Miguel Ángel Valero
Robeco dibuja en la 15ª edición de su Expected Returns 2026-2030, The Stale Renaissance (El Renacimiento estancado) una economía paradójica en el que los avances tecnológicos —especialmente en inteligencia artificial— coexisten con retos macroeconómicos estructurales y la incertidumbre geopolítica. El impacto transformador de la IA se ve limitado por las restricciones energéticas, la incoherencia política y la fragmentación geopolítica, aunque el estudio destaca cómo los agentes de IA están a punto de revolucionar la productividad, incluso aunque los obstáculos macroeconómicos frenen su máximo potencial.
Peter van der Welle, estratega de Soluciones Multiactivo en Robeco y coautor del informe, señala: "Aunque la IA promete un renacimiento de la productividad, creemos que este resurgir parecerá estancado si lo analizamos con más detenimiento. Los inhibidores estructurales —desde la política monetaria restrictiva hasta la incertidumbre geopolítica— limitarán el alcance de los beneficios económicos».
Laurens Swinkels, director de análisis de soluciones en Robeco y coautor: "En un mundo en el que abundan las paradojas, seguirán surgiendo grandes inventos. Los inversores deben mirar más allá de los activos tradicionales y adoptar coberturas poco populares, como las materias primas y los fondos de inversión inmobiliaria, para afrontar los próximos años. La diversificación y la cobertura estratégica serán fundamentales".
Los expertos de Robeco identifican cuatro grandes obstáculos al impulso de este renacimiento tecnológico:
Estos retos cíclicos se ven respaldados por fuerzas estructurales más profundas, entre las que se incluyen los persistentes desafíos del mercado laboral, el incremento de la deuda soberana y la erosión del dominio global del dólar estadounidense.
Tres escenarios
Implicaciones para la inversión
Robeco vaticina un mercado más concentrado e impulsado por el momentum, con menos clases de activos que ofrezcan primas de riesgo superiores a la media. Las valoraciones de la renta variable estadounidense y de los bonos high yield parecen sobrevaloradas, lo que sugiere un elevado riesgo bajista. Por el contrario, se prevé que los activos de los mercados emergentes, en particular la deuda denominada en divisas fuertes, ofrezcan rentabilidades relativas elevadas. Los inversores deben prepararse para un entorno más selectivo, en el que una asignación cuidadosa y una planificación basada en escenarios sean fundamentales para sortear la incertidumbre y capturar valor a largo plazo.
El informe de este año también incluye cuatro cuestiones específicas q
La renta variable de los mercados emergentes es la clase de activos que puede ofrecermayores rentabilidades, con un 7,5% anual en euros entre 2026 y 2030. Se prevé que las acciones de los mercados desarrollados obtengan una rentabilidad del 6%; no muy lejos se sitúan la deuda pública local de los mercados emergentes y el sector inmobiliario cotizado, con un 5,5 %.
A diferencia de ejercicios previos, las previsiones indican que los bonos corporativos no presentarán una rentabilidad significativamente mayor en comparación con los bonos soberanos. Se estima una rentabilidad del 3,25% para la deuda corporativa cubierta y del 3% para el investment grade (grado de inversión), en contraste con el 2,7 % de la deuda pública alemana y el 3% de la de países desarrollados.
Este año, se ha incluido una nueva clase de activos en el informe Expected Returns: deuda de mercados emergentes en hardcurrency, con una rentabilidad prevista del 3,75%. Las materias primas lideran la rentabilidad con un 5,25 %, mientras que los activos monetarios ofrecen alrededor del 3 %. La inflación seguirá en torno al 2,5%, superando el objetivo habitual del 2 % de los bancos centrales y afectando el crecimiento económico.
Sostenibilidad en segundo plano
La ambición de alcanzar las cero emisiones netas sigue quedando en un segundo plano, y la sostenibilidad a largo plazo ya no es una virtud inherente, sino que se ha convertido en una estrategia condicional.
"A medida que las primas ecológicas sedesvanecen y los riesgos climáticos se revalúan, los flujos de capital dependen cadavez más de las pruebas del impacto climático en el mundo real, en lugar de los ideales", afirma Laurens Swinkels. "Creemos que la transición climática se producirá, con nuevas tecnologías que permitirán una mayor reducción del consumo de energía por unidad de PIB", subraya.