Miguel Ángel Valero
En medio de los dimes y diretes judiciales en torno a la capacidad, ilimitada o no, del presidente de EEUU para imponer aranceles, Donald Trump opta por tensar la cuerda. En su visita a una planta de United States Steel (US Steel) en Pensilvania, anunció que duplicará hasta el 50% los aranceles a la importación de acero (en marzo subieron al 25%). Luego, en su red social Truth, añadió que la subida también afectará al aluminio (que desde marzo tiene aranceles del 25%). Y que los nuevos aranceles serán efectivos a partir del miércoles 4 de junio.
Esos aranceles del 50% “asegurarán aún más la industria siderúrgica en EEUU”. Pero desde que Trump volvió a la Casa Blanca, el precio de los productos siderúrgicos ha aumentado un 16%, según datos oficiales. Multiplicar por dos los aranceles elevará más los precios, perjudicando especialmente al sector de la construcción, y lastrará la productividad y el crecimiento.
La Comisión Europa lamenta “profundamente” la decisión de Trump, porque "añade más incertidumbre a la economía mundial y aumenta los costes para los consumidores y las empresas a ambos lados del Atlántico”, y porque “socava los esfuerzos en curso para alcanzar una solución negociada”. Y avisa: “la UE está preparada a imponer contramedidas, incluso en respuesta a la última subida arancelaria estadounidense”. Las que tenía previstas las suspendió para “crear un espacio” para el diálogo, pero la Comisión “está finalizando” las consultas sobre la ampliación de las contramedidas. “Si no se alcanza una solución mutuamente aceptable, tanto las medidas existentes como las adicionales de la UE entrarán automáticamente en vigor el 14 de julio, o antes si las circunstancias lo exigen”, insiste.
A los trabajadores de la planta siderúrgica de US Steel Trump les asegura que "vuestra empresa seguirá siendo estadounidense”, pese a que va a autorizar su venta a Nippon Steel. Una operación que Joe Biden vetó por razones de seguridad. Y que Trump, durante toda la campaña electoral, afirmó que no autorizaría nunca la venta al grupo japonés.
Los aranceles del 50% parecen un regalo de Trump a los japoneses para hacer más atractiva la compra de U.S. Steel. Trump, que no utilizó ante los trabajadores de la planta de US Steel la palabra "venta" sino "alianza", insiste en que es "un acuerdo trascendental que garantizará que esta histórica empresa estadounidense siga siendo estadounidense”.
Además, con los aranceles “va a llegar mucho dinero”. Los trabajadores siderúrgicos de EEUU van a recibir pronto una bonificación de 5.000$. Y asegura que 2.200 millones$ de los 14.000 millones que Nippon Steel ha prometido invertir se destinarán a aumentar la producción de acero en la planta de Pensilvania. Otros 7.000 millones procedentes del grupo japonés se dedicarán a modernizar las plantax, ampliar la extracción de mineral y construir nuevas instalaciones en Indiana, Minnesota, Alabama y Arkansas.
“En Washington, estaré vigilando, y va a ser genial”, proclama Trump.
Unos días antes, el martes 27 de mayo, el senador republicano por Pensilvania David McCormick ejercía de 'telonero' de Trump y calentaba motores para que los trabajadores de US Steel acepten la venta a Nippon Steel: “La estructura de control va a ser algo único”, afirmó McCormick en una entrevista en la CNBC. “Habrá un consejero delegado estadounidense, un consejo de administración mayoritariamente estadounidense y, además, una acción de oro, que básicamente requerirá la aprobación por parte del Gobierno estadounidense de varios miembros del consejo, lo que permitirá a EEEUU garantizar que no se reduzcan los niveles de producción y cosas por el estilo".
“Esta estructura nos permite obtener la inversión necesaria para adquirir la tecnología de última generación de Nippon, líder mundial en este sector, al tiempo que protegemos los intereses de seguridad nacional de EEUU”, añadió el senador.
“Una industria siderúrgica fuerte no es solo una cuestión de dignidad, prosperidad u orgullo. Es, ante todo, una cuestión de seguridad nacional”, dijo Trump a los trabajadores de la empresa.
Rechazo sindical
El sindicato United Steelworkers siempre ha rechazado, antes con Biden y ahora con Trump, la venta de la emblemática compañía estadounidense al grupo japonés. “Permitir la venta de US Steel a Nippon, una empresa que ha infringido repetidamente las normas comerciales, será un desastre para los trabajadores siderúrgicos estadounidenses, nuestra seguridad nacional y el futuro de la industria manufacturera estadounidense”, afirma en un comunicado tras conocerse que Trump autorizará la operación.
Resalta que el anuncio de Trump deja más preguntas que respuestas, al tiempo que pone en duda que la siderúrgica continú siendo de propiedad estadounidense: “Nippon Steel ha mantenido constantemente que solo invertiría en US Steel si fuera propietaria absoluta de la empresa. No hemos visto nada sugiera que haya cambiado de postura”, indicó.