Miguel Ángel Valero
Cada vez más jóvenes acceden a su primer móvil y a las redes sociales a edades más temprana. hasta el punto de que algunos gobiernos se plantean incluso prohibir su uso entre los preadolescentes. La razón principal: la adicción que generan estas plataformas y el fenómeno del "oversharing", o compartir sin control aspectos de la vida privada en las redes sociales. En España, la adicción a las redes sociales se relaciona con el 55% de los síntomas de ansiedad, el 52% de los dedepresión y el 48% de los comportamientos agresivos con los demás.
Es lo que afirma el estudio “Oversharing: Adictos a compartirlo todo. Consecuencias psicológicas de la adicción a las redes sociales en España”, elaborado por el área de Seguro de Salud de Línea Directa conjuntamente con la experta en Inteligencia Emocional, Ruth Castillo-Gualda, y el especialista en Intervención de la Ansiedad y el Estrés, Juan Ramos-Cejudo, ambos profesores de la Facultad de Salud de la Universidad Camilo José Cela.
La creciente dependencia a las redes sociales como herramienta de validación social y conexión emocional impulsa a muchas personas a pasar mucho tiempo compartiendo detalles de su vida personal buscando reconocimiento y pertenencia. Algunas pasan casi el mismo tiempo frente a las pantallas que durmiendo: los españoles pasan de media 6 horas al día en sus teléfonos móviles, y la generación Z (de 16 a 30 años) supera las 7 horas, de la cuales 4 horas las dedican a las redes sociales.
Además, esa adicción a estar enganchados todo el día lleva a los usuarios a compartir más información de lo habitual, sin ser conscientes de que esa sobreexposición tiene consecuencias negativas en su salud mental. Esto ha traído consigo una exposición demasiado detallada de la vida personal de los usuarios. De hecho, 6,5 millones de usuarios españoles de redes sociales reconocen compartir aspectos íntimos de su vida y el 16% de la población española asegura compartir fotos en sus redes sociales de manera frecuente o muy frecuente.
Extremadura (20%), Aragón, Comunidad de Madrid, Galicia y Cataluña (19%) son las comunidades autónomas donde hay mayor porcentaje de población que publica de manera frecuente y muy frecuentemente fotografías en sus redes sociales. En el lado contrario se sitúan Navarra (8%), Asturias (9%) y Comunidad Valenciana (10%).
El uso intensivo de las plataformas está detrás de un aumento de los problemas de salud mental. Las personas que pasan más tiempo posteando una vida perfecta en la red son quienes se enfrentan a mayores problemas de salud mental. El 55% de los síntomas clínicos de ansiedad, el 52% de los síntomas de depresión en España y el 48% de los comportamientos agresivos están relacionados con la adicción a las redes sociales.
Otra de las conclusiones relacionadas con cómo afecta el uso de las redes sociales a la salud mental es que quienes no logran gestionar sus emociones correctamente son aquellas personas más vulnerables al oversharing. En este sentido, el 30% del oversharing se relaciona con la incapacidad para regular las emociones. Además, las personas con menos capacidad para manejar lo que sienten se vuelven más adictas a las redes sociales. De hecho, sentir nervios y la agresividad contra alguien son dos emociones que influyen en el 30% de la adicción a estas plataformas.
También se desprende del informe que las pantallas son una estrategia dañina y las personas usan las redes sociales como una estrategia poco efectiva a la hora de manejar las emociones: El tiempo de uso influye en un 20% de los síntomas de ansiedad, depresión e ira.
"Nos comportamos como influencers y somos esclavos de la perfección", insisten los autores del informe. La presión por proyectar una imagen idealizada de la vida en estas plataformas lleva también a que los usuarios se comporten como verdaderos influencers. El 51% tiene su perfil público, y 2,7 millones de personas cuentan con más de 2.000 seguidores. Además, las personas en la red se muestran perfectas y con una vida ideal. Casi 4 de cada 10 usuarios utilizan filtros para eliminar imperfecciones y un 64% de las personas muestra solo felicidad en sus publicaciones, creando una imagen idealizada de sus vidas.
Este comportamiento de mostrar sólo una parte de nuestras vidas puede impactar negativamente a la salud mental de los usuarios, dado que tendemos a compararnos con los demás y esto genera frustraciones que, a veces, son difíciles de canalizar.
Los jóvenes son un colectivo vulnerable cuando hablamos de adicción a las redes sociales y salud mental. La Generación Z pasa, de media, más de 7 horas en sus dispositivos y 1 de cada 4 pasa más de 8 horas en los smartphones. y el 42% de los jóvenes admite haber pasado más tiempo del previsto en plataformas como Instagram o TikTok. En este contexto, la Generación Z no sólo pasa más tiempo en pantallas, sino que también muestra una mayor adicción a las plataformas y presenta más síntomas emocionales, como ansiedad y depresión que otras generaciones.
Además, los jóvenes acuden más a las redes sociales para aliviar sus problemas de salud emocional. El 41% de los usuarios de Generación Z (frente al 23% de la media) reconoce haber recurrido a ellas para aliviar sentimientos de culpa, ansiedad, impotencia o depresión.
Los jóvenes reciben más comentarios ofensivos en las plataformas que el resto de las personas de la Red. El 55% de los usuarios más jóvenes (frente al 30% de media) hanrecibido en algún momento comentarios ofensivos en sus publicaciones.
Es importante concienciar en torno a un uso saludable de la tecnología y educar a la población sobre los riesgos asociados a la adicción digital para instaurar unos hábitos de vida saludable desde edades tempranas. En este sentido, establecer límites de tiempos de uso de las redes sociales, evitar la dependencia desde la infancia fomentando un uso responsable de pantallas, desactivar las notificaciones o priorizar el contacto directo frente a los amigos virtuales son algunos consejos de prevención que se deben poner en práctica desde que los preadolescentes adquieren su primer dispositivo y perfil en una red social.