Rocío Marcos Díez
Responsable de marketing digital y donantes individuales en Calala Fondo de Mujeres
Vivimos en una sociedad donde sentimos una presión interna y externa por ser personas productivas, tanto a nivel laboral como en nuestro ocio, nos hace sentir que nuestra vida tiene sentido. Pero, ¿qué significa ser productiva? Un claro ejemplo lo vemos cuando una madre está “simplemente” sentada en el sofá con su bebé en brazos con la sensación de culpa de que no está haciendo nada, cuando lo estás haciendo todo.
La reproductividad, el ser madre, se ve en muchas empresas como una amenaza y es castigada, es muchas ocasiones, con despidos, cuando comunicas que lo vas a ser o se generan ciertas situaciones molestas que previas a tu maternidad no existían. El enfoque por parte de las trabajadoras se ha convertido en negativo: “no quiero que la maternidad me impida ser la profesional que quiero ser” por ello, se impone la duda de si ser madre o no. Pero, ¿y si le damos la vuelta y lo convertimos en un “no quiero que el trabajo me impida ser la madre que quiero ser”? ¿Dudarías de ser trabajadora o no?
Me llamo Rocío Marcos y soy mamá desde hace 16 meses. Trabajo en Calala Fondo de Mujeres, una entidad social que apoya el avance de los derechos de las mujeres y que ha facilitado mi labor como madre durante mi permiso por maternidad y como madre trabajadora en mi incorporación tras él.
Es bien conocida la situación tan complicada que tenemos para la conciliación familiar por los horarios de trabajo y, poco se habla, de la situación emocional en la que una madre vuelve a trabajar tras su baja de maternidad. El ser madre te cambia a ti, tu vida y tus prioridades. Ilusa de mí, pensaba que al incorporarme de nuevo al trabajo sería la misma trabajadora de antes, igual de productiva, pero no es cierto. No es mejor ni peor, es diferente. Tienes que aprender a conocerte y reconocerte en tu nuevo rol, gestionar tu cabeza y tus tiempos de una forma que nunca antes habías hecho. Por ello es muy importante que esta vuelta sea en un entorno de comprensión y ternura. Estamos haciendo un trabajo muy importante, estamos siendo reproductivas.
Estoy muy agradecida de haber disfrutado con mi peque de 9 semanas extra de permiso 100% retribuido. Las 16 semanas legales establecidas ya sabemos que no son suficientes y esto me ayudó a reincorporarme más recuperada y adaptada a mi vida como madre. Un proceso a medio y largo plazo en constante cambio. Pude readaptar mi horario sin necesidad de reducirme la jornada y evitar así la reducción de sueldo que esto me hubiera conllevado. Y si tengo un viaje de trabajo y quiero o necesito llevarme a la niña, tengo a mi disposición un servicio de canguro durante mi estancia para no renunciar a ninguna de mis dos “yo”, mamá y trabajadora.
Formar parte de una entidad feminista me ha hecho sentir que se puede cambiar la realidad de las mujeres con políticas internas pensadas en nosotras. Sin olvidar movilizarse para que a nivel estatal haya grandes pactos que consigan que dudemos menos si ser madres, no nos sintamos castigadas por esta decisión o perdamos nuestra autonomía económica.
Las empresas comprometidas deben promover políticas internas que apoyen alas madres y a esos niños y niñas que son nuestro futuro. Las mujeres que deciden ser madres y trabajadoras fuera de casa deben sentir que pueden hacerlo sin renuncias y en calma. Todas las madres hacemos un trabajo de cuidados no remunerado. Éste es el trabajo reproductivo al que no damos la importancia que se merece pero que sostiene nuestra economía.
Está cerca el Día de la Madre. Felicidades a todas las valientes que lo sois, que en una misma hora lloráis de alegría y de cansancio, que sentís que podéis con todo y con nada. Disfrutad y celebrad, nos lo merecemos.