Jorge Espinós, director general de VB Group
Conocido como MICE -por sus siglas en inglés, Meetings, Incentives, Conferences and Exhibitions-, este sector es uno de los motores menos visibles, pero más potentes de la economía española. Cada año genera un impacto económico superior a los 14.000 millones€, según datos del Spain Convention Bureau.
Estos eventos adoptan múltiples formatos según las necesidades de cada compañía: viajes de incentivo, convenciones anuales, presentaciones de producto, aniversarios de empresa, cenas de Navidad, actividades de team building, jornadas de formación interna, reuniones estratégicas, seminarios sectoriales o workshops interactivos. Cada uno responde a objetivos específicos, como comunicar novedades, reforzar vínculos, proyectar marca o fomentar el sentido de pertenencia. Todos ellos contribuyen a fortalecer la cultura corporativa y mejorar la competitividad.
Este tipo de encuentros empresariales no solo moviliza a miles de asistentes, sino que también activa una extensa cadena de valor que incluye transporte, alojamiento, restauración, producción técnica, servicios auxiliares y promoción turística. Su capacidad para dinamizar la actividad en destinos urbanos, periféricos e incluso rurales convierte al MICE en un sector clave para la diversificación económica.
Además, el perfil del viajero MICE destaca por un gasto medio superior al del turista convencional, lo que se traduce en un impacto económico más elevado y, en muchos casos, desestacionalizado. En un escenario donde el crecimiento turístico de numerosos destinos ya no puede apoyarse en la cantidad, sino en la calidad, atraer este tipo de visitantes fuera de la temporada alta representa una apuesta estratégica muy valiosa.
A diferencia de otros sectores, el impacto de los eventos no se limita a un único día ni a un espacio cerrado: cada congreso o convención implica semanas de preparación, contratación de proveedores, servicios logísticos y gasto en múltiples sectores relacionados. En destinos bien posicionados, esto se traduce en ingresos directos, empleo temporal cualificado y visibilidad para empresas locales.
Además, los eventos corporativos representan una inversión con retorno claro para las empresas participantes. Funcionan como plataformas de networking, formación, lanzamiento de productos y generación de oportunidades comerciales. Por ello, para muchas compañías, participar o patrocinar un evento es parte estratégica de su plan de marketing o desarrollo de negocio.
España cuenta con una ventaja competitiva en este ámbito: infraestructuras modernas,buena conectividad aérea, una oferta hotelera consolidada y destinos atractivos desde elpunto de vista cultural y profesional. Esta combinación ha situado a nuestro país como unode los líderes europeos en organización de eventos internacionales.
Sin embargo, mantener esta posición requiere profesionalización, innovación tecnológica y colaboración entre el sector público y privado. La planificación eficiente, la experiencia operativa y la capacidad de adaptación a distintos formatos (presencial, híbrido o digital) son hoy factores diferenciales para garantizar el éxito de un evento y maximizar su impacto económico. En este sentido, desde VB Group hemos podido constatar cómo una gestión estratégica e integral permite optimizar resultados tanto para los organizadores como para el entorno en el que se celebran los eventos.
En un contexto donde la eficiencia en la inversión es más importante que nunca, los eventos corporativos siguen demostrando su valor como herramientas estratégicas de activación económica. Su efecto multiplicador, tanto a corto como a largo plazo, convierte al sector MICE en una apuesta sólida para la recuperación y el crecimiento empresarial. En definitiva, los eventos corporativos no solo generan impacto económico directo: también fortalecen el tejido empresarial, posicionan marcas y regiones, y favorecen el crecimiento sostenible del ecosistema productivo. Apostar por su desarrollo y profesionalización no es solo una oportunidad, sino una decisión estratégica para impulsar la competitividad de España en un entorno global cada vez más interconectado.