El sector sanitario no goza de buena salud en Bolsa

Andy Budden, Investment Director de Capital Group, señala que 2023 fue el peor año para los valores sanitarios desde 1999, ya que su rendimiento fue un 20% inferior al del conjunto del mercado mundial de renta variable. Si se excluyen Novo Nordisk y Eli Lilly -dos grandes y notables valores atípicos cuyas exitosas franquicias de medicamentos para la diabetes/obesidad impulsaron el año pasado unas rentabilidades extraordinarias de sus cotizaciones-, el sector habría tenido un rendimiento aún más bajo, del 24%. 

"No existe una única razón que explique la debilidad relativa del sector sanitario en los últimos tiempos", señala este analista, que cree que pueden estar en juego varios factores:

  • Entorno de riesgo: Tras un difícil año 2022, la renta variable mundial, representada por el índice MSCI World, experimentó un fuerte repunte en 2023 (+24% en USD) impulsada por el entusiasmo en torno a la inteligencia artificial y la expectativa de que los bancos centrales pausen las subidas de tipos o incluso consideren recortarlos. Al tratarse de un sector tradicionalmente defensivo -la demanda de productos y servicios sanitarios está menos correlacionada con la economía y los mercados bursátiles-, la sanidad se quedó rezagada en este mercado de riesgo.
  • Ley de Reducción de la Inflación (IRA): Firmada en 2022, la IRA es una ley fundamental del gobierno federal estadounidense que pretende frenar la inflación invirtiendo en infraestructuras, energías limpias y reduciendo los costes sanitarios, entre otros objetivos. La ley otorga a Medicare -el programa federal estadounidense de seguro médico para mayores de 65 años- la potestad de negociar directamente con las empresas biofarmacéuticas y biotecnológicas los precios de sus medicamentos más utilizados (en términos de gasto). De aquí a 2030 se seleccionarán 60 medicamentos para la negociación de precios. Evidentemente, Medicare utiliza una gama de medicamentos con y sin patente y, por lo general, paga más por los que tienen patente. Como la duración de las patentes se acorta con la IRA, Medicare está en una posición más fuerte para negociar los precios de los medicamentos cuando dejan de estar patentados y se enfrentan a una mayor competencia. El desarrollo, ensayo y aprobación de nuevos medicamentos puede llevar años -a veces más de una década-; para generar un rendimiento de la inversión suficientemente atractivo, se requiere un periodo suficientemente largo durante el cual el coste de ese desarrollo pueda recuperarse mediante una fijación de precios efectiva. Antes de esta nueva legislación, los nuevos medicamentos podían beneficiarse de hasta 15 años de protección de patente antes de la "pérdida de exclusividad", lo que legalmente abre la puerta a que los competidores comercialicen biosimilares/genéricos, a menudo a precios significativamente más bajos. En la práctica, la IRA reduce de 15 años a 9 (para medicamentos de moléculas pequeñas) o 13 (para los de moléculas grandes) el plazo durante el cual las empresas farmacéuticas pueden beneficiarse de precios favorables.
  • Riesgo de fusiones y adquisiciones: 2023 fue un año tranquilo para las fusiones y adquisiciones en el sector sanitario, afectado por el fuerte aumento de los costes de financiación y la incertidumbre económica. Sin embargo, es probable que esto suponga un repunte de la actividad de fusiones y adquisiciones en 2024, a medida que se reajusten los presupuestos y las empresas biofarmacéuticas de gran capitalización traten de reforzar sus carteras. Según una estimación de Goldman Sachs, la capacidad de fusiones y adquisiciones en el sector sanitario podría aumentar un 34% interanual en 2024. El mercado teme que los compradores tengan que pagar grandes primas, ya que en el sector biotecnológico queda un número relativamente pequeño de empresas por adquirir.

Los pacientes con diabetes quieren participar en las decisiones sobre su salud

La Federación Española de Diabetes (FEDE) lanza el documento Participación en la toma de decisiones, en el que exige que se reconozca y se garantice el derecho de cada persona que padece esta enfermedad a ser partícipe de las decisiones que afectan su bienestar físico, emocional y social, en coordinación con el profesional sanitario. Según la Carta Europea de Derechos de los Pacientes, todas las personas tienen el derecho a la prevención de la patología y a acceder a los servicios de salud cuando sea necesario. Además, tienen el derecho a recibir información clara y comprensible sobre su salud, a dar su consentimiento previo para los tratamientos y a tomar decisiones informadas sobre su atención médica.  En este sentido, la Federación reivindica la participación en la toma de decisiones, con el fin de que la voz del paciente tenga un impacto real en el abordaje de la patología. 

Además, el documento que se encuentra enmarcado en la campaña ‘No des la espalda a la diabetes,’ busca ser un compromiso que sea asumido por la sociedad y por la Administración Pública. Desde la elaboración de políticas públicas que guíen la gestión de los recursos de salud hasta las decisiones sobre tratamientos médicos individuales, la voz y la autonomía de las personas deben ser reconocidas y respetadas en todo momento. 

De esta forma, FEDE reclama los siguientes derechos: 

  • Participación en políticas públicas que involucran a los pacientes con diabetes: Es tarea de los representantes de los pacientes el velar para que las voces de las personas con diabetes sean escuchadas y consideradas en la formulación de políticas que afectan a su bienestar y calidad de vida. 
  • Derecho a trasladar las necesidades de los pacientes a las Administraciones competentes y ser escuchados
  • Derecho a ser miembros de los comités de expertos de evaluación de nuevos medicamentos.
  • Derecho a la participación en los concursos públicos de fármacos y productos sanitarios. 
  • Participación en decisiones acerca del tipo de tratamiento y la atención al paciente. Es fundamental que los sistemas de atención médica trabajen en colaboración con los pacientes para brindarles el apoyo y la atención que merecen, teniendo en cuenta sus necesidades y haciéndoles partícipes de las decisiones.
  • Derecho a una comunicación médico - paciente clara en la que todas las partes estén involucradas.
  • Derecho a una educación diabetológica de calidad, que permita al paciente tomar decisiones conscientes.
  • Derecho a contar con un tratamiento personalizado que tenga en cuenta las necesidades individuales. 

Según el presidente de FEDE, Juan Francisco Perán, “a través de este documento queremos poner sobre la mesa los derechos que son fundamentales para las personas con diabetes y sus familiares como son el derecho a la salud, en general, y la toma de decisiones sobre la misma, en particular. Queremos que los pacientes tengan la formación necesaria para que puedan ser autónomos en la gestión de su patología y que, al mismo tiempo, cuenten con la información fundamental”.