Los inversores deberán prepararse para tiempos turbulentos, con una mayor volatilidad en los mercados, mientras éstos intentan descifrar las implicaciones de las primeras medidas de la era Trump 2.0.
Trump beneficia a las empresas, especialmente a las norteamericanas de IA y de mediana capitalización, pero su imprevisibilidad puede aumentar la volatilidad en todas las clases de activos.
Una recesión, la inflación y la escasez de mano de obra y/o de talento, la pobreza y la desigualdad, principales preocupaciones de los empresarios del G20.
Los valores de pequeña capitalización, los sectores cíclicos y otras estrategias más arriesgadas pueden arrojar rentabilidades positivas en el horizonte de inversión a corto plazo.
"Los inversores mundiales tendrán que desplegar capital siendo selectivos y gestionando activamente las carteras", subraya su informe de perspectivas para 2025.
"Los inversores enfrentan una elección entre riesgo y oportunidad en Asia versus EE.UU., y, históricamente, han favorecido lo último", explica John Woods, CIO Asia de Lombard Odier.
Al iniciarse el ciclo de relajación de la política monetaria de la Fed, los mercados de renta fija pueden ofrecer oportunidades atractivas de inversión, según Capital Group.
La capacidad para hacer realidad el programa que ha llevado a Trump de nuevo a la Casa Blanca está limitada por la debilidad de las cuentas públicas y la madurez del ciclo económico en EEUU.
En la Reserva Federal temen que las políticas que aplique al volver a la Casa Blanca generen un nivel preocupante de inflación.
A medida que se acerca noviembre, los riesgos políticos deberían pasar cada vez más a primer plano. No sólo por las elecciones estadounidenses, sino también por las preocupaciones sobre la deuda francesa y el próximo presupuesto del Reino Unido.
El crecimiento de los préstamos puede compensar algunas presiones sobre el margen de interés neto de los bancos en economías especialmente sensibles a los tipos, como España.