Según un estudio elaborado por Crédito y Caución, la economía del África Subsahariana podría crecer un 3,8% en 2025, un punto por encima de la media a nivel global, gracias a las inversiones en recursos naturales e infraestructuras y el dinamismo del consumo privado que impulsará las importaciones. Sin embargo, la región está expuesta a varias incertidumbres derivadas de EEUU que podrían ralentizar su empuje económico.
Aunque las previsiones no son iguales para las cinco principales economías subsaharianas -Angola, Ghana, Kenia, Nigeria y Sudáfrica- todas ellas están expuestas a si habrá cambios en su acceso preferente al mercado estadounidense, el impacto de las ayudas internacionales y los nuevos aranceles.
La Ley de Crecimiento y Oportunidad para África (AGOA) de EEUU, que ofrece acceso libre de impuestos al mercado estadounidense a determinados países subsaharianos, expirará en septiembre de 2025, y actualmente no está claro qué decidirá la nueva administración sobre su futuro.
Según el análisis de la aseguradora de Crédito, se espera que EEUU seguirá dando un trato preferente a los países más estratégicos a nivel geopolítico y geoeconómico. Así, Sudáfrica cuenta con más riesgo de perder su actual estatus AGOA, lo que sería especialmente perjudicial para su industria automovilística, y podría suponer la pérdida de 200.000 puestos de trabajo.
En el lado opuesto, los que cuentan son mejores perspectivas de mantenerse en el acuerdo son Angola y Kenia, por las posibilidades que ofrecen de acceder a metales raros y minerales. Kenia también es importante para Estados Unidos por su cooperación militar al servicio de sus intereses de seguridad en los países vecinos. Por su parte, Ghana y Nigeria son importantes proveedores de petróleo y gas.
En cuanto a los aranceles, hay regiones con un alto superávit comercial con Estados Unidos, como Sudáfrica, que ha sido penalizado con un arancel del 31%. Esto es especialmente lesivo para la industria automovilística, que también sufrirá las consecuencias de un nuevo arancel estadounidense del 25% sobre todos los automóviles y piezas importadas de otros países.
Por otro lado, la administración estadounidense también considera la posibilidad de excluir importaciones como petróleo, gas, cobre, productos farmacéuticos y semiconductores de los nuevos aranceles, lo que podría beneficiar a las principales economías subsaharianas.