Miguel Ángel Valero
La liquidez en el sistema o dinero en circulación ha sido siempre uno de los catalizadores más importantes para los activos de riesgo. La masa monetaria, o M2 a nivel global, explica en un porcentaje muy elevado lo que se puede esperar de la Bolsa y los criptoactivos. Un gráfico de StreetStats que aporta el analista Pablo Gil en The Trader muestra el comportamiento de la M2 representada con la línea continua de color rojo, y al S&P500 (Bolsa de EEUU) en color azul. Esta relación se mantiene viva desde hace décadas, pero ha sido especialmente llamativa desde 2020.
Con la pandemia, los bancos centrales inundaron de dinero el sistema en un intento por compensar los efectos desastrosos de la parálisis económica que supuso el Covid. Y los mercados respondieron con fuertes alzas pese a que se vivía la peor recesión económica del último siglo. En 2022, las presiones inflacionistas obligaron a retirar parte de ese exceso de liquidez, y por consiguiente la Bolsa vivió una fuerte corrección que en la mayoría de los casos supero el 20% de caída. A partir de octubre de 2022 y viendo el riesgo de colapso de los mercados, se volvió a abrir el grifo, inundando el sistema de dinero, lo que permitió frenar el desplome bursátil y que se iniciase una recuperación lenta para cerrar el diferencial existente con el dinero suministrado.
A partir de ahí, y con cierto decalaje o retraso, cada drenaje de liquidez ha acabado por generar correcciones en la Bolsa y cada inyección de dinero en el sistema se ha convertido enapreciaciones bursátiles
La atención de los inversores vuelve a centrarse en el verdadero motor de los mercados: la liquidez. Más allá de los datos de crecimiento, inflación o resultados empresariales, la evolución del dinero en circulación sigue marcando el ritmo de los activos de riesgo. "Si la historia reciente nos ha enseñado algo, es que el flujo monetario no solo acompaña las tendencias, sino que muchas veces las anticipa. Entender esta dinámica es clave para navegar con éxito en los mercados actuales", apunta Pablo Gil.
El oro más que dobla a los 7 Magníficos
Por otra parte, la última encuesta de gestores de fondos realizada por Bank of America muestra que el oro es la opción preferida por los inversores. Un 58%de los gestores lo identifica como la operación más concurrida del momento, lo que refleja un fuerte posicionamiento defensivo ante la incertidumbre geopolítica y los temores persistentes sobre la inflación y los tipos de interés reales.
En segundo lugar, aunque a considerable distancia, aparecen los valores tecnológicos agrupados en los llamados “7 Magníficos”, con un 22% de las respuestas. Este grupo de mega-cap sigue generando interés por su peso en los índices y su protagonismo en la narrativa de crecimiento vinculada a la inteligencia artificial.
Completa el podio la posición larga en acciones europeas, citada por un 11% de los gestores. Esta recuperación de protagonismo es significativa: Europa llevaba años fuera del radar como operación “concurrida”. El renovado interés puede explicarse, en parte, por el fuerte incremento del gasto fiscal ligado al rearme tras la invasión rusa de Ucrania. A diferencia de EEUU, donde el regreso de Trump plantea un escenario de contención del gasto público, Europa ha dado un giro claro hacia el aumento de la inversión en defensa, infraestructura energética y autonomía estratégica. Ese impulso fiscal puede estar empezando a atraer flujos hacia ella.
Es interesante analizar cómo han ido rotando las apuestas más populares a lo largo del tiempo. Desde la obsesión por el dólar en los años posteriores a 2015, pasando por los criptoactivos, el auge de las “growth stocks” o empresas de crecimiento en EEUU o la rotación hacia materias primas en 2021, hasta llegar a la actual combinación de refugio (oro), tecnología y tímido interés por Europa.
"El posicionamiento colectivo revela algo más que simples apuestas tácticas. Muestra cómo perciben los grandes gestores el entorno macro y dónde encuentran valor o refugio. El regreso del oro al primer puesto nos recuerda que, cuando el ruido aumenta, los inversores vuelven a lo básico: preservar capital"