China planta cara en biotecnología pero pierde peso en textil

Miguel Ángel Valero

La batalla por la hegemonía global entre China y EEUU ya no se libra solo en los campos de la inteligencia artificial, la robótica, los coches eléctricos, la industria militar o los semiconductores. En silencio, pero con firmeza, un nuevo frente ha emergido: el de la biotecnología. El auge del sector farmacéutico chino, hasta hace poco considerado un actor secundario, demuestra que la competencia por el liderazgo mundial también pasa por dominar la innovación médica. Y en este terreno, China está avanzando a pasos de gigante.

Durante años, la industria farmacéutica china fue sinónimo de imitaciones baratas, problemas de calidad y escasa innovación. Hoy, esa imagen ha quedado obsoleta. China está transformando a una velocidad vertiginosa el mapa global de la biotecnología, desafiando la hegemonía estadounidense y dejando atrás a Europa. 

En 2024, más de 1.250 fármacos innovadores surgieron de laboratorios chinos, frente a los 1.440 de EEUU, y muy por encima de los desarrollados en la Unión Europea. Más aún: cada vez más medicamentos de origen chino obtienen designaciones aceleradas de agencias regulatorias como la FDA o la EMA, lo que confirma su potencial terapéutico y calidad.

Este cambio de paradigma no es casual. Desde la reforma regulatoria de 2015, China ha creado un entorno favorable para la investigación biomédica, promovido por políticas como el plan “Made in China 2025” y el regreso de científicos formados en el extranjero. El resultado es una avalancha de proyectos punteros en oncología, obesidad y terapias celulares. 

Algunas terapias desarrolladas en China han logrado ser comercializadas por gigantes internacionales y, en ciertos casos, han demostrado incluso mayor eficacia que los tratamientos occidentales más vendidos, y es que desde 2021, China lidera el mundo en número de ensayos clínicos iniciados. De los 50 laboratorios que más fármacos innovadores incorporaron a su pipeline entre 2020 y 2024, 20 son chinos. Hace apenas un lustro, solo una quinta parte eran chinas. 

Este interés creciente ha impulsado una oleada de adquisiciones, alianzas estratégicas y contratos millonarios. Grandes farmacéuticas europeas y estadounidenses han desembolsado cifras récord para asegurarse el acceso a moléculas chinas prometedoras, firmando acuerdos que superan los mil millones de dólares. Estas operaciones no solo revelan una apuesta por el potencial terapéutico de los fármacos chinos, sino también el reconocimiento de que, para seguir compitiendo, Occidente necesita incorporar innovación proveniente del gigante asiático.

Este auge ha despertado inquietud en el gobierno estadounidense, donde algunos legisladores ven la biotecnología como un nuevo frente de rivalidad estratégica, al nivel de la inteligencia artificial o los vehículos eléctricos. Temen una dependencia futura de medicamentos chinos en sectores sensibles como oncología o terapias génicas. En respuesta, se barajan medidas como el endurecimiento de los controles a la inversión o cambios regulatorios para agilizar la innovación local.

La biotecnología china ya no es una promesa lejana. Es una realidad que redefine el futuro de la medicina global. Y si algo nos enseña esta transformación es que subestimar a China ya no es una opción. Porque donde pone el foco, el cambio es inevitable. Porque si algo tienen claro en el gobierno chino, es que a medida que se agudiza la competencia geopolítica, las empresas chinas tienen que seguir avanzando, porque la única forma de conquistar el mercado global es desde la ciencia y el conocimiento.

"Estamos ante un punto de inflexión histórico. El dominio de la innovación ya no es exclusivo de Occidente, y eso obliga a repensar cómo valoramos el riesgo, la competitividad y la colaboración internacional en sectores clave como la salud. Ignorar este cambio es cerrar los ojos a una nueva realidad que se impone con fuerza", advierte el analista Pablo Gil en The Trader.

Coface: la hegemonía en confección se desmorona

En cambio, la hegemonía de China en la industria mundial de la confección se está desmoronando, debilitada por el aumento de los costes, las restricciones regulatorias y una especialización poco rentable. El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca y su política comercial agresiva pueden acelerar la diversificación de las cadenas de suministro. 

La aseguradora de Crédito y firma especializada en riesgo comercial Coface identifica a los países que están llamados a desempeñar un papel creciente en la producción mundial de ropa. Aunque China sigue siendo el principal exportador mundial de ropa, su dominio se está debilitando. Su cuota de las exportaciones mundiales ha caído del 54% en 2010 al 41% en 2023. 

Este descenso se explica por un modelo económico centrado en la subcontratación para marcas occidentales. Sin embargo, estas actividades manufactureras están mal remuneradas en la cadena de valor. Así, a pesar de su peso significativo en términos de número de empresas (19% del total mundial), los actores chinos solo generaron el 10% de los beneficios del sector entre 2020 y 2024.

Esta pérdida de competitividad se ve acentuada por el continuo aumento de los salarios (+6 % anual de media desde 2010). En 2000, un empleado estadounidense ganaba 18 veces más que un trabajador chino, frente a solo 4,6 veces más en 2023. A esto se suman las nuevas restricciones normativas, en particular las medioambientales, que aumentan los costes de producción. 

Todos estos son indicios de que el modelo chino está perdiendo fuelle en un contexto de mayor competencia mundial.

