27 Sep
27Sep

Miguel Ángel Valero

Nuevos nubarrones se están formando sobre la deuda soberana inglesa y francesa. En el caso británico, la reciente subasta de bonos a 30 años registró una demanda inferior a la esperada, marcando el nivel más bajo en los últimos dos años. La incertidumbre en torno a la renovación presupuestaria prevista para noviembre mantiene a los inversores en una posición cautelosa respecto a la deuda inglesa. Inesperados giros presupuestarios y un aumento en los costes financieros dejan un agujero en las cuentas públicas que solamente una nueva subida de impuestos podría cubrir. Todo ello en medio de una economía que no acaba de tomar tracción. 

Por su parte, en Francia, Marine Le Pen intensifica la presión sobre el Gobierno de Emmanuel Macron para que convoque elecciones anticipadas, aprovechando la debilidad institucional tras la dimisión del primer ministro Bayrou. Aunque Le Pen ha manifestado tener una relación cordial con el nuevo primer ministro Lecornu, ha dejado claro que difícilmente respaldará una ley presupuestaria que siga la línea de la anterior Administración, lo que complica las negociaciones con el principal partido de la Asamblea Nacional de cara a la aprobación de los nuevos presupuestos.

La situación política condiciona profundamente la agenda económica. La compleja tarea de equilibrar las cuentas públicas mediante medidas impopulares paraliza a los Gobiernos de ambas naciones, especialmente en Francia, donde el partido en el poder no cuenta con mayoría parlamentaria. 

Además, el elevado endeudamiento, que se extiende en buena parte de los Gobiernos occidentales, genera un efecto contagio en los mercados. Como se ha observado en episodios anteriores, cualquier presión ejercida por los 'vigilantes' sobre los bonos soberanos de un país repercute en la mayoría de las curvas de deuda pública de los países desarrollados. Por ello, en Banca March "seguimos cautos en tomar una excesiva duración, ya que el riesgo nos parece que sigue sin estar bien pagado".  

Fortuna SFP: hay datos que invitan a la calma

Los inversores están nerviosos por las consecuencias que podría tener la situación económica y política de Francia en sus inversiones. Y como están preocupados, se plantean revisar sus carteras. La pregunta clave que asesores financieros y banqueros privados tratan de responder es dónde invertir los ahorros ante una posible crisis financiera. 

Para José Manuel Marín Cebrián, fundador de Fortuna SFP, si bien el déficit público, la deuda soberana y la inestabilidad política de Francia son asuntos conocidos, existen varios motivos objetivos que invitan a la calma y muestran que, aunque el desafío es real, el contexto global ofrece apoyos importantes:

  • 1. El índice VIX en mínimos históricos: El VIX, conocido como el “índice del miedo”, mide la volatilidad implícita en las opciones sobre el S&P 500, refleja las expectativas de los inversores sobre la inestabilidad futura del mercado. Un VIX elevado suele asociarse con pánico o incertidumbre, mientras que un VIX bajo indica confianza y estabilidad. Hoy se encuentra en niveles mínimos, lo que demuestra que, a pesar de los titulares alarmistas, los mercados no están anticipando un escenario de crisis global inminente.
  • 2. El Merrill Lynch Option Volatility Estimate (MOVE) también en calma. El MOVE Index es el equivalente del VIX, pero aplicado al mercado de bonos del Tesoro de EEUU. Mide la volatilidad implícita en los rendimientos de la deuda soberana. Al estar también en niveles bajos, sugiere que los inversores confían en la estabilidad de los mercados de renta fija, que son el pilar del sistema financiero. Si el mercado de bonos transmite tranquilidad, es difícil que el riesgo de contagio hacia otros activos sea elevado.
  • 3. Resultados empresariales por encima de lo esperado
    En ambas orillas del Atlántico, tanto en EEUU como en Europa, las empresas están presentando cifras de ventas y beneficios mejores de lo previsto. Esto demuestra que, pese a la desaceleración de algunos indicadores macroeconómicos, la economía real mantiene su dinamismo y las compañías siguen generando valor. Las Bolsas suelen anticipar crisis cuando las cuentas corporativas se deterioran, pero ése no es el caso actual.
  • 4. Bajadas de tipos previstas para 2025 y 2026. La Reserva Federal ha anunciado un ciclo de bajadas de tipos de interés que se extenderá durante 2025 y 2026. Los mercados financieros suelen reaccionar de manera muy positiva a este tipo de decisiones, porque el dinero barato favorece los activos de riesgo, como la renta variable. Más liquidez y menores costes de financiación actúan como viento de cola para las Bolsas.
  • 5. Tipos más bajos = más crédito, inversión y consumo. Un recorte en los tipos de interés no solo tiene impacto financiero, sino también en la economía real. Facilita el acceso al crédito, abarata las hipotecas y los préstamos a empresas, incentiva la inversión y estimula el consumo. Ese círculo virtuoso genera más ventas y, en consecuencia, más beneficios para las compañías. Este efecto refuerza la idea de que las perspectivas a medio plazo son constructivas, no destructivas.
  • 6. La masa monetaria, en máximos históricos. Otro factor clave es la liquidez disponible en el sistema. La masa monetaria M2, que mide el dinero en circulación más los depósitos a corto plazo, alcanzó en mayo de 2025 cifras récord: 15,7 billones€ en Europa, más de 22 billones$ en EEUU. Ese exceso de liquidez busca oportunidades de inversión. Parte se dirigirá a deuda soberana y depósitos, pero otra parte inevitablemente terminará en los mercados bursátiles y de activos de riesgo, alimentando la estabilidad y el crecimiento de los mismos.

