El transporte marítimo de mercancías representa entre el 80% y el 90% del comercio global, lo que significa que es un pilar fundamental en las cadenas de suministro internacionales. En los últimos años, su dinámica compleja y en constante evolución ha generado importantes desafíos para el comercio mundial. En este contexto, la evolución del precio de los contenedores ha sido un factor determinante en la estabilidad y eficiencia de los flujos comerciales.
Si bien la pandemia no ocasionó un shock inmediato en el sector, la posterior reactivación económica propició un alza exponencial, alcanzando un máximo de 10.377€/contenedor en septiembre de 2021. Posteriormente, se observó un proceso de ajuste, impulsado, entre otros factores, por un incremento en la oferta y una mejora en las condiciones del comercio internacional y de las rutas marítimas.
“La evolución del precio de los contenedores en 2024 ha seguido una trayectoria irregular, pero con una tendencia alcista, registrando un incremento del 136 % en el precio medio respecto al año anterior. No obstante, es fundamental analizar esta variable desde una perspectiva histórica. Al observar la evolución delos precios, se evidencia que no se ha superado el máximo alcanzado en 2021 ni se ha aproximado al mínimo registrado en 2023. Su comportamiento ha seguido una dinámica en forma de dientes de sierra, impulsada por las tensiones que afectan principalmente a la oferta y que dificultan la operativa de las rutas comerciales”, señala Santos Gutiérrez, Analista de Riesgos de Solunion España.
Los principales factores que han contribuido a esta situación han sido:
Entre las posibles soluciones destacan la construcción de nuevos embalses u optimización del uso del agua.
El tráfico de contenedores experimentó en 2024 un crecimiento interanual del 6%, alcanzando un volumen total de 183 millones de toneladas. Este incremento refleja la capacidad de adaptación del comercio ante cambios macroeconómicos y geopolíticos, unido a la búsqueda de nuevas rutas, al aumento de la capacidad del transporte y a la mayor demanda de productos provenientes de países asiáticos.
Sobre la base de la evolución del precio y el volumen de mercancías transportadas, se puede afirmar que los factores adversos no han generado una contracción del sector en 2024, pero sí han sido un lastre, ya que tal vez se podría haber llegado a un volumen de actividad aún mayor.
Conflicto del Mar Rojo: la tensión continúa
El estrecho de Bab-el-Mandeb, al formar parte de un corredor marítimo clave para la logística de mercancías entre Asia y Europa, representa un punto estratégico de alto valor geopolítico en el comercio internacional. En el flash sectorial de 2024 se exponían las cifras que sustentaban la magnitud de su relevancia y la previsión de que el conflicto no tendría una resolución inmediata. Desafortunadamente, las previsiones se han confirmado y la persistencia de la crisis sigue afectando la estabilidad de las operaciones comerciales en la región.
La situación actual sigue siendo compleja. La escalada en el precio medio anual del contenedor, que registra un precio medio de 3.948€, ha generado presiones inflacionarias sobre la cadena de suministro. Además, ha sido necesario evaluar y rediseñar las rutas comerciales actuales con el objetivo de mitigar riesgos operativos y mejorar la eficiencia en la distribución.
El tráfico marítimo ha variado el rumbo desde el Canal de Suez hacia el Cabo de Buena Esperanza, una ruta alternativa frente a la incertidumbre actual. Sin embargo, esto solo representa una solución transitoria, dado que su mayor extensión implica un incremento en los plazos de entrega, lo que genera un mayor coste e impacto ambiental debido al aumento del consumo de combustible y las emisiones asociadas.
El problema que surgió a finales de 2023 ha continuado en 2024, y no hay indicios de una pronta resolución porque la incertidumbre actual dificulta prever una solución en el corto plazo. No obstante, y siempre y cuando no se produzcan nuevos acontecimientos, el restablecimiento de la ruta generaría probablemente una corrección a la baja en las tarifas de transporte, de las emisiones y, por supuesto, de los tiempos de tránsito.
Nos encontramos en un contexto de incertidumbre geopolítica y comercial. Tras unas infructuosas negociaciones de paz entre Rusia y Ucrania, siguió el repentino anuncio de unos aranceles unilaterales y no negociados entre Estados Unidos y el resto del mundo. Aunque posteriormente dichas medidas quedaron en suspenso, dejan bien claro que las intenciones de Estados Unidos son cambiar, y de manera acelerada, las reglas del comercio mundial, generando un clima de complejidad adicional a la ya existente.
Por este motivo, las empresas americanas fueron anticipándose a las posibles consecuencias y adelantaron sus compras de manera significativa. En el gráfico se observa que las importaciones de bienes han sido superiores a las estimaciones existentes basadas en el consumo americano. Según manifiesta Allianz Trade, uno de los accionistas de Solunion, la guerra comercial ya está ajustando a la baja las estimaciones sobre el comercio mundial. Para el año 2025 se espera una caída del volumen de -1,5 puntos básicos, y para el 2026 de -0,7.
Recientemente EEUU y China han llegado a un acuerdo sobre sus respectivos aranceles, pero la sensación es que aún queda mucho por hacer.
Las principales variables que determinarán la evolución del sector del transporte marítimo son:
Puertos españoles: recuperación en 2024 pero un inicio de 2025 complicado
En España, el tráfico de mercancías se gestiona a través de 46 puertos de interés general, administrados por 28 autoridades portuarias y coordinados por Puertos del Estado. A pesar de las dificultades que afrontó el sector en 2024, los puertos españoles han experimentado un incremento en su actividad, beneficiándose de la reconfiguración de las rutas comerciales.
Según datos del Ministerio de Transportes, el tráfico de mercancías alcanzó los 557,7 millones de toneladas en 2024, reflejando un crecimiento interanual del 2,7%.
Por otro lado, a comienzos de 2025 cambió la tendencia, motivada por el impacto negativo de unas condiciones meteorológicas desfavorables, que provocaron un descenso de las mercancías del 6,4%. En febrero, la actividad sufrió una nueva contracción, aunque más moderada, del 1,7%, probablemente influenciada por la incertidumbre derivada del anuncio de los aranceles y del contexto económico global. En marzo, la actividad ha sido más esperanzadora porque se ha producido una cierta recuperación, y con cifras del primer trimestre el descenso respecto al año anterior es únicamente del 0,8%.