Bangladesh, Camboya, Pakistán, Vietnam, mejor situados

El regreso de Donald Trump puede acelerar la diversificación de las cadenas de suministro textil fuera de China. Coface ha desarrollado un índice de atractivo de los países basado en la disponibilidad de mano de obra barata, la existencia de una industria textil consolidada y la facilidad para hacer negocios. En un escenario inicial en el que todos los socios comerciales de EEUU están sujetos a aranceles aduaneros uniformes del 10%, excepto China, que se ve más penalizada, los países mejor situados para captar cuota de mercado son Bangladesh, Camboya, Pakistán y Vietnam. India, que ocupa el sexto lugar, también podría beneficiarse del desarrollo de su vasto mercado interno. 

La deslocalización tras la COVID-19 puede beneficiar a países como Albania y Georgia en Europa, y a El Salvador para el mercadoestadounidense.

En un escenario de aranceles 'recíprocos', en el que la Administración estadounidense introduce tasas aduaneras diferenciados, en línea con las medidas anunciadas en abril y posteriormente suspendidas, el índice sugiere que éstos no serían suficientes para eliminarla ventaja competitiva de Bangladesh.

A pesar de su elevado tipo (del 37% actualmente, pero podría elevarse próximamente), el impacto sigue siendo limitado gracias a su escasa dependencia del mercado estadounidense y a sus fuertes vínculos con la Unión Europea.

Por el contrario, países como Vietnam, Lesoto y Jordania perderían más competitividad. Los países europeos, en cambio, se beneficiarían de una ventaja relativa, con aranceles más bajos y una menor exposición a EEUU.

Los ciberataques desde China se disparan un 150%

Una mirada diferente a China es la del mundo de la ciberseguridad. China gana peso en biotecnología, lo pierde en confección textil, y en ciberataques está claramente en augue. Los ciberataques procedentes de China han aumentado un 150% en el último año, superando en sectores clave a los rusos. La firma española Pandora FMS, con base en datos de CrowdStrike e INCIBE, alerta sobre el auge del ciberespionaje chino en un contexto geopolítico cada vez más inestable.

España, de hecho, ha visto cómo los ataques a sus servicios esenciales han aumentado un 43% en el último año. Sin embargo, cuando todos los ojos miran a Rusia, las cifras reflejan a otro gran peligro: el ciberespionaje de China. Un panorama que pone en duda la fiabilidad de los sistemas IT y de vigilancia que se contratan a China.

Además del aumento del 150%, en sectores trascendentales como finanzas, medios de comunicación o industria, se han alcanzado repuntes del 200% o 300%.  Según los datos de Pandora FMS y CrowdStrike, cuyo sistema utilizan las principales compañías y administraciones de todo el mundo (como se pudo comprobar durante la caída de los aeropuertos y estaciones del verano de 2024), los objetivos del ciberespionaje de China son más audaces, más sigilosos y, por lo tanto, más peligrosos.  

“Los análisis confirman el peligro que hay, porque siguen operando en diferentes sectores y países”, detalla Sancho Lerena, CEO de la tecnológica española Pandora FMS. “La nube es uno de los principales objetivos. La cantidad de datos que se almacenan en el cloud es infinita y la mayoría de entidades, sobre todo en España, no cuentan con los sistemas adecuados”, alerta el profesional en gestión IT y seguridad.

"Estamos viendo un patrón claro de infiltración prolongada en entornos cloud mal configurados, sobre todo en pymes y administración pública”, apunta Sancho Lerena. “El error no está solo en la falta de inversión, sino en delegar sin control en proveedores externos".  

El informe de CrowdStrike concluye que los aliados de China se beneficiarán próximamente de las inversiones que se producirán en programas cibernéticos.   

El escenario geopolítico ha disparado los ciberataques a los conocidos como operadores esenciales en España en un 43%, según un análisis de la tecnológica española Pandora FMS en base al historial de informes de INCIBE (Instituto Nacional de Ciberseguridad).  El sector financiero y tributario era el que mayor porcentaje de incidentes protagonizaba con casi un 25,5% de ellos, pero en el último año ha reducido ese protagonismo hasta el 23,8% siendo el segundo sector en 2024. El sector transportes, que el año pasado era el segundo sector esencial más perjudicado, pasa a ser el primero al acumular el 24,6% de las incidencias.  Los ataques al sector TIC también disminuyen pasando del 18,3% a poco más del 14%. Al igual que el sector energía, que en esta ocasión solo representa el 8,8% frente al más del 22% de incidentes que tuvo en 2023. El sector del agua es el único que crece ligeramente, pasando del 4,5% al 5% de las cifras analizadas de INCIBE en 2024.  Según destacan los expertos, estas cifras ayudan a comprobar la relevancia que tiene la ciberseguridad y la implantación de sistemas férreos y actualizados hoy en día. 

Sin embargo, destacan que más allá de la evolución de las cifras, se está comprobando que estos ciberataques cada vez tienen mayor impacto. “Más allá de que aumenten o decrezcan, es evidente que están cobrando mucha más importancia y están siendo bastante graves”, destaca Lerena.

Además, el responsable de Pandora FMS pone de relieve la necesidad de la independencia IT de toda Europa respecto de las empresas de Estados Unidos. “Los sistemas de Cloud, Big Data e IA nos los suministran compañías norteamericanas. Y en este escenario geopolítico es necesario tener independencia porque los intereses pueden cambiar en cualquier momento”, subraya Lerena. 

Para el experto, además de la ciberseguridad, es “necesario monitorizar proactivamente infraestructuras críticas para detectar y mitigar ataques en tiempo real, manteniendo la continuidad del servicio y reduciendo el impacto en usuarios y clientes”.