En definitiva, Marín Cebrián invita a mantener la calma: "Francia enfrenta retos estructurales que no deben minimizarse: déficit, deuda y tensiones políticas. Sin embargo, el contexto financiero global no apunta hacia un colapso, sino más bien hacia un entorno de liquidez abundante, confianza en los mercados y apoyo de las políticas monetarias. Por eso, más que ante el 'principio del fin', estamos ante un desafío que debe afrontarse con reformas y disciplina fiscal, pero también con la tranquilidad de que el escenario internacional ofrece amortiguadores sólidos”.

The Trader: Alemania reabre el debate sobre las pensiones

Por otra parte, Alemania ha reabierto uno de los debates más complicados para el futuro del Estado de Bienestar en Europa: la sostenibilidad del sistema público de pensiones. El canciller Friedrich Merz ha lanzado su “otoño de las reformas” y lo ha hecho empezando por un modelo que ya no se sostiene. En 1992 había 2,7 cotizantes por cada jubilado; hoy son menos de dos y en 2050 apenas habrá 1,3. A esto se suma un aumento notable de la esperanza de vida y un gasto que ya se ha disparado más de un 60% desde 2010, hasta alcanzar los 408.000 millones€ en 2024. El Estado tuvo que aportar más de 116.000 millones para tapar el agujero.

La gran reforma está prevista para 2027, pero ya se han adelantado medidas: desde la vuelta de la jubilación forzosa a los 63 años para quienes hayan cotizado al menos 35 años, pero con recortes permanentes del 14,4% en la pensión, hasta vincular la edad de jubilación a la esperanza de vida. También se habla de penalizar a quienes rechacen empleos mientras reciben ayudas sociales. El objetivo declarado es estabilizar las pensiones en el 48% del salario medio hasta 2031, pero a costa de decisiones impopulares que suponen un cambio profundo en el pacto intergeneracional.

Sería injusto hablar de Alemania como un caso aislado, porque no está sola en esta carrera contra el tiempo. Dinamarca ya ha aprobado elevar progresivamente la edad de jubilación hasta los 70 años, con la idea de seguir subiéndola según aumente la esperanza de vida: un danés nacido en 1996 podría retirarse con 74 años. Bélgica penaliza con un 2% anual las jubilaciones anticipadas y subirá la edad legal a 67 en 2030. Italia y Países Bajos ya sitúan la jubilación en 67 años, y Francia trata de llevarla de 62 a 64 años en 2030, en medio de un clima de protesta social que ha costado la dimisión de varios primeros ministros. La dirección es clara: más años trabajando, menos margen para retirarse antes y prestaciones menos generosas.

España, en cambio, nada a contracorriente. El Gobierno insiste en que no hay un problema de sostenibilidad, mantiene la revalorización con el IPC y conserva una de las tasas de sustitución más altas de Europa, solo superada por Grecia. En la práctica, un jubilado español percibe una pensión muy cercana a su último salario, mientras que en países como Alemania o Países Bajos esa tasa cae por debajo del 50%. Pero este modelo tan generoso tiene un precio: un déficit contributivo de más de 66.000 millones€ al año, que se cubre con impuestos desviados de áreas como la educación, la sanidad o la inversión en innovación. "Seguimos financiando el presente mientras hipotecamos nuestro futuro", advierte el analista Pablo Gil en The Trader.

"Alemania, a diferencia de España, ha decidido afrontar el problema de frente, aunque las soluciones sean impopulares. Otros países europeos llevan años aplicando ajustes similares. Los políticos españoles, en cambio, prefiere aplazar el debate, manteniendo un sistema tan generoso como insostenible. El dilema no es si habrá reforma, sino cuándo y en qué condiciones llegará. Y cuanto más se retrase, más traumática será", concluye este experto.

