Miguel Ángel Valero
"Cuando el cisne negro se convierte lo habitual… y los mercados no entran en pánico". Así retrata gráficamente José Manuel Marín, fundador de Fortuna SFP, el impacto en los mercados de los ataques de Israel a Irán: "Los conflictos entre Israel e Irán intensifican el fin de la época dorada para los mercados. Desde 2023, a pesar de las tensiones geopolíticas, de los bancos centrales en modo esfinge, de los conflictos armados de proporciones históricas…los mercados se han mantenido al margen. Ahora, en pleno 2025, con la guerra entre Israel e Irán elevando las tensiones a niveles de petróleo ardiendo, parece que la inflación podría volver a hacer acto de presencia. Y con ello, el final de las bajadas de tipos que muchos inversores venían esperando".
"Cuando los precios de la energía y los costes logísticos entran en el conflicto, no deja margen a los bancos centrales para estrategias acomodaticias. Suben los precios, se alargan los tipos altos… y de repente, las valoraciones de la renta variable, ésas que vivían en una burbuja de euforia y negación, empiezan a tambalearse. En el ámbito de la renta fija, la montaña de deuda pública emitida en tiempos de tipos cero ahora empieza a vencer. Y refinanciarla sale bastante más caro de lo previsto. Los gobiernos, que habían hecho sus cuentas con tipos rebajados, ahora se encuentran pagando intereses mucho más elevados", advierte.
"Y mientras tanto, muchos actores del mercado siguen ignorando el entorno y confiando en que la tormenta pase sola. Pero mirar para otro lado nunca ha sido una estrategia de gestión de riesgos muy eficaz. La realidad, por más que la esquivemos, siempre termina enviando la factura. Y esta vez viene con recargo por ingenuidad acumulada", insiste.
Pese a todo, "los mercados no entran en pánico. El petróleo, que se disparó la semana pasada, ha subido poco a pesar de los enfrentamientos. Y los índices bursátiles se mantienen relativamente estables. La volatilidad y el índice del miedo han repuntado, pero sin dispararse. Los mercados apuestan por un enfrentamiento breve y de impacto limitado. En los próximos días sabremos si tienen razón", apunta el fundador de Fortuna SFP.
Lombard Odier: sin señales de una escalada irreversible
Samy Chaar, Chief Economist y CIO Switzerland, Bank Lombard Odier: "Mantenemos nuestra posición actual en la cartera por el momento. Hasta ahora, esto sigue pareciendo más una confrontación controlada, aunque las turbulencias en el mercado se estén reflejando como era de esperar en los precios de las materias primas, especialmente el petróleo. Pero, al menos por ahora, no hay señales de una escalada irreversible".
"Dicho esto, incluso sin una escalada del conflicto, la incertidumbre persistente y los costes energéticos estructuralmente más altos tienen el potencial de ralentizar el crecimiento económico y elevar la inflación. La Reserva Federal suele ignorarlos shocks de los precios del petróleo, ya que los considera eventos transitorios del lado de la oferta. Creemos que el enfoque de la política monetaria seguirá centrado en la inflación subyacente, que refleja mejor las dinámicas de demanda subyacentes", resalta.
El resurgir de las tensiones en Oriente Medio y el repunte del precio del petróleo alteraron la placida evolución de los mercados. La aversión al riesgo despertó, penalizando los activos de riesgo, con caídas del crédito y de las Bolsas, mientras los activos considerados refugio ganaban atractivo. En EEUU, las caídas se acentuaron con un retroceso del -1,1% del S&P 500, lo que dejó el saldo semanal en el -0,4%. También el Nasdaq se dejó un -0,6%. Por sectores, como era de esperar, energía lideró los avances (+5,7% en la semana), dado que la subida del precio del crudo impulsó las cotizaciones de las principales petroleras. También el sector de salud recuperó posiciones debido a su carácter más defensivo (+1,25% en la semana). Por el lado negativo, retrocesos para sectores cíclicos como el financiero (-2,6%) y también para industriales (-1,6%).
Las Bolsas europeas tuvieron un peor comportamiento relativo y en la semana el Stoxx600 se dejó un -1,6% y el Eurostoxx 50 un -2,6%, con energía liderando las ganancias (+3,4%), mientras que el sector financiero europeo se dejó un -4,3%.
En el mercado de bonos, la aversión al riesgo se impuso a los temores de una mayor inflación ante la escalda de los precios energéticos. Con ello, la semana se saldó con compras de deuda pública de mayor calidad crediticia. En este contexto, la rentabilidad del bono a 10 años de Estados Unidos bajó 11 puntos básicos (pb) volviendo a niveles del 4,4% y con un comportamiento similar para el bund alemán hasta situarse en el 2,51% frente al 2,55% de cierre de la semana previa.
Durante la semana, hubo una elevada oferta de bonos soberanos, en particular en EEUU, con subastas a 3, 10 y 30 años (ésta se saldó con una TIR del 4,84% y una demanda aceptable, 2,43 veces).En el mercado de materias primas, el crudo se se disparó el viernes un 7% y en la semana un 12% para la referencia Brent, acumulando la mayor ganancia semanal desde 2022. La OPEP descartaba intervenir al considerar que de momento el mercado está bien abastecido. El oro continúa brillando con luz propia y con el aumento de la aversión al riesgo el viernes cerró en nuevos máximos: acumuló una ganancia del +3,7% en la semana, cerrando en niveles de 3.432 $/onza. En el mercado de divisas, el dólar no actúa como activo refugio y continúa perdiendo posiciones.
Ebury: El conflicto en Oriente Medio da un respiro al dólar
La decisión de Israel de bombardear Irán para detener su programa nuclear supuso un respiro para el dólar la semana pasada, que se desplomó previamente ante unos datos de inflación que quedaron por debajo de las expectativas y la persistente preocupación por el estado de la economía estadounidense. El dólar registró un comportamiento mixto, con ligeras caídas frente a la mayoría de sus homólogos, lo que se considera un triunfo teniendo en cuenta que cayó en un determinado momento alcanzó nuevos mínimos desde el Día de la Liberación.
La reacción del mercado pone de relieve que el dólar sigue conservando parte de su atractivo como refugio en tiempos de conflicto geopolítico, a pesar de estar perdiendo otros atributos. Los ganadores de la semana fueron el franco suizo, que se apreció considerablemente gracias a los flujos hacia activos refugio, y la corona noruega, que debería beneficiarse del repunte de los precios del petróleo. Los bancos centrales intentarán esta semana desviar la atención de las tensiones en Oriente Medio a sus políticas monetarias. La reunión de la Reserva Federal del miércoles será sin duda el centro de atención. No se espera ningún recorte, pero los mercados están ansiosos por conocer la reacción del FOMC a la desaceleración observada en los datos estadounidenses y, lo que es más importante, al informe muy positivo de la inflación de mayo, que no muestra ningún indicio del impacto de los aranceles. Al día siguiente, conoceremos la decisión del Banco de Inglaterra, cuya reunión de junio se celebrará justo después de la publicación de los datos del IPC de mayo. Todo ello podría verse eclipsado por posibles sorpresas en el frente arancelario y las declaraciones de Trump en sus redes sociales, dando lugar a una semana inusualmente volátil en los mercados de divisas.