04 Sep
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La Unión de Empresas Siderúrgicas (Unesid), ha trasladado al Ministerio de Economía, Comercio y Empresa su profunda preocupación por la situación actual del comercio internacional del acero y por el impacto que las medidas comerciales en curso entre la Unión Europea (UE) y EEUU están teniendo en el sector.

En una carta enviada a Carlos Cuerpo, ministro de Economía, Comercio y Empresa, la asociación del acero recuerda que la imposición de un arancel del 50% en el mercado estadounidense supone, en la práctica, el cierre de ese mercado para el acero europeo y provoca el desvío de flujos comerciales hacia Europa desde terceros países. 

Esta presión adicional, que establece un escenario de alto riesgo para la viabilidad del sector, se extiende también a los clientes y al consumo de acero en España y en la Unión Europea, con un efecto negativo directo en la competitividad y la viabilidad de la industria.

Unesid, destaca que el actual sistema de salvaguardia europeo no ha sido eficaz, ya que, pese a sus sucesivas revisiones, no ha conseguido evitar el incremento de las importaciones y la pérdida de clientes. Desde 2018, y mientras el consumo de acero en la UE ha caído un 16%, los contingentes de importación han aumentado un 23%, agotándose en muchos casos de forma inmediata y sin lograr un efecto disuasorio real. Además, se ha producido un aumento significativo de las importaciones de productos transformados con alto contenido en acero, como estructuras metálicas, componentes eléctricos o mobiliario metálico.

“Europa no puede permitirse un instrumento de defensa comercial débil. Si no actuamos ahora, el mercado europeo se verá inundado de importaciones desleales que ponen en riesgo a toda la cadena de valor del acero. Necesitamos un mecanismo eficaz que proteja a nuestras empresas y a nuestros clientes, y que garantice un marco de competencia justa en línea con los compromisos medioambientales y sociales de la Unión Europea”, ha señalado al respecto Carola Hermoso, directora general de UNESID.

Mecanismo que corrija los fallos actuales

Ante esta situación, Unesid considera imprescindible que el nuevo Instrumento de Defensa Comercial de la Comisión Europea corrija los fallos actuales y sea altamente efectivo. Así, la asociación solicita que el Gobierno de España defienda en Bruselas un mecanismo que reduzca sustancialmente las importaciones hasta niveles de 2012/2013, que aplique un arancel fuera de cuota del 50% en línea con EEUU y sin exenciones por país, que exija el criterio 'melted & poured' para garantizar la trazabilidad del acero y que extienda la protección a los códigos arancelarios de productos transformados en riesgo, con un arancel sin contingentes.

Estas condiciones son necesarias para salvaguardar una industria estratégica para España y para Europa, que está inmersa en un proceso de descarbonización y aporta empleo de calidad, innovación y liderazgo en economía circular.

Unesid confía en que el Gobierno de España impulse de manera decidida esta posición ante la Comisión Europea, con el fin de asegurar un marco equilibrado y justo que refuerce la autonomía industrial europea y proteja a los usuarios de acero frente a prácticas comerciales desleales.

La UE avanza en el acuerdo con Mercosur

Por otra parte, el acuerdo interminable entre la UE y Mercosur fue ratificado por la Comisión Europea, pero aún requiere de la aprobación del Parlamento y de los 27 Estados miembros. En diciembre de 2024 los dos bloques comerciales concluyeron las negociaciones de un acuerdo que podría incrementar las exportaciones europeas hacia Mercosur en un 39% anual, unos 49.000 millones de€ adicionales. 

El texto contempla la eliminación gradual durante 10 años de los aranceles a los bienes industriales, lo que beneficiará principalmente a los exportadores de automóviles europeos, actualmente gravados con un 35%. En cuanto a los productos agrícolas, se eliminarán los tributos al 93% de este tipo de exportaciones europeas y se liberalizará el 82% de estas importaciones procedentes de Mercosur. 

El acuerdo también establece cuotas para productos sensibles como la carne vacuna, el pollo o el azúcar, además de una cláusula de salvaguardia. La Comisión monitorizará estos productos y, en caso de alterar sus precios en un 10%, lanzará una investigación. Si determina que hay perjuicio a los ganaderos europeos, podría revertir la eliminación de los aranceles. 

Países como Francia y Polonia se sitúan como los principales opositores al acuerdo, mientras que Italia había mostrado dudas. No obstante, el ministro de Comercio francés ha valorado positivamente la cláusula de protección incluida en el texto, pendiente de ser examinada en detalle. Para bloquear el acuerdo, se requiere la oposición de al menos cuatro Estados miembros de la UE, que aglutinen el 35% de la población del bloque comunitario. 

The Trader: Europa sigue perdiendo el pulso

Por su parte, el analista Pablo Gil señala en The Trader que la Comisión Europea acaba de mover ficha en la guerra comercial con Washington. Bruselas ha propuesto eliminar todos los aranceles sobre bienes industriales estadounidenses y otorgar un trato preferente a productos agrícolas y pesqueros, como el caso simbólico de la langosta de Maine. A cambio, espera que EEUU reduzca sus tarifas sobre los automóviles europeos del 27,5% actual al 15%, con aplicación retroactiva desde el 1 de agosto.

El acuerdo responde directamente a una exigencia de Donald Trump, que ha convertido la política arancelaria en el eje central de su estrategia internacional. Para Europa, supone un gesto pragmático: proteger a su industria automotriz, uno de sus sectores más sensibles y vitales para países como Alemania, que exportó casi 35.000 millones$ en coches y piezas al mercado estadounidense en 2024.

Sin embargo, el pacto es todo menos perfecto. Ursula von der Leyen lo ha presentado como una vía para aportar estabilidad y certidumbre a las empresas, pero al mismo tiempo la UE ha renunciado a realizar la evaluación de impacto que normalmente acompaña este tipo de decisiones. Es una señal de urgencia, que revela el temor a que un endurecimiento de los aranceles de Trump afecte de forma inmediata al corazón exportador europeo.

La mayor incógnita es qué ocurrirá si la Casa Blanca cumple con otra de sus amenazas: imponer sanciones a los países que graven a las grandes tecnológicas estadounidenses. Europa ha liderado la regulación sobre competencia digital y contenido en línea, y sus responsables insisten en que no está sobre la mesa rebajar la presión a gigantes como GoogleApple. Pero si Washington responde con medidas punitivas, el equilibrio alcanzado podría saltar por los aires.

En definitiva, Bruselas ha apostado por una tregua parcial para proteger el automóvil, consciente de que el frente tecnológico sigue siendo un campo de batalla abierto. Europa compra tiempo, pero lo hace a costa de mostrar vulnerabilidad en un pulso en el que Trump marca los ritmos.

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