DWS: Europa quiere consolidarse como destino de inversión estratégica

La transición hacia la energía limpia se refiere a la transformación del sistema energético, pasando de energías basadas en combustibles fósiles, como el petróleo, el gas y el carbón, a fuentes sin emisiones de carbono, como la eólica y la solar. Esta transición ha tenido cierto éxito. En la última década, la inversión en energía limpia se ha duplicado, hasta alcanzar una cifra estimada de 2 billones$ este año, mientras que la cuota de las fuentes sin emisiones de carbono en la generación eléctrica mundial ha alcanzado el 41%, lo que supone un aumento de siete puntos desde 2015.

"Sin embargo, a veces se olvida que la demanda mundial de energía es en sí misma un objetivo variable. Especialmente en los mercados emergentes, donde sigue aumentando debido al crecimiento demográfico, la industrialización y la mejora del nivel de vida", apunta un análisis de DWS. 

Según el escenario, se espera que la demanda mundial de energía crezca entre un 20% y un 50% para 2050. En lo referente a la capacidad de las energías renovables para satisfacer el aumento de la demanda mundial de energía, es necesario avanzar mucho más. 

El gráfico de DWS revela que, desde el Acuerdo de París sobre el clima hace diez años, el consumo de energía primaria ha aumentado en 86 exajulios (EJ), pero las energías renovables no han cubierto más del 50% de este aumento. Esto sugiere que se necesita una mayor inversión en infraestructuras energéticas para que la transición hacia las energías limpias cobre impulso. 

“Creemos que Europa destaca como un destino de inversión muy atractivo”, afirma Richard Marshall, director de Investigación de Infraestructuras de DWS. Esto refleja que el mercado europeo de infraestructuras es el mayor y más desarrollado del mundo, con oportunidades potenciales en todos los sectores. El anuncio del plan de infraestructuras alemán, dotado con 500 000 millones€, supone un impulso adicional. El programa apoyará una amplia gama de iniciativas de infraestructuras, incluidas las redes energéticas. En términos numéricos, el programa de 500.000 millones a lo largo de 12 años representa una inversión de capital de aproximadamente 40.000 millonesal año, lo que equivale a todas las operaciones de infraestructura del mercado privado cerradas en Alemania el año pasado. 

La magnitud del compromiso financiero es importante porque la financiación pública de esta envergadura tiende a actuar como catalizador para atraer capital privado. De hecho, el paquete fiscal alemán está diseñado para dirigirse a redes de infraestructuras básicas de gran capitalización, como el ferrocarril y las redes eléctricas, y estimular la inversión de capital privado en sectores más comerciales, como las infraestructuras digitales, las energías renovables y la eficiencia energética, todo lo cual debería contribuir a impulsar la agenda climática y digital de Alemania.

Esto forma parte de los esfuerzos más amplios de Europa por reposicionarse como destino de inversión estratégico, diversificado y respaldado por políticas. El cambio ha sido provocado por el riesgo geopolítico, la inseguridad energética y la dependencia tecnológica, factores que probablemente no se revertirán a corto plazo. 

Para los inversores, los primeros indicadores apuntan a un impulso positivo, ya que el DAX alemán ha registrado uno de los mejores rendimientos en relación con el S&P 500 desde la década de 1960 en lo que va de año.

ETF de empresas europeas de pequeña y mediana capitalización

Por otra parte, DWS va a modificar el índice de referencia y el nombre correspondiente de uno de sus ETF sectoriales sobre acciones europeas de consumo discrecional. Desde el 26 de septiembre, el Xtrackers MSCI Europe Consumer Discretionary Screened UCITS ETF (ISIN: IE00BNKF6C99) seguirá el índice STOXX Europe Total Market Leaders. Por lo tanto, su nombre cambiará a Xtrackers Stoxx European Market Leaders UCITS ETF. El ISIN permanece sin cambios. 

El fondo seguirá aplicando una política de inversión directa y replicando físicamente las acciones del índice de referencia. Con el cambio de índice, la comisión de gestión anual pasará del 0,17% al 0,25%.

El nuevo índice de referencia se basa en el STOXX Global Total Market Index y refleja el rendimiento de 40 empresas de gran, mediana y pequeña capitalización con sede en Europa. La característica común de estas empresas es que son consideradas líderes mundiales en sus respectivos segmentos en términos de ingresos. Además, muestran una rentabilidad superior a la media, en comparación con sus homólogas. Cada componente del índice tiene un límite máximo de ponderación del 4,5%. El nuevo índice de referencia no aplicará criterios ASG.

“Los líderes del mercado destacan en su sector a largo plazo, gracias a sus ventajas competitivas sostenibles y a unos resultados empresariales superiores a la media. Por lo tanto, una cartera indexada puede ser un complemento útil para una estrategia de inversión bien equilibrada, especialmente en un momento en el que muchos de nuestros inversores buscan dar mayor peso a Europa”, afirma Simon Klein, director global de ventas de Xtrackers.

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