Los mercados descartan una escalada del conflicto entre Irán e Israel

Miguel Ángel Valero

El presidente de EEUU, Donald Trump, insiste en dejar abierta la puerta a una intervención directa en Irán, indicando que “nadie sabe lo que voy a hacer”, mientras continúa el desplazamiento de abastecimientos a las bases militares de la región. También se ha reportado movimiento de destructores de guerra en el Mediterráneo y en el mar de Arabia, aunque el Pentágono ha indicado que se trata de maniobras meramente defensivas. 

Continúan las compras en el petróleo frente a los rumores de que EEUU estaría planeando un ataque sobre Irán en los próximos días. A falta de mayores detalles por parte de la Administración estadounidense, la idea de una participación más activa de la principal potencia militar mundial ha ido ganando fuerza en las últimas horas. La principal preocupación sigue siendo la interrupción del tráfico por el estrecho de Ormuz y el respectivo impacto que tendría sobre los fletes y, por tanto, sobre los precios. Con todo esto, la referencia Brent sigue subiendo, situándose en 76,8$/barril. En cambio, el oro continúa bajando, hasta los 3.350$/onza.

Lombard Odier: el petróleo se abaratará si no hay interrupciones de suministro

Samy Chaar, Chief Economist y CIO Switzerland, y Luca Bindelli, Head of Investment Strategy de Lombard Odier, destacan que los mercados han respondido de manera moderada a las hostilidades entre Israel e Irán. El enfoque principal ha sido el precio del crudo, mientras los inversores en renta variable y renta fija asumen un conflicto contenido. "Analizamos las perspectivas para los activos financieros bajo dos escenarios: nuestra expectativa de un conflicto limitado y un segundo escenario menos probable de escalada hacia un conflicto más amplio y prolongado".

Los precios del crudo Brent han alcanzado máximos de tres meses y el oro, tradicional activo refugio, se encuentra cerca de su récord de abril. Sin embargo, los rendimientos de los bonos del Tesoro estadounidense subieron alrededor de 10 puntos básicos (pb) y el VIX, que mide la volatilidad del mercado de renta variable en Estados Unidos, se ha mantenido moderado en comparación con los estándares históricos. Incluso la reacción de los bonos corporativos de alto rendimiento en EEUU, un sector con una significativa participación de empresas energéticas, ha sido limitada.

"Esto se debe a que, en los últimos años, los conflictos en la región han permanecido relativamente contenidos. Aunque existe el riesgo de que la confrontación se prolongue e intensifique, muchas partes tienen interés en reducir las tensiones. Irán, por ejemplo, busca la eliminación de las sanciones impuestas por las naciones occidentales, lo que genera un incentivo para negociar. Europa, EEUU y China no desean precios globales del petróleo persistentemente altos, ya que estos afectarían sus esfuerzos por reducir los costes energéticos en sus economías. Tanto la UE como EEUU están involucrados en esfuerzos diplomáticos, y es posible que estas mediaciones sean respaldadas por China y Rusia", explican.

"Nuestro escenario base: desescalada y una vía diplomática. Prevemos que una confrontación controlada que conduzca a un acuerdo entre EEUU e Irán sea la evolución más probable del conflicto. Esto mantendría abiertas las opciones diplomáticas, aunque dejaría sin resolver cuestiones clave como un acuerdo más amplio sobre el programa nuclear de Irán. En este contexto, las implicaciones macroeconómicas globales serían limitadas, y los bancos centrales probablemente se centrarían en el impacto sobre la inflación general. Los precios del petróleo permanecerían volátiles temporalmente, pero finalmente se estabilizarían hacia nuestro objetivo de 12 meses para el crudo Brent, de 58$ por barril, frente a los actuales 72-73. Un breve repunte de los precios tendría un impacto insignificante en la economía mundial, y esperamos que el cartel OPEP+ aumente la producción para contrarrestar cualquier interrupción en el suministro de crudo iraní", señalan.

Los bancos centrales tienden a no reaccionar de forma exagerada a los picos de precios del petróleo, dada su naturaleza transitoria, y se centran en la inflación subyacente, que refleja las dinámicas de la demanda en lugar de los choques del lado de la oferta. Las reacciones del mercado a confrontaciones recientes en la región han sido breves, con índices bursátiles y precios del petróleo volviendo a sus tendencias predominantes en aproximadamente dos semanas. 

