Miguel Ángel Valero
Como Dinero Seguro adelantaba ayer, EEUU y China han llegado a un principio de acuerdo sobre cómo aplicar el pacto sellado en Ginebra (Suiza) el mes pasado, tras dos días de maratonianas negociaciones en Lancaster House (Londres) y una conversación telefónica de 90 minutos entre el presidente norteamericano, Donald Trump, y el chino, Xi Jinping, el pasado jueves 5 de junio, en la que ambos coincidieron en calmar las crecientes tensiones en la relación bilateral causadas por sus disputas comerciales. Básicamente, China entrega tierras raras a EEUU, a cambio de chips.
Tras las conversaciones de Ginebra, Washington se comprometió a reducir las tarifas comerciales sobre los productos chinos del 145% al 30%, mientras que Pekín lo hizo del 125% al 10%.
En comparecencias por separado ante los medios de comunicación, el secretario de Comercio de EEUU, Howard Lutnick, afirma que se ha "alcanzado un marco para aplicar el consenso de Ginebra”, y el viceministro chino de Comercio, Li Chenggang, que "las dos partes hemos acordado, en principio, un marco para poner en marcha el consenso pactado entre los líderes”.
Lutnik añade: “esperamos sin lugar a dudas que el tema de los minerales de tierras raras y los imanes en relación con EEUU se resuelva en el marco de la aplicación de este acuerdo”. Antes de la conversación con Xi Jinping, Trump acusó a China de estar incumpliendo el acuerdo sobre el flujo de imanes de tierras raras y otros minerales, esenciales en la fabricación de numerosos productos, incluidos los automóviles. El secretario de Comercio anunció que retirará las medidas de represalia por los retrasos chinos.
En la declaración de Ginebra no se hablaba de minerales críticos en particular, pero China se comprometía a tomar todas las medidas para suspender o eliminar las no arancelarias adoptadas contra EEUU desde el 2 de abril, cuando Trump proclamó el Día de la Liberación Arancelaria. Entre ellas había restricciones a la exportación de minerales críticos y tierras raras, que según EEUU no se han retirado íntegramente.
Desde que se firmó la declaración conjunta en Ginebra, EEUU impuso a China nuevas restricciones a las exportaciones de microprocesadores y otros productos tecnológicos, además de amenazar con retiradas masivas de visados a estudiantes chinos.
Ahora las delegaciones de EEUU y China llevarán la propuesta de acuerdo a sus respectivos líderes, y una vez éstos la aprueben, se comenzará a aplicar.
A Trump le ha faltado tiempo para enredar a través de su red social Truth: “Nuestro acuerdo con China está cerrado, sujeto a la aprobación final del presidente Xi y mía. China suministrará por adelantado todos los imanes y las tierras raras necesarias. Del mismo modo, nosotros les proporcionaremos lo acordado, incluyendo la admisión de estudiantes chinos en nuestras universidades (¡lo cual siempre me ha parecido bien!). Obtendremos un total del 55% de los aranceles, mientras que China obtendrá el 10%. ¡La relación es excelente!“.
Pero los porcentajes citados por Trump no cuadran. Tras las conversaciones de Ginebra, EEUU se comprometió a reducir los aranceles sobre los productos chinos del 145% al 30%, y China lo hizo del 125% al 10%. Trump suma un 10% por los aranceles 'recíprocos', un 20% por el tráfico de fentanilo, y el 25% aparentemente se refiere a tasas preexistentes, que no eran generalizadas y además tampoco suponen ese porcentaje de media, por lo que el cálculo del 55% es engañoso.
En cualquier caso, la guerra comercial pasa factura. El déficit estadounidense en el intercambio de bienes con China lleva tres meses de reducción. Los envíos de productos chinos a EEUU se desplomaron un 31,5% interanual en mayo, después de caer el 21% en abril. Las importaciones desde el país norteamericano cayeron en China un 13,8% en abril y el 18,1% en mayo.
Prorrogada la suspensión de la sentencia que anula los aranceles
Además del acuerdo con China, Trump se anota otro tanto en el frente judicial: el Tribunal de Apelación de Washington ha prorrogado la suspensión de la sentencia que declaraba ilegales los aranceles impuestos por Trump mediante la Ley de Emergencias Económicas Internacionales de 1977 (IEEPA). Esto implica que las seguirán vigentes mientras se resuelve el proceso de apelación.
No obstante, el Tribunal aún no se ha pronunciado sobre el fondo del asunto. En este sentido, se ha citado a la parte demandada para presentar sus alegaciones de forma oral el próximo 31 de julio, y el caso ha sido incluido en un procedimiento acelerado con el objetivo de resolverse antes de que finalice el verano. Una vez se emita el fallo, la siguiente y última instancia es el Tribunal Supremo.
Las negociaciones con la UE pueden prolongarse más allá del 9 de julio
La Unión Europea considera que las negociaciones comerciales con EEUU pueden prolongarse más allá del 9 de julio (fecha en la que está previsto que se reactiven los aranceles 'recíprocos'). En el escenario más favorable, espera alcanzar para entonces un acuerdo sobre los principios generales, aunque reconoce que serían necesarias más rondas de diálogo para cerrar los detalles.
Las conversaciones se desarrollan en un clima constructivo, pero siguen siendo complejas. La UE teme que EEUU reclame concesiones unilaterales, lo que derivaría en un acuerdo desequilibrado a favor de éste. Ante este riesgo, continúa trabajando en posibles represalias.
Mientras, la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, ha hecho un llamamiento a la cooperación global en un discurso en Pekín, en el que reclama concesiones a todas las partes para rebajar la tensión: “Todos los países deberían examinar cómo pueden ajustar sus políticas estructurales y fiscales para reducir su propio papel en el agravamiento de las tensiones comerciales”.
Otra preocupación es el plan de Trump para revertir las restricciones ambientales impuestas durante el mandato de Biden, que limitaban las emisiones de gases de efecto invernadero y mercurio procedentes de las plantas de carbón. Bajo la normativa anterior, las centrales existentes estaban obligadas a capturar casi la totalidad de sus emisiones de dióxido de carbono o cesar sus operaciones antes de 2039. En cuanto al mercurio, los límites establecidos por la Agencia de Protección Ambiental (EPA) datan de 2011, pero fueron reforzados por Biden el año pasado.
El enfriamiento de la guerra comercial hace que en EEUU, por vez primera en este año, se registre una mejora de la confianza de las pymes. El indicador realizado por el NFIB superó las expectativas al elevarse en tres puntos en mayo hasta 98,8. Siete de los diez componentes del indicador mejoraron, liderados por mejoras de las condiciones de negocio y en las perspectivas de ventas. Pero sigue mostrando que los empresarios de las pymes advierten de la elevada incertidumbre comercial como un freno a su actividad.