Las amenazas a la UE disparan el pesimismo sobre los aranceles

Miguel Ángel Valero

Aunque se suele decir que las comparaciones son odiosas, en muchas ocasiones son suficientemente reveladoras. No hay más que comparar lo que ha hecho Donald Trump con China y lo que está haciendo con la Unión Europea en el mismo asunto: los aranceles.

La primera reunión entre EEUU y China hadado un giro inesperado a la evolución de la guerra comercial, tras acordarse una significativa reducción temporal de aranceles, marcando una desescalada en las tensiones económicas. El acuerdo, anunciado el 12 de mayo en Ginebra, contempla una rebaja de los aranceles estadounidenses sobre productos chinos del 145% al 30% y una reducción de los aranceles chinos sobre bienes estadounidenses del 125%al 10%. 

Esta tregua de 90 días abre una ventana de oportunidad para negociar un acuerdo más amplio, con posibilidad de prórroga si ambas partes muestran buena voluntad.

El secretario del Tesoro de EEUU, Scott Bessent, que se ha puesto a los mandos de las negociaciones sobre los aranceles tras la volatilidad generada y la situación creada en los mercados por los erráticos comportamientos de la Administración Trump, dejó claro que ninguna de las partes busca una desvinculación total, afirmando que se están evaluando posibles acuerdos de compra para reducir el déficit comercial bilateral.

Aunque los aranceles sectoriales impuestos por la primera administración Trump se mantienen, el ambiente en Ginebra fue descrito como “constructivo y sólido”. En su momento, el acuerdo entre China y EEUU provocó un fuerte impulsó al alza de los mercados bursátiles globales, de los precios del petróleo y los rendimientos de los bonos del Tesoro, mientras que el yuan “offshore” se fortaleció y los bonos chinos cayeron. 

Pero, si bien el promedio ha disminuido notablemente, los aranceles siguen siendo lo suficientemente altos como para reducir las importaciones chinas a medio plazo.

Pekín, por su parte, accedió a suspender ciertas contramedidas no arancelarias —como las restricciones a la exportación de tierras raras—que habían complicado el acceso a materias primas clave para las industrias tecnológicas y de defensa. China aprovechó para reafirmar que sus relaciones con EE. UU. deben basarse en el respeto mutuo y que la presión no es la vía adecuada.

A pesar del tono optimista, el acuerdo de "Fase Uno" firmado en 2020 fracasó en su ejecución plena, y no evitó el posterior recrudecimiento del conflicto comercial. Según Jamieson Greer, representante comercial estadounidense, las conversaciones recientes no consideraron los términos del acuerdo anterior y se centraron únicamente en encontrar un punto intermedio que reduzca el impacto sin eliminar por completo la presión sobre el déficit.

Este movimiento ha sido interpretado por algunos analistas como una victoria táctica para China, al lograr una rebaja significativa sin ofrecer concesiones explícitas. Sin embargo, para EEUU supone mantener la presión estructural a la vez que alivia temporalmente a los mercados y al comercio internacional. 

Por ahora, la tregua permite a ambas potencias evitar el embargo comercial total mientras se retoman los canales diplomáticos y comerciales que estuvieron a punto de romperse por completo.

China gana socios en América Latina

Paralelamente, mientras se lograba este acuerdo con Washington, Xi Jinping reforzaba su estrategia de diversificación comercial en América Latina. En una cumbre celebrada en Pekín con los líderes de las principales economías latinoamericanas —Brasil, Chile y Colombia— el presidente chino presentó a su país como un socio fiable frente a la “intimidación” y el unilateralismo de la administración Trump. 

Xi se comprometió a ofrecer más de 8.000 millones€ en líneas de crédito a la región y subrayó la necesidad de un Sur Global unido contra el proteccionismo.

El foro China-CELAC sirvió para formalizar nuevos acuerdos estratégicos, entre ellos el impulso de proyectos ferroviarios e infraestructuras bajo la Nueva Ruta de la Seda, así como la cooperación en inteligencia artificial y exploración espacial. 

China ya es el principal socio comercial de Sudamérica, con un comercio bilateral que ha crecido de 18.000 millones$ en el año 2000 a más de 450.000 millones en 2025. 

Xi Jinping ha dejado claro que busca reducir la dependencia económica de EEUU, ampliando su influencia sobre países que históricamente estuvieron en la órbita de Washington.

"El acuerdo entre EEUU y China no resuelve la guerra comercial, pero evidencia una necesidad compartida de evitar daños mayores en un contexto global complejo. Aunque la ruptura comercial ha sido una narrativa dominante en los últimos años, esta tregua sugiere que aún existe espacio para la cooperación pragmática. Al mismo tiempo, la diplomacia de Xi Jinping en América Latina indica que China no solo busca rebajar tensiones con EEUU, sino también blindarse ante futuras presiones diversificando sus lazos comerciales. La gran incógnita es si esta pausa servirá como punto de inflexión hacia un nuevo modelo de coexistencia comercial o si simplemente estamos ante una tregua estratégica antes de nuevas fricciones", apunta el analista independiente Pablo Gil en The Trader.

En el peor momento

Justo cuando lograba sacar adelante en la Cámara de Representantes su "gran y hermosa" reforma fiscal por un solo voto de diferencia, Trump volvía a las andadas y amenazaba a la Unión Europea con aranceles del 50% y a Apple, del 25%. 

"Lo ha hecho en el peor momento posible, porque dispara la volatilidad y hunde los mercados justo cuando éstos ponen en duda la sostenibilidad de la deuda de EEUU tras la pérdida de la máxima calificación por parte de Moody's", comenta un experto de la gestión de activos.

La consecuencia de las bravatas del presidente de EEUU son que se acelera el trasvase de dinero hacia Europa, mercado que es percibido como más 'serio'. Y que vuelven las pérdidas para los inversores norteamericanos, ya que tienen más del 60% de su dinero en Bolsa. 

Además, Trump contribuye a unirse a los 27. Frente a las amenazas de imponer aranceles del 50% a sus productos, la Unión Europea se ha esforzado en lanzar una imagen de "compromiso" para "asegurar un acuerdo que funcione para ambas partes".

Maros Sefcovic, comisario de Comercio y Seguridad Económica de la Comisión Europea, garantiza el diálogo, pese a que Trump y sus acólitos rechazan la propuesta de aranceles 0 mutuos. "La Comisión Europea continúa preparada para trabajar de buena fe. El comercio entre la UE y EEUU es inigualable y debe guiarse por el respeto mutuo, no por las amenazas. Estamos listos para defender nuestros intereses", explica.

La Unión Europea, con casi 450 millones de habitantes, es el mayor bloque comercial del mundo y uno de los principales socios comerciales de EEUU. El año pasado exportó al país bienes por más de 600.000 millones$, e importó productos por valor de unos 370.000 millones. Pero en servicios hay un voluminoso superávit para EEUU.

Las amenazas de Trump preocupan sobre todo en industrias como el automóvil, la maquinaria pesada o los productos agroalimentarios, que mantienen un importante flujo comercial con EEUU. Por eso la Comisión Europea ya estudia posibles medidas de respuesta en caso de que no se logre un acuerdo y la pesadilla de los aranceles del 50% se haga realidad.