el deudor libre de riesgo (al menos para el mercado). "Por eso el 10 años americano (tasa libre de riesgo) sigue mostrando una actitud escéptica. Su TIR refleja una preocupación latente por la inevitable erosión del poder adquisitivo de la moneda Fiat, que continúa siendo una amenaza persistente a largo plazo, especialmente ante déficits fiscales, estructurales y políticas monetarias expansivas. Desde mi perspectiva, los bonos soberanos y el oro siguen representando, de largo, la parte más racional del tablero de inversión", explica.

Portocolom: la deuda mundial está alcanzando récords

En un entorno económico marcado por la incertidumbre, la deuda pública en el mundo está alcanzado récords. Daniel Mayor, asesor patrimonial en la agencia de valores especializada en inversión de impacto social Portocolom, advierte sobre las consecuencias dramáticas que amenazan más allá de las económicas en la actualidad, el futuro de las próximas generaciones.

“Un reino que vive del crédito, vende su soberanía.” Esta frase, que podría parecer una advertencia de tiempos antiguos, es hoy más vigente que nunca. La deuda pública, lejos de ser un simple instrumento financiero, se ha convertido en una cadena invisible que amenaza con arrastrar incluso a las naciones más poderosas.Cuando un país gasta sistemáticamente más de lo que ingresa, recurre a la deuda. Pero esa deuda no desaparecese acumula, se refinancia y, lo más preocupante, se hereda. Y no la pagan quienes la contrajeron, sino las generaciones futuras. Es una forma silenciosa pero profunda de injusticia intergeneracional: una generación consume y otra paga. Se construyen infraestructuras, se financian campañas, se cubren déficits… pero con dinero prestado. Y cuando llega el momento de devolverlo, ya no están quienes lo pidieron. Están sus hijos. Y los hijos de sus hijos.

Es cierto que la deuda pública importa —y mucho—, pero no funciona como la deuda privada. El capital no se amortiza: simplemente se refinancia. ¿Por qué? Porque los Estados no mueren. Detrás de cada contribuyente viene otro. Así, cuando una emisión de deuda vence, se subasta una nueva. Lo que realmente importa es el coste de esa deuda. Si el tipo de interés que se paga es superior al crecimiento de la economía, la deuda como porcentaje del PIB crece automáticamente, incluso sin nuevos déficits. "Éste es el verdadero punto crítico desde el punto de vista macroeconómico. La confianza en la continuidad del Estado permite que los mercados acepten esta práctica. Pero eso no significa que la deuda sea inofensiva. De hecho, puede convertirse en una trampa", insiste el experto de Portocolom.

EEUU, la mayor economía del mundo, opera con un déficit anual del 7 % - en tiempos de pleno empleo y sin una crisis económica formal-.Su desequilibrio no es cíclico, sino estructural y político. En la última década, los ingresos fiscales crecieron un 60%, pero el gasto lo hizo un 95%. El resultado: la deuda nacional alcanza los 37 billones$, lo que representa el 123% del Producto Nacional Bruto. Y lo más alarmante es que una parte creciente de esa deuda ya no la quieren los inversores. 

El Tesoro se ve obligado a ofrecer mayores rendimientos o aumentar a impresión de dinero —cosa que no está haciendo—. Ambas opciones son inflacionarias. Así comienza la espiral mortal de la deuda. En EEUU, subir impuestos es políticamente inviable: no está en el tablero del debate público. Por ejemplo, durante la primera etapa de Trump, se recurrió a los aranceles como sustituto de un aumento de impuestos al consumo. Pero como pueden atribuirse a los extranjeros, son más aceptables para el público. Estas medidas, sin embargo, terminan dañando la productividad y la competitividad a largo plazo.

En Europa, la situación es distinta, pero no menos preocupante. Alemania, con su histórica aversión a la deuda —la palabra schuld significa tanto “deuda” como “culpa” o “falta moral”—, ha sido tradicionalmente más prudente. Sin embargo, incluso allí, las presiones sociales, demográficas y geopolíticas están empujando a flexibilizar los límites fiscales para afrontar inversiones.

"El verdadero problema, sin embargo, no es técnico. Es ético. ¿Es justo hipotecar el futuro para mantener el nivel de vida actual? ¿Es responsable reducir los impuestos manteniendo déficits del 7 %, solo para evitar tensiones políticas? ¿Es sostenible un sistema en el que cada vez hay más beneficiarios y menos contribuyentes?Un país verdaderamente justo no es el que promete más, sino el que administra con responsabilidad. Porque gobernar no es solo responder al presente, sino honrar el futuro. La deuda pública importa. No solo por su impacto económico, sino porque define el tipo de sociedad que queremos ser: una que vive del crédito… o una que construye con esfuerzo", concluye.