Miguel Ángel Valero
Con motivo del 4 de Julio, Día de la Independencia de Estados Unidos (EEUU), Juan José del Valle, analista de Activotrade SV, hace un interesante análisis sobre Las 5 acciones que encarnan el alma de América. Comienza con una cita del presidente Harry S. Truman, "América no fue construida sobre la burocracia, fue construida sobre el coraje, la imaginación y una inigualable determinación para hacer el trabajo", para asegurar que muchas de las compañías que hoy cotizan en Wall Street son herederas directas de ese espíritu.
El Día de la Independencia es la excusa perfecta para que las marcas recuerden su pasado y los inversores midan la fuerza del “Made in USA”. El patriotismo corporativo se apoya en valores simples —trabajo, comunidad y resiliencia— que generan lealtad y ventas estables. El análisis parte de las empresas que el estudio BrandKeys 2025 sitúa entre las más patrióticas para centrarse, sobre todo, en cómo quienes invierten desde Europa pueden acceder a ellas fácilmente.
En este contexto, invertir en empresas que simbolizan “lo americano” es más que una decisión emocional: puede ser una estrategia inteligente de diversificación y estabilidad.
Cada una de estas cinco acciones representa no solo un momento patriótico, sino también oportunidades claras de inversión para el 4 de julio y para las carteras a largo plazo:
¿Cómo invertir en este tipo de empresas?
Para muchos inversores, la elección de acciones determinadas es la mejor opción, sobre todo porque el binomio rentabilidad-riesgo supera a cualquier otro producto. Para aquellos inversores indecisos o que no tienen demasiado tiempo, los ETF UCITS y los Fondos de Inversión resultan una alternativa eficiente, fiscalmente ventajosa y operable desde cualquier cuenta de inversión.
"El patriotismo no solo está en el sentimiento de los estadounidenses: cotiza en Bolsa. Empresas como Apple, Coca-Cola, WallMart, Ford o Disney son más que marcas; son parte del imaginario nacional y también de las carteras más sólidas del mercado".
Trump ya tiene su "Gran y Hermosa" reforma fiscal
Precisamente un 4 de julio, tal y como Trump ansiaba, se firma la “Gran y Hermosa” reforma fiscal, al haber conseguido la aprobación definitiva. Esta legislación extiende las disposiciones de la reforma fiscal del anterior mandato de Trump (TCJA 2017) que iban a expirar este año, e incluye aumentos en el gasto destinado a defensa y control de la inmigración ilegal. No obstante, la ley no incorpora una de las principales promesas de campaña de Trump: la reducción del tipo impositivo máximo para sociedades del 21% al 15%.
El aumento del déficit primario acumulado en la próxima década es de 3,4 billones$ (11,6% del PIB), más otros 700.000 millones (2,4% del PIB) en intereses. Irónicamente, el texto final es aún más deficitario que el borrador anterior, elevando la deuda en manos del público para 2034 en más de 10 puntos, hasta un 127%, frente a los +7 puntos anteriores.
Aunque se incluyen medidas de alivio para empresas –como la depreciación acelerada de activos–, su efecto es limitado en comparación con una reducción directa del tipo. En cambio, las ventajas fiscales se orientan en mayor medida hacia los ciudadanos –especialmente aquellos con mayores ingresos–, con exenciones al impuesto sobre rentas altas o la reducción permanente de los tipos impositivos a las personas físicas. Entre las nuevas medidas también se contempla la exclusión impositiva por horas extra y propinas.
Por otro lado, el límite del techo de deuda se eleva en 5 billones$, lo que garantiza la capacidad de pago del Gobierno federal, que se preveía agotada tan pronto como a mediados de agosto.
En definitiva, se trata de una ley que Trump celebrará con entusiasmo bajo los fuegos artificiales de los actos de celebración del Día de la Independencia, convencido de que impulsará la economía. Sin embargo, lo hace a costa de un considerable aumento del déficit y de la deuda pública.
Notificación por carta de los nuevos aranceles
Además, a partir de hoy, Trump notificará a una docena de países los nuevos aranceles que se aplicarán a sus exportaciones hacia EEUU, con tasas que oscilarán entre el 10% y el 70%. El presidente de EEUU espera tener todas las notificaciones enviadas antes del 9 de julio, fecha límite autoimpuesta que marca el fin de la tregua tarifaria con todos los países a excepción de China.
Teniendo en cuenta que los gravámenes entrarían en vigor a partir del 1 de agosto, aún existe margen de negociación, ya que EEUU no puede permitirse unos aranceles del calibre de los establecidos en el Liberation Day.
Por otra parte, la creación de empleo sorprendía al alza en junio, aunque con una fuerte contribución del sector público. El pasado mes se agregaron a la economía 147.000 puestos de trabajo, por encima de los 144.000 previos (dato revisado al alza) y de los 106.000 previstos. Por sectores, la principal sorpresa vino de la mano del empleo público, y más específicamente del relacionado con los Estados, donde se crearon 47.000 nuevos puestos (vs. 6.000 de promedio en los últimos 3 meses). Por el lado más negativo, la educación y servicios de la salud aportaron 51.000 nuevos puestos, muy por debajo de los 83.000 anteriores.
La tasa de paro cayó una décima hasta el 4,1%, por debajo del 4,3% estimado y del 4,2% correspondiente a mayo. El mercado laboral se mantiene saludable, aunque hay que seguir con atención el impacto que tendrán los aranceles y la menor participación de los trabajadores extranjeros en caso de que las deportaciones tomen impulso.
La confianza empresarial (ISM) de los servicios dejaba sensaciones positivas. En junio, el índice de confianza de los servicios escalaba hasta el 50,8, abandonando el terreno de contracción de mayo (49,9) y superando las proyecciones del consenso de analistas (50,5). Sobresale el buen comportamiento de los nuevos pedidos (51,3 vs. 46,4 anterior), en contraposición al peor pasar del empleo (47,2 vs. 50,7).