Depender en exceso de las interacciones digitales puede aumentar la susceptibilidad a la tergiversación online, donde las personas pueden fabricar o exagerar aspectos de su identidad, lo que lleva a una confianza falsa y posibles daños emocionales.
Lo más sorprendente es que, según un informe, el 45% de los millennials afirma que aún confía en la información compartida dentro de sus comunidades online.