"Mantenemos nuestra posición de cartera sin cambios por ahora. Prevemos que los mercados de renta variable mantendrán su potencial alcista, impulsados por el crecimiento de beneficios. Seguimos con una sobre ponderación en renta variable global y una preferencia por los sectores de servicios de comunicación, materiales y productos básicos, manteniendo una exposición reducida al sector energético. En renta fija, esperamos que los rendimientos de los bonos del Tesoro estadounidense se consoliden antes de reanudar su tendencia a la baja, mientras los diferenciales de bonos corporativos se estrechan. Nuestra sobre ponderación en bonos gubernamentales y de grado de inversión, junto con una posición neutral en bonos corporativos de alto rendimiento, debería ayudar a amortiguar las carteras frente a un posible choque de crecimiento y volatilidad en las acciones", argumentan.

Bajo este escenario, los mercados de materias primas deberían estabilizarse. "Prevemos una caída en los precios del petróleo a medida que se disipen los temores de interrupciones en el suministro. A pesar de la reciente volatilidad en el mercado petrolero, las expectativas de inflación a largo plazo de los inversores no han cambiado significativamente. En un entorno de mayor apetito por el riesgo, esperamos que los precios del oro se consoliden y eventualmente rindan menos que los mercados de renta variable. También anticipamos que el sentimiento en los mercados de divisas respecto al dólar estadounidense se estabilice desde niveles extremadamente negativos", añaden.

¿Qué hacer en caso de una escalada del conflicto?

Pero los experto de Lombard Odier admiten que hay un  escenario de riesgo: escalada y ampliación del conflicto. "No podemos descartar una escalada regional más amplia y una mayor implicación de EEUU. Un ataque a activos estadounidenses, infraestructuras petroleras en el Golfo o intentos de Irán de obstaculizar el tráfico marítimo por el estrecho de Ormuz en una espiral de escalada adicional podría desencadenar una respuesta internacional liderada por EEUU, aumentando la presión sobre el liderazgo político iraní", razonan.

Por ahora, esta escalada parece de baja probabilidad, ya que varios factores desincentivan interrumpir rutas y suministros energéticos. Un bloqueo del estrecho de Ormuz aumentaría la probabilidad de intervención directa de EEUU, al tiempo que cortaría las exportaciones de petróleo de Irán, su principal fuente de ingresos. Esto perjudicaría también la economía china, uno de los principales destinos del crudo iraní que atraviesa el estrecho. Además, una medida así dañaría los ya frágiles lazos regionales de Irán, que podría buscar aprovechar diplomáticamente los ataques de Israel. Estos riesgos convierten un bloqueo en una opción de alto coste y elevado riesgo para el régimen iraní.

En este escenario de riesgo, los precios del petróleo podrían subir a 80-90$, antes de descender progresivamente en un periodo de 12 meses. Un bloqueo del estrecho podría provocar un repunte temporal del crudo por encima de 100$.Un escenario de este tipo impactaría inevitablemente en la inflación general de EEUU, "que ya prevemos reflejará mayores aranceles medios a las importaciones este año. Un aumento sostenido del 20%-30% en los precios del petróleo suele reducir el crecimiento global en un 0,5%-1%, y elevar la inflación general de los consumidores globales en una magnitud similar", resaltan.

Hasta ahora, el conflicto sigue contenido, con los nervios del mercado reflejados, como era de esperar, en los precios de las materias primas, especialmente el crudo. "Por el momento, no observamos signos de una escalada irreversible. Sin embargo, si la incertidumbre y los mayores costes energéticos persisten, podría ralentizarse el crecimiento económico y aumentar la inflación. La Fed suele considerar los picos de precios del petróleo como eventos del lado de la oferta. Creemos que la política monetaria seguirá enfocada en la inflación subyacente, que refleja mejor las dinámicas de demanda, y seguimos atentos a cualquier necesidad de ajustar nuestra posición de cartera", concluyen los analistas de Lombard Odier.