18 Jul
18Jul

Miguel Ángel Valero

El 21 de abril de 2025 fallecía el Papa Francisco. Su legado de reformas y de esperanza estaba en riesgo. Haciendo valer, una vez más, aquello de quien entra Papa en el cónclave sale cardenal, y dejando en ridículo a la explosión de vaticanólogos que floreció en los medios de comunicación (como publicó Dinero Seguro en El cónclave de las quinielas y en De nuevo quien entra Papa sale cardenal), es elegido Papa Robert Francis Prevost, un agustino de EEUU comprometido con la justicia social y con un talante misionero (estuvo muchos años en Perú), ahora León XIV.

Mario Escobar, historiador y escritor, autor de Francisco. El primer Papa latinoamericano, publica en Deusto León XIV, un análisis de 236 páginas cuya principal aportación es que provoca hambre, ganas de conocer más sobre el nuevo Papa, sobre sus pensamientos y sus acciones, y sobre los retos que afronta la institución religiosa más influyente del mundo, que se debate entre la tradición y la modernidad.

En ese sentido, León XIV es elegido porque "para muchos representaba la línea más central de la Iglesia: un innovador en la reforma pastoral y un defensor de la lucha contra la injusticia, además de dar visibilidad a la Iglesia de la periferia, menos europea". Y "es mucho más conservador en la liturgia y las formas que el Papa Francisco". Además, es norteamericano (también tiene la nacionalidad peruana), lo que se puede interpretar como un contrapeso a Donald Trump.

La tesis que defiende Mario Escobar es que el Papa Francisco "había preparado al Colegio Cardenalicio para que siguiera las reformas por él emprendidas", dando a entender que era el candidato de Jorge Bergoglio, que fue quien le nombró, sucesivamente, obispo, arzobispo, cardenal, y miembro de la Curia como responsable de diversos dicasterios (Evangelización, Iglesias Orientales, Cultura y Educación). Para los que conocen bien los mecanismos del Vaticano la elección de Prevost como sucesor no fue una sorpresa, como sí lo fue para los fieles y para los medios de comunicación.

Parece que Prevost ya entró en el cónclave sabiendo que podía ser elegido, y su candidatura "comenzó a tomar fuerza cuando se pensó en la unidad, la capacidad de liderazgo y una experiencia más global".

León XIV es heredero de Aurelio Agustín de Hipona (muerto el 28 de agosto del año 430), una de las figuras más influyentes en la filosofía y en la teología, y de la Orden de San Agustín, fundada en 1244 bajo el lema "una sola alma y un solo corazón hacia Dios" para unificar algunas comunidades eremitas que seguían la regla del santo.

Sobre todo, su santo de cabecera es Nicolás de Tolentino (1245-1305), el primer agustino canonizado, impulsor de la búsqueda interior ("Noli foras ire, in te ipsum redi, No vayas fuera, vuelve a ti mismo) para encontrar la gracia como regalo de Dios. Porque la fe no es una decisión humana, sino un don de Dios.

Pero, de alguna manera, también es heredero de Martín Lutero, monje agustino alemán impulsor de la Reforma protestante del siglo XVI. Es muy significativo el lema elegido por el Papa: "In Illo Uno Unumm, En el único Cristo somos uno". Procede de un sermón de Agustín de Hipona sobre el salmo 127: "Aunque los cristianos sean muchos, en Cristo son uno solo". Es una llamada a la unión dentro de la Iglesia católica y también a todas las confesiones cristianas.

León XIV asume su mandato en un mundo con 54 conflictos activos que involucran a 92 países, desde Ucrania a la Palestina ocupada pasando por Sudán, el Sahel. Por eso, en una de sus primeras intervenciones públicas fue muy claro: "pidamos por el milagro de la paz".

Su otra gran línea de actuación es la justicia social, que explica por qué eligió el nombre del Papa que escribió la Rerum Novarum en 1891 y que denunció las migraciones: "Nadie cambiaría su país por una tierra extranjera si el suyo le proporcionara los medios para vivir una vida decente y feliz". Si León XIII afrontó la Revolución Industrial, el Papa actual es muy consciente, y así se lo dijo al Colegio Cardenalicio, de que la inteligencia artificial genera "nuevos desafíos en la defensa de la dignidad humana, de la justicia y del trabajo". Porque "la dignidad humana no puede estar al servicio de sistemas que reducen al ser humano a cifras o datos".

Es un Papa que pide construir puentes, escuchar para promover la paz, con un enfoque misionero, consciente de que la humanidad está muy necesitada de un referente moral en este momento de confusión, de que la mayor lucha es la que nos enfrenta a nosotros mismos y a nuestras contradicciones.

León I frenó a Atila a las puertas de Roma, evitando su destrucción, pero no pudo impedir el saqueo de los vándalos. León X se enfrentó a la Reforma protestante, pero no logro evitar el cisma. León XIII intentó frenar el comunismo con la Doctrina Social de la Iglesia.

Ahora a León XIV le toca ser un pastor silencioso en un mundo ruidoso, y hacer que el cristianismo esté en el presente "para darle forma al futuro", como reclamaba Benedicto XVI. 

Para ello, reclama "una Iglesia que camina, que busca siempre la paz, la caridad, y estar cerca de quienes sufren". Y es que los primeros cristianos eran conocidos como "los del camino", porque, como Jesús de Nazaret, no tenían ni dónde apoyar la cabeza. 

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