Un retraso en la transición ambiental reducirá 1,3 puntos el PIB global

Miguel Ángel Valero

Luisa Florez, Head of Responsible Finance Research en OFI Invest Asset Management, subraya que, mientras EEUU se ha retirado del Acuerdo de París, han bajado las resoluciones 'say-on-climate' por parte de las compañías, y ha crecido la presión regulatoria: en 2024, los eventos climáticos extremos generaron reclamaciones por valor de 310.000 millones$ y un coste en seguros de 135.000 millones$.

En este entorno, se pone a prueba el compromiso de las empresas en asumir los objetivos de lucha contra el cambio climático como parte de su gobernanza eficiente. 

"Estamos viendo un retroceso en las ambiciones climáticas, particularmente en los EEUU, donde la administración Trump se ha retirado del Acuerdo de París, ha pedido el fin de las exenciones fiscales para las tecnologías verdes, y ha atacado a los científicos y expertos en clima. Algunos bancos y empresas estadounidenses están siguiendo su ejemplo al reducir sus compromisos climáticos o retirarse de algunas coaliciones pro-clima y pro cero emisiones netas para 2050", advierte estas experta. 

En Europa, los problemas de competitividad y seguridad han eclipsado la trayectoria de baja emisión de carbono trazada hace una década. Esto ha tenido como consecuencia la simplificación, o incluso el desmantelamiento, del Pacto Verde Europeo, así como el deseo de aligerar lo que las empresas ven como una carga regulatoria, comenzando con la Corporate Sustainability Reporting Directive (CSRD) y la Corporate Sustainability Due Dilligence Directive (CSDDD). 

Junto a estos anuncios, los eventos climáticos extremos son evidentes y cada vez más costosos: las reclamaciones en 2024 ascendieron a un costo económico de 310.000 millones$, y los costes de los seguros a 135.000 millones, o un 38% más que el promedio de la última década, según las cifras de Swiss Re

Estos desastres también tienen serias consecuencias humanas, incluyendo desplazamientos de población, pérdida de riqueza cultural, y la interrupción de los medios de subsistencia. 

La NGFS (Network for Greening the Financial System) ha demostrado que un retraso de tres años en la transición ambiental podría reducir el 1,3% del PIB global para 2030. La inacción climática inevitablemente afectará la competitividad y el crecimiento. Amenazará directamente el modelo de negocio de algunos sectores, que siempre se ha basado en el petróleo barato y abundante y en la disponibilidad gratuita de recursos naturales. Y, por último, expondrá a las empresas a riesgos legales.

Las empresas que no hayan asumido compromisos ambientales estarán abiertas a procedimientos legales, como la movilización que se está llevando a cabo bajo el nombre de Affaire du siècle (iniciativa de varios organismos que asumen costes legales y financieros en nombre del interés público).

Un descenso engañoso en las resoluciones de Say-On-Climate

El retroceso de ciertos actores económicos en sus compromisos con los asuntos climáticos y de biodiversidad puede medirse por la disminución de las resoluciones de say-on-climate presentadas en las juntas generales de accionistas en 2025. La temporada de juntas generales aún está en curso. Por lo tanto, sería prematuro decir que las resoluciones de say-on-climate han disminuido en número, aunque sí que parece ser el caso.

Varios fenómenos observados a principios de 2025 muestran que la sostenibilidad es una tendencia a largo plazo adoptada en los compromisos y ambiciones de las empresas. Las empresas se han unido en torno a la CSRD en los últimos meses. Las empresas francesas se dieron cuenta de la necesidad, antes que sus pares extranjeros, de involucrar a sus accionistas en temas climáticos.

Además, la inclusión de aspectos climáticos en las agendas de muchas empresas muestra que no los están ignorando. Más aún, tras un período 2020-2024 marcado por el anuncio de ambiciones y estrategias climáticas, ahora estamos entrando en una fase de diálogo sobre la credibilidad de los planes de transición.

Con esto en mente, Ofi Invest AM ha decidido ahora incluir los aspectos ambientales en el esquema normal de gobernanza eficiente. "En lugar de utilizar resoluciones climáticas para abordar estos temas, ahora preferimos resoluciones rutinarias, particularmente sobre la remuneración ejecutiva o la elección de directores. En caso de desacuerdo sobre un aspecto extra-financiero, ahora seremos más proclives a oponernos a la elección de los directores responsables de dichas políticas, que a presentar una resolución de say-on-climate", explica Luisa Florez, Head of Responsible Finance Research en la gestora francesa.