Miguel Ángel Valero
Antonio Romero, director general de CECA, destaca en el curso de la Apie que la banca española disfruta de unos elevados niveles de rentabilidad y eficiencia. Esto permite, en el caso de las cajas de ahorro y de los bancos vinculados a ellas, elevar hasta los 906 millones€ su inversión en Obra Social durante 2024. Y consolidar todavía más su posición como primer inversor social privado de España.
Pero lo importante es que esa fortaleza va a permitir al sector financiero español afrontar la incertidumbre derivada de los nuevos riesgos geopolíticos. Romero subraya que estos riesgos presentan una naturaleza diferente a los tradicionales del sector y, por este motivo, la fórmula para abordarlos por parte de los supervisores no debe ser incrementar los requisitos de capital. “Hemos de abandonar el actual capitalcentrismo y sustituirlo por medidas de gobernanza y de toma de decisiones”, propone el director general de CECA.
"De lo contrario crearemos un sistema prudencial inflacionista, que irá requiriendo más y más capital sin que podamos avistar un fin a esos requerimientos", que además "tienen un coste en la medida en que restringen la capacidad de acción de la entidades financieras y reducen su capacidad de concesión de crédito", argumenta.
"Somos conscientes de que el sector financiero es complejo y que desarrolla una labor fundamental para la economía y debe ser regulado, pero creemos que esa regulación debe ser eficiente y tiene que ser eficaz", explica. "Damos la bienvenida a las autoridades europeas a este discurso, nos alegramos mucho de que finalmente hayan tenido conciencia de la envergadura de este problema", porque "gran parte" de los costes que asume el sector financiero no están "del todo justificados" y se deben, no a la regulación, sino a una "supervisión extraordinariamente intrusiva". "Ese modelo de supervisión tiene que racionalizarse, tienen que mejorarse para facilitar la eficiencia y la competitividad", insiste el director general de CECA.
Al mismo tiempo, resalta la necesidad de reducir la excesiva carga regulatoria y supervisora que soporta el sector: “La proliferación de desarrollos normativos en la industria financiera, acompañados de una intensificación de la actividad supervisora, ha dado lugar a un modelo de cumplimiento cada vez más complejo y costoso para las entidades de crédito”. En los últimos cinco años, la actividad regulatoria ha alcanzado un promedio de 1,3 normas por día hábil dirigidas al ámbito financiero. "Simplificación no es desregulación", recalca Romero.
Esa simplificación regulatoria ha de ir acompañada de una revisión de los procesos de producción de normas, porque actualmente favorecen la complejidad. “De lo contrario, en pocos años tendremos que volver a realizar este ejercicio de simplificación, independientemente del éxito del actual proceso”, avisa.
Esa simplificación regulatoria y supervisora "no debemos acotarla al ámbito europeo, también existe espacio para simplificar la regulación en el ámbito nacional", subraya.
El director general de CECA reclama también una "armonización fiscal", que es "un imperativo dentro de la agenda regulatoria europea". En ese sentido, "han surgido impuestos a la banca en muchos países europeos, y España lamentablemente no es una excepción, y eso es bastante difícil de entender".
Sobre el euro digital, Antonio Romero destaca la aportación de la banca española en la creación del modelo teórico de éste, a través de su participación en los diferentes grupos de trabajo creados por parte del BCE, y también en el diseño del marco regulatorio. Pero alerta de los costes de implantación y también de la existencia de proyectos privados que van a aportar soluciones paneuropeas en el área de los servicios de pago.