Miguel Ángel Valero
El encuentro anual de banqueros centrales en Jackson Hole dejó un mensaje claro: la Reserva Federal se prepara para mover ficha en septiembre. Jerome Powell abrió la puerta a un recorte de tipos, aunque no todos dentro del Comité comparten la misma visión. La inflación sigue anclada cerca del 3%, lejos del objetivo del 2%, pero la clave está en el mercado laboral. Powell reconoció su deterioro: tras las últimas revisiones, la economía apenas ha creado 35.000 empleos al mes en el último trimestre. Ese dato bastó para que los mercados diesen, por hecho que el 16 y 17 de septiembre llegará la primera bajada de tasas.
En paralelo, Trump afirma tener “causas suficientes” para destituir a Lisa Cook de la junta de Gobernadores de la Reserva Federal, acusándola de falsificar información en hipotecas. Más allá de la legalidad de esta acción, el simple intento ya pone en entredicho la independencia del banco central de EEUU y desata volatilidad en los mercados financieros.
"Si finalmente se confirmase su despido, Trump aseguraría una mayoría de 4 de los 7 asientos de la Fed, consolidando una influencia sin precedentes de la Casa Blanca sobre la política monetaria", avisa el analista Pablo Gil en The Trader.
La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, se mostró mucho más tranquila. Con la inflación general estabilizada en el objetivo del 2% y un mercado laboral con tasas de desempleo en mínimos históricos, el BCE parece haber hecho los deberes. Esa posición le da margen para una pausa antes de plantear nuevos recortes, algo que contrasta con la urgencia de la Fed.
En Japón, Kazuo Ueda evitó hablar de tipos de interés y centró su discurso en el desafío demográfico: la necesidad de incorporar a más mujeres a tiempo completo y de abrirse a la inmigración para sostener un mercado laboral cada vez más tensionado. Con una inflación superior al 3% durante más de tres años, lo normal habría sido ver tipos mucho más altos. Pero con una economía altamente endeudada y un coste de financiación a largo plazo disparado, subir tipos podría desencadenar una crisis profunda.
Jackson Hole deja claro que los bancos centrales entran en una fase de transición complicada. La Fed parece lista para iniciar el giro, justo cuando el BCE opta por la cautela y Japón enfrenta un dilema estructural mucho más hondo. El camino no será sencillo. Y aunque los bancos centrales insisten en mantener el control de la narrativa, el mercado ya ha tomado partido: septiembre marcará un antes y un después en la política monetaria de EEUU.
Pictet: la politización de la Fed puede hacer que se tolere más inflación
Xiao Cui, economista para EE. UU. en Pictet WM, aporta otro punto de vista, no menos alarmante: "La politización de la Reserva Federal puede hacer temer que se tolera mayor inflación". Los ataques del presidente Trump a la independencia de la Reserva Federal de EEUU son una presión implacable destinada a doblegar una institución diseñada para resistir el calor político. De hecho, la independencia de la Reserva Federal ha sido durante mucho tiempo la base del sistema financiero mundial.
Efectivamente, Trump ha amenazado durante meses con despedir al presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, a quien ha instado repetidamente a que haya fuertes rebajas de los tipos de interés. Según Trump, impulsarán el crecimiento, reducirán el coste de las hipotecas y aliviarán la carga de la deuda del Gobierno.
La destitución del presidente de la Reserva Federal no tiene precedentes, aunque los gobernadores Waller y Bowman, ambos nombrados por Trump, se abstuvieron en apoyar la nominación de Austan Goolsbee, exfuncionario de la administración Obama, para presidente de la Reserva Federal de Chicago en 2023.
El caso es que Trump ha anunciado la destitución de la gobernadora Lisa Cook, miembro de la Junta de Gobernadores de la Reserva Federal y del Comité Federal del Mercado Abierto -responsable de fijar los tipos de interés en EEUU-. Trump argumenta como "causa" de la destitución un presunto fraude hipotecario antes de que ésta comenzara su mandato.
Aunque el presidente de EEUU puede despedir "con causa" a un gobernador, Cook lo impugnará en los tribunales, habiendo ya indicado que no renunciará, pues considera que "no existe ninguna causa legal y (Trump) no tiene autoridad para ello".
Así pues, destituir a Cook depende de los tribunales.El que Cook llegue a ser reemplazada por una persona designada por Trump plantea "significativos riesgos de política monetaria y profundas implicaciones respecto a la independencia de la Reserva Federal", advierte el experto de Pictet.
Si Trump destituye a Cook los miembros de la Reserva Federal designados por el presidente de EEUU formarán mayoría de la Junta de Gobernadores -siete miembros para periodos de catorce años- y el presidente Powell tener que enfrentarse a mayor presión de disidentes moderados.
De momento se espera que Stephen Miran sea confirmado para un puesto vacante en la Junta de Gobernadores en la reunión de septiembre u octubre. La Junta de Gobernadores es responsable de aprobar o vetar la reelección de los doce presidentes regionales de los bancos de la Reserva Federal cada cinco años. Puede renombrar algunos o todos los presidentes regionales, miembros favorables a la Administración, para obtener mayoría en el Comité Federal del Mercado Abierto, compuesto de siete miembros de la Junta de Gobernadores y cinco presidentes de Bancos de la Reserva Federal, allanando el camino hacia tipos de interés significativamente menores.
Aunque el bloque de la línea dura probablemente puede resistirse a una flexibilización significativa de la política monetaria, un mayor número de disidencias puede añadir presión para que la política monetaria sea más facilitadora o que la función de reacción sea más moderada incluso ante una inflación en aumento.
La flexibilización monetaria puede proporcionar impulso a corto plazo a la economía, pero la politización de la institución monetaria -un riesgo extremo- puede inquietar a los mercados financieros, al hacerles temer que el banco central está más dispuesto a tolerar una inflación elevada.
La investigación académica muestra que los bancos centrales con mayor independencia fomentan una inflación menor y más estable, y las amenazas a la independencia de la Reserva Federal pueden generar expectativas de inflación y tipos de interés a largo plazo más altos, afectando negativamente al coste de las hipotecas y al endeudamiento del Gobierno.
"De manera que si se percibiese que la Reserva Federal simplemente está recibiendo órdenes de la Casa Blanca los mercados pueden reaccionar con volatilidad significativa, lo que a su vez puede persuadir a la Administración de Trump a reconsiderar su enfoque", concluye el experto de Pictet.