Bastaron seis meses —y apenas un puñado de decisiones del Banco Central Europeo— para que el paisaje del dinero en España mudara de color. El Euribor, que hace un año intimidaba a los hipotecados, se ha descolgado punto a punto; las cuentas remuneradas han perdido fuelle, los bancos compiten a golpe de regalo ‒sin pedir fidelidad‒; los depósitos en España siguen sin ofrecer grandes rentabilidades, aunque algunos productos europeos superan los tipos oficiales; y la Bolsa nacional, arrullada por la banca, recupera su primavera más brillante desde los noventa. Todo, mientras el dinero de los inversores se mueve de continente a continente. Así se reordena hoy el tablero económico que pisa el ciudadano medio.
Hipotecas: cuando el Euribor vuelve a respirar
El Euribor a doce meses abrió enero en el 2,525% y cerró junio en el 2,08%, su nivel más bajo en dos años, según el comparador HelpMyCash. “Con este viento de tipos a favor, el mercado hipotecario se ha disparado: en abril se firmaron 39.176 préstamos sobre vivienda, un 14,4 % más interanual y el mejor dato desde antes de la burbuja, justo cuando los precios de la vivienda además marcan máximos históricos. Las entidades ya han cubierto sus objetivos de crédito y no necesitan abaratar más”, subrayan sus analistas.
Tras la “guerra” de precios del primer trimestre, algunos bancos han encarecido unas décimas las hipotecas fijas, mientras que las mixtas concentran las escasas rebajas. “Por eso, es el momento de negociar bien: perfila tu solvencia, pide varios presupuestos y evita un exceso de productos vinculados”, aconseja Olivia Feldman, de HelpMyCash.
De cara al verano se esperan pocos cambios: si el BCE mantiene los tipos en julio, el escaparate quedará casi congelado. Los expertos solo esperan recortes puntuales en el último trimestre, cuando las entidades necesiten maquillar sus cifras. A junio de 2025, dos de cada tres hipotecas se firman a tipo fijo, en busca de blindaje frente a sorpresas futuras. “Las ofertas más agresivas rondan el 2 %”, concluyen en HelpMyCash.
Depósitos y cuentas: la paga extra se encoge
El reverso de ese dinero más barato es un ahorro que rinde menos. El tipo medio de los depósitos a menos de un año se ha deslizado hasta el 2,09% en mayo, diez puntos básicos (pb) menos que en abril, según los datos más recientes del Banco de España.
Los neobancos, que hace un año pagaban por encima del 3%, han ajustado la oferta: TradeRepublic ha pasado a un 2% TAE ilimitado y Klarna remunera al 2,02 %. Para arañar algo más, muchos ahorradores recurren a plataformas europeas, donde aún se encuentran depósitos europeos al 2,69% TAE a 12 meses, 2,74 % a 24 meses.
La banca doméstica, sin embargo, no ha tirado la toalla: en pleno recorte de tipos, BBVA promete hasta 760€ en efectivo sin cláusula de permanencia a quien lleve su nómina, y entidades como Abanca o Sabadell ofrecen 300-500€ en campañas igualmente flexibles.
“El regalo en vez del tipo se ha convertido en el nuevo cebo comercial. Que los tipos del BCE hayan bajado y los bancos no remuneren tanto, no es excusa para quedarse quieto: un 2% siempre supera al 0%. Mantener el dinero dormido en la cuenta corriente solo asegura que la inflación lo erosione”, señalan desde HelpMyCash.
Inversión: la Bolsa española y las europeas, en estado de gracia
Mientras el ahorro a plazo se marchita, la renta variable ha dado la campanada. El Ibex 35 avanza un 20,7% en el semestre —su mejor arranque desde 1998—, impulsado por un sector bancario que se dispara un 47,6 %. En el continente, el Euro Stoxx 600 suma un 6,6 %; un rendimiento parecido al del S&P 500, el índice de referencia estadounidense.
Por otro lado, los fondos de Bolsa europea han captado 50.000 millones€ hasta junio, cifra récord en más de una década, según Morningstar. La depreciación del dólar —un 10 % frente al euro—, unida a la incertidumbre que siembra la política comercial de la Administración Trump, ha llevado a buena parte del capital internacional a volver la mirada hacia Europa.
El apetito por valores refugios también se dispara esta primera parte del año: el oro se revaloriza casi un 25% en el semestre, síntoma de que la incertidumbre geopolítica sigue latente
.El balance es claro: hipotecas que respiran, compraventas de vivienda en cotas no vistas en más de una década, depósitos que se adelgazan, regalos bancarios que suplantan a los viejos intereses, y una Bolsa nacional que vuelve a sonreír. Si el BCE mantiene su guion acomodaticio y la política global no se ensaña, el ahorrador español afronta la segunda mitad de 2025 con un menú inédito: arriesgar un poco más para batir la inflación o aceptar que el precio de la seguridad ronda, cada vez más, el cero.
Fortuna SFP: cuidado con los fondos monetarios
Los populares fondos monetarios han conseguido posicionarse como alternativa segura y accesible para los inversores conservadores que buscan un rendimiento sin asumir riesgo. Sin embargo, el nuevo escenario macroeconómico ya no favorece el retorno fácil y seguro de la letras del Tesoro o depósitos, activos que suelen componer estas carteras. José Manuel Marín Cebrián, fundador de Fortuna SFP, advierte sobre los riesgos que amenazan los fondos monetarios, vehículos inicialmente diseñados para ofrecer liquidez, baja volatilidad y protección de capital.
Los fondos de inversión monetarios suelen considerarse opciones seguras y conservadoras dentro del universo financiero. Están diseñados para ofrecer liquidez, baja volatilidad y preservación del capital, invirtiendo principalmente en activos de corto plazo emitidos por gobiernos, bancos y grandes empresas. Sin embargo, aunque su perfil de riesgo es menor que el de otros instrumentos, no están exentos de amenazas, especialmente en el complejo entorno macroeconómico y financiero actual.
Entre los principales riesgos para los fondos monetarios:
Conclusión: un refugio...con condiciones. Los fondos monetarios son herramientas útiles, especialmente para aparcar liquidez o diversificar una cartera conservadora. Sin embargo, no deben considerarse como vehículos exentos de riesgo, particularmente en contextos de crisis de deuda, inflación persistente o tensiones bancarias. Incluso los perfiles más conservadores deben analizar dónde invierte el fondo, qué emisores componen su cartera y cuál es su sensibilidad a distintos escenarios. La gestión activa del riesgo, junto a un análisis riguroso, marcan la diferencia entre preservar capital o verlo erosionarse lentamente por factores ocultos. En tiempos de incertidumbre, confiar en lo “aparentemente seguro” sin comprender sus límites puede ser el mayor riesgo de todos.