Miguel Ángel Valero
La Administración estadounidense continúa cerrada por sexto día y nada parece asustar a Wall Street, que renovaba máximos aupados de nuevo por noticias en el frente tecnológico. OpenAI volvía a acaparar el protagonismo pese a no ser una compañía cotizada. Tras su acuerdo de la semana pasada con empresas fabricantes de chips coreanas, anunciaba el 6 de octubre una alianza con Advanced Micro Devices (AMD) por el que esta empresa le suministrará chips de alto rendimiento por varias decenas de miles$. El acuerdo contempla la provisión de esta última versión de procesadores gráficos a partir de 2026 e implica seis gigavatios de potencia de cálculo, un volumen nunca visto en el sector.
En paralelo, AMD también entregó a OpenAI una opción para adquirir hasta 160 millones de acciones del grupo, aproximadamente el 10% del capital de la tecnológica, condicionado al cumplimiento de hitos relacionados con el despliegue progresivo de la capacidad de cómputo negociada.
El pacto disparaba en la sesión la cotización de AMD (+23,7%), su segundo mayor avance de su historia, reflejando el movimiento dado por OpenAI para hacerse con una posición de la cotizada, y de paso ejerciendo presión en la carrera por el monopolio de la IA que imprime a Nvidia, que sufrió un descenso del 11%.
En el terreno corporativo, el acuerdo entre OpenAI y AMD tuvo su impacto en Europa, con el rebote de los títulos de BE Semiconductors (+12,4%), su mayor ascenso desde abril siendo AMD uno de sus principales clientes.
Columbia Threadneeedle: la Fed navega sin datos
Anthony Willis, Senior Economist de Columbia Threadneedle Investments pone el foco en el cierre del Gobierno estadounidense, que comenzó el 1 de octubre y que, dado el desencuentro entre demócratas y republicanos, es muy probable que la situación de bloqueo se prolongue durante algún tiempo.
El cierre se debe a que el Gobierno de EEUU no ha conseguido aprobar el presupuesto para el nuevo ejercicio fiscal (empieza el 1 de octubre). Todas las funciones gubernamentales no esenciales han sido suspendidas hasta que se apruebe un nuevo presupuesto. En la práctica, esto implica que alrededor de 750.000 empleados públicos han sido suspendidos.
El presidente Trump ha sugerido que, en lugar de suspender temporalmente a estos trabajadores —enviándolos a casa sin sueldo—, deberían ser despedidos de forma permanente. Aunque está por ver si esto ocurrirá, la propuesta encaja con su agenda más amplia de recortar lo que él denomina la "madera muerta" del Gobierno.
Desde el punto de vista económico, el impacto del cierre es relativamente limitado. Se trata del 11º cierre del Gobierno estadounidense desde 1980. El más reciente, ocurrido durante el primer mandato de Trump, entre 2018 y 2019, se prolongó durante35 días y se estima que costó a la economía estadounidense alrededor de 11.000 millones$. De esa cantidad, según la Oficina Presupuestaria del Congreso, unos 3.000 millones en actividad económica nunca se recuperaron. Aunque se trata de una cifra significativa, resulta relativamente pequeña en el contexto de una economía de 29 billones$.
En cuanto a los mercados financieros, el impacto ha sido mínimo. Los índices bursátiles estadounidenses cerraron la semana pasada en máximos históricos y no se han observado grandes sobresaltos en los mercados de bonos. A diferencia de cierres anteriores, éste no está vinculado al debate sobre el techo de la deuda, que se elevó en agosto en unos 5 billones$ como parte de la denominada “Big Beautiful Bill”.
La principal preocupación reside en la falta de datos económicos. Debido al cierre, la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS, por sus siglas en inglés) —encargada de publicar indicadores clave como los informes de empleo y las cifras de inflación—permanece cerrada. La semana pasada no se publicaron las solicitudes semanales de subsidio por desempleo ni el informe de empleo de septiembre, conocido como el informe de nóminas no agrícolas. Si el cierre se prolonga hasta mediados de octubre, tampoco se conocerán los resultados del informe sobre la evolución de la inflación.
Esto es especialmente relevante porque la Reserva Federal se encuentra actualmente en un entorno muy dependiente de los datos. Sin acceso a esta información, la Fed está, en esencia, navegando a ciegas. Aunque dispone de fuentes de datos alternativas, éstas cobrarán mayor importancia en las próximas semanas si no se encuentra una solución al cierre.
Según los mercados de predicción, como Polymarket, existe en estos momentos un 72% de probabilidades de que el bloqueo se prolongue hasta mediados de mes y un25% de que acabe convirtiéndose en el más largo de la historia.
En consecuencia, aunque esta situación resulta más frustrante que preocupante paralos mercados financieros, la falta de información - especialmente en lo que respecta alos datos de empleo y de inflación -podría convertirse en un problema. "Tanto desde la perspectiva económica como desde la de los mercados, no se trata de undrama importante. Sin embargo, cuanto más se prolongue el cierre, más frustrante será", avisa el experto de Columbia Threadneedle.