Miguel Ángel Valero
A diferencia de la mayoría de los instrumentos financieros, los bonos garantizados ofrecen estabilidad y confianza. Estas cualidades son especialmente valoradas en momentos de incertidumbre económica y transformaciones estructurales.
Al tratarse de bonos con doble garantía, combinan la solvencia del emisor con una cartera segregada de activos de alta calidad. Esta estructura única puede hacerlos muy resistentes, incluso en tiempos de crisis, reduciendo su dependencia de las fluctuaciones del mercado en general.
Para las entidades financieras, representan además una fuente fiable de refinanciación a largo plazo, contribuyendo así a reforzar la solidez del sistema financiero.
En un contexto de incremento de los costes de financiación, mayores exigencias de liquidez y persistente incertidumbre, los bonos garantizados han demostrado ser indispensables no solo en los días y semanas posteriores al ‘Día de la Liberación’, sino también durante la creciente inestabilidad política en Francia.
"En nuestra opinión, los bonos garantizados pueden ofrecer una atractiva relación riesgo-rentabilidad, además de la oportunidad de diversificación global dentro de un marco jurídico cada vez más armonizado", explica en DWS.
Los bonos garantizados tienen una larga trayectoria como instrumento de inversión paneuropeo. Su desarrollo cobró fuerza en los siglos XVIII y XIX, con hitos relevantes en Prusia (1770), Dinamarca (1797), Polonia (1825) y Francia (1852). Los primeros emisores incluían tanto instituciones públicas, como las denominadas “Landschaften”, así como bancos hipotecarios privados. En sus inicios, estos valores se utilizaron para financiar explotaciones agrícolas, antes de extenderse de forma creciente a inversiones en activos residenciales y comerciales.
Actualmente, los bonos garantizados se han consolidado a escala global, con emisores que han adoptado un concepto percibido como atractivo principalmente (aunque no exclusivamente) gracias a su sofisticada arquitectura de seguridad. Con la armonización de la base legal para su emisión, los reguladores buscan reforzar todavía más este producto, estableciendo un marco fundamental que, a nuestro juicio, puede incrementar su atractivo en términos de riesgo y rentabilidad.
Los bonos hipotecarios alemanes y su tradición centenaria
El Pfandbrief alemán se considera pionero en muchos aspectos para el desarrollo de todo el segmento de bonos garantizados, gracias a su elevado nivel de seguridad, sustentado en la Pfandbrief Act. El Pfandbrief constituye una historia de éxito en Alemania, con un historial crediticio impecable hasta la fecha (como ocurre con el resto de bonos garantizados). Actualmente, el Pfandbrief mantiene una posición sólida para continuar su desarrollo dinámico.
Su historia es larga y, en 2019, el Pfandbrief celebró su 250 aniversario, un hito notable en un mundo financiero en constante transformación. El 29 de agosto de 1769, Federico el Grande firmó una denominada Cabinet Order considerada el origen del Pfandbrief. El objetivo principal era proporcionar liquidez a terratenientes con problemas de financiación, para que pudieran retomar y expandir su producción agrícola.
Como el modelo demostró ser eficaz y sostenible, se expandió más allá de Prusia en las décadas posteriores, con instrumentos similares en países como Dinamarca y Francia.
A comienzos del siglo XX, la Ley de Bancos Hipotecarios, aprobada en julio de 1899, entró en vigor, creando por primera vez un marco jurídico uniforme para la emisión de bonos hipotecarios en Alemania. Más de un siglo después, en 2005, las normativas previas —incluyendo la Ley de Bancos Hipotecarios y las disposiciones relativas a los Pfandbriefe públicos y navieros— fueron consolidadas y sustituidas por una nueva y completa Pfandbrief Act.
En los años posteriores, esta ley se reforzó con diversas enmiendas y se adaptó a las condiciones de mercado vigentes. En particular, las medidas de control de calidad introducidas por la normativa sentaron las bases para que la historia de éxito del Pfandbrief siga vigente hasta hoy.
Prioridad en caso de insolvencia del emisor
Los bonos garantizados son bonos respaldados emitidos por entidades de crédito. Para proteger los derechos de los acreedores de bonos garantizados, los activos elegibles del emisor (por ejemplo, créditos hipotecarios sobre inmuebles residenciales y comerciales, o préstamos a administraciones públicas) se segregan del resto de activos y se agrupan en una cartera específica. Esta cartera es dinámica y está diseñada para garantizar que únicamente créditos de la más alta calidad respalden los bonos en circulación.
En la mayoría de países, existen además normativas legales que regulan qué activos pueden emplearse como garantía. En muchas jurisdicciones, la supervisión de los activos de cobertura constituye un nivel adicional de seguridad.
En caso de insolvencia del emisor, la cartera de cobertura está disponible con carácter prioritario para los acreedores de los bonos garantizados. Sin embargo, también aplica el denominado derecho de doble recurso: esto significa que los inversores tienen derecho a reclamar tanto contra la cartera de cobertura como contra el propio emisor en caso de que los activos de garantía resulten insuficientes para satisfacer sus derechos de cobro. Esta característica es única de los bonos garantizados.
A nivel mundial, nunca se ha producido un impago en bonos garantizados. En los casos en los que la liquidez de las entidades emisoras ha resultado insuficiente, los reguladores han intervenido para evitar el incumplimiento, ordenando fusiones forzosas de las instituciones emisoras o la combinación de sus respectivas carteras de cobertura.
Más de 3,3 billones€
En las últimas décadas, los bonos garantizados se han convertido en uno de los segmentos más relevantes del mercado de renta fija europeo. El volumen vivo asciende actualmente a más de 3,3 billones€. En l aactualidad, los bonos garantizados se emiten en más de 30 países y la emisión crece con rapidez fuera de Europa. Canadá, Australia, Nueva Zelanda y Singapur desempeñan ya un papel importante, y este instrumento está ganando terreno también en Brasil, Croacia, Georgia y Bulgaria.
El número total de países con emisiones vivas de bonos garantizados se ha más que duplicado en los últimos 20 años. Varios otros países están planificando crear marcos legales comparables para permitir la emisión de estos valores en el corto o medio plazo.
La participación de bonos garantizados emitidos fuera de Europa supera ya el 10% del volumen total, y la tendencia continúa al alza. De acuerdo con el European Covered Bond Council (ECBC), a finales de 2024 había 333 emisores activos de bonos garantizados en todo el mundo, de los cuales 82 también emitían bonos garantizados sostenibles, un segmento que registra un crecimiento especialmente dinámico. El número de entidades emisoras ha fluctuado con el tiempo, debido a la entrada de nuevos participantes y a la salida de otros, principalmente como consecuencia de procesos de fusiones y adquisiciones.