China cambia tierras raras por chips a EEUU

Miguel Ángel Valero

Continúan las negociaciones entre EEUU y China en Lancaster House (Londres). En estos momentos, el eje del diálogo se centra en la posibilidad de que Washington suavice algunas de las recientes restricciones impuestas a Pekín en relación con el software de diseño de semiconductores, componentes aeronáuticos, productos químicos y elementos de uso nuclear. A cambio, China se comprometería a levantar las limitaciones sobre las exportaciones de tierras raras, elementos esenciales para sectores como la telefonía móvil y la defensa. China controla aproximadamente el 70% de la producción mundial de estos recursos estratégicos.

En este sentido, las noticias acerca del posible levantamiento de restricciones sobre los chips animaron al sector tecnológico, lo que permitió a las Bolsas estadounidenses transitar en positivo las dudas acerca de las negociaciones. No obstante, Kevin Hasset, director del Consejo Económico Nacional de EEUU aclaró que, en caso de producirse una flexibilización, ésta no incluiría los chips de última generación de Nvidia, ni tampoco los modelos H20 si su uso está destinado al entrenamiento de algoritmos de inteligencia artificial.

Tras la escenificación de la semana pasada, con los mensajes acusatorios de Trump hacia China, esta semana parece que hay acercamiento, con ambas potencias jugando sus cartas más evidentes: chips a cambio de tierras raras. "Consideramos que un acuerdo marcaría un paso adelante en el acercamiento entre ambos países, lo que serían buenas noticias para el crecimiento global ante unos aranceles que están frenando el comercio entre las dos naciones, como indican los recientes datos de exportaciones de China", señalan los analistas de Banca March.

Por otra parte, terminó el plazo de alegaciones en el caso de las tarifas, lo que inicia la fase de deliberación del Tribunal de Apelaciones de Washington. El fallo determinará si se suspenden nuevamente los gravámenes impuestos en 2025 bajo la IEEPA, la Ley de Poderes Económicos en Emergencias Internacionales de 1974, que sustenta la mayoría de las tarifas actuales. En caso de suspenderse reduciría el arancel promedio del 15% actual al 3%, y sería un enorme varapalo para Trump.