De nuevo, quien entra Papa sale cardenal

Miguel Ángel Valero

Tras cuatro votaciones (las mismas que necesitó Joseph Ratzinger para convertirse en Benedicto XVI), el norteamericano (de madre española y padre franco-italiano) y peruano (tiene la nacionalidad y ha vivido allí 40 años) Robert Francis Prevost ha pasado a ser León XIV. Una vez más, fallaron las quinielas, las frivolidades de las casas de apuestas (como Sportium), y la pléyade de vaticanólogos que ha florecido en los medios de comunicación desde la muerte del Papa Francisco. De nuevo, quien entra Papa en el cónclave, sale cardenal. Y sale Papa quien no era precisamente quien más sonaba para el cargo, prefecto del Dicasterio de los Obispos desde 2023.

“Ayudadnos a construir puentes”, pide el primer Papa de EEUU, nacido el 14 de septiembre de 1955 en uno de los barrios más pobres de Chicago, a los congregados en la plaza de San Pedro. En un discurso escrito (algo inusual en las primeras apariciones de los últimos Papas), reclama la inclusión de “todos” y una paz “que desarma, humilde y perseverante”. Y “una Iglesia que camina, que busca siempre la paz. Busca siempre estar cerca, especialmente de los que sufren tanto”. “Debemos buscar juntos ser una iglesia misionera, una iglesia que construye puentes y diálogo, siempre abiertos a recibir a todos, a todos aquellos que necesitan nuestra caridad, nuestra presencia”, insiste.

Un discurso muy en la línea de su antecesor, al que citó expresamente ("Gracias, Papa Francisco", que fue quien le nombró obispo de Chiclayo, en Perú, en 2015). Prevost toma el nombre de León XIII, autor de la Rerum novarum, la primera gran encíclica social de la Iglesia. Y defiende una Iglesia "sinodial", un concepto que hace temblar a los grupos más conservadores.

Pero también sorprendió al recuperar la vestimenta que Francisco rechazó en su presentación: la muceta papal (la prenda corta y roja que cubre la espalda y el pecho), la estola bordada, la cruz dorada y el roquete. 

Llamó la atención que hablara en italiano, renunciando a su lengua natal. Se ordenó sacerdote en 1982 a los 27 años. Se doctoró en Derecho canónico en la Universidad Pontificia de Santo Tomás de Aquino en Roma.

En un perfecto castellano, ha enviado un saludo "particular a mi querida diócesis de Chiclayo, en Perú”, donde llegó con 30 años en 1985 y ha vivido casi 40 como sacerdote agustino, misionero, párroco, profesor, de “un pueblo fiel que ha acompañado a su obispo, ha compartido su fe y ha dado tanto, tanto para ser iglesia fiel de Jesucristo”.