Ibercaja ha presentado sus previsiones de crecimiento económico para este año 2025 y para 2026, revisando al alza el incremento del PIB en España, hasta el 2,7% en 2025 (dos décimas por encima de sus estimaciones de diciembre de 2024). El menor impacto que el esperado por los aranceles de EEUU; la inercia positiva del mercado laboral, los salarios y el ahorro generado durante los últimos años; y la contribución que tendrá el impulso del sector inmobiliario son los tres factores que han llevado a la entidad a revisar al alza su estimación del crecimiento del PIB español. En 2026 la entidad espera que el avance de la economía española se moderará hasta el 2,2%.
El PIB de Aragón crecerá en 2026 un 2,8%, superior al del conjunto del país. Esto se explica por el periodo de inversión “extraordinario” que tiene por delante la comunidad autónoma, según los anuncios realizados en 2024 acerca de los proyectos de inversión de la gigafactoría de baterías y de los centros de datos.
Enrique Barbero, director de Comunicación, Marca y Relaciones Institucionales de Ibercaja, y Santiago Martínez, jefe de Análisis Económico y Financiero, explican en la presentación del nuevo número de la Revista Economía Aragonesa, que “el alza de su previsiones anteriores para 2025 y 2026 se debe en buena medida a las buenas perspectivas para el empleo que genera la expansión constructora y que llevarían los incrementos de la ocupación por encima del 2% anual, con una reducción de la tasa de paro hasta el 9,9% en 2025 y el 9,4% en 2026 en España”.
El análisis de coyuntura internacional, nacional y regional de la primera publicación de Ibercaja de 2025, “que estrena nuevo diseño acorde a la renovada imagen de marca del banco”, según Barbero, está marcada por la guerra comercial que ha iniciado el presidente de EEUU y que supondrá un freno para el crecimiento global y una aceleración en el alza de precios, aunque la extensión de sus efectos es todavía una incertidumbre.
Los expertos de Ibercaja han trasladado que, ante los ajustes a la baja de las previsiones del crecimiento económico global, el Banco Central Europeo ha llevado a cabo una reducción en los tipos de interés, anticipando una política fiscal más expansiva, impulsada en parte por el aumento del gasto en defensa. La Reserva Federal, por su parte, ha adoptado un recorte más moderado, previendo una mayor flexibilización monetaria, aunque las subidas arancelarias podrían obstaculizar este proceso. De esta manera, según Martínez “los tipos a largo plazo se han comportado de forma divergente: han ascendido en la zona euro ante mayores necesidades de financiación, mientras que en EEUU han descendido en respuesta al temor a un deterioro del ciclo económico. Con todo ello, el mercado financiero está reflejando estas tensiones y, tras un 2024 de subidas bursátiles generalizadas, 2025 ya experimenta mayor volatilidad”.
En cuanto a la Zona Euro, estos expertos recuerdan que el crecimiento del PIB en 2024 mostró “leves mejoras gracias, en parte, al consumo privado que fue capaz de generar dinamismo en un contexto de recuperación moderada. La creación de empleo, aun con un ritmo más contenido, se ha acompañado de modestos aumentos en la productividad, manteniendo al desempleo en mínimos históricos. En este marco, España destaca al exhibir una menor exposición a las tensiones derivadas de la guerra comercial estadounidense”.
Barbero y Martínez han confirmado, además, respecto al episodio inflacionista de los años anteriores, que “en 2024 lo hemos dejado atrás con la normalización de la tasa subyacente. El IPC sigue oscilando por la variabilidad de los precios energéticos, pero en tasas mucho más moderadas que en los años 2022 y 2023”. El IPC en España crecía un 2,8% en 2024, la tasa subyacente un 2,9%. En marzo se habían frenado al 2,3% y el 2,0% respectivamente.
La economía española mantiene la fortaleza del crecimiento, sobre todo en términos relativos respecto a Europa, y va adquiriendo importancia el incremento del consumo privado, que se beneficia de la expansión del empleo y de los salarios, y del menor incremento de los precios. La aportación del turismo exterior continúa siendo relevante, como la del gasto público. También se observa una mejora de la inversión, cuya continuidad es imprescindible para incrementar una productividad que continúa muy alejada de los estándares europeos y, más aún, de los de EEUU.
"La economía española no se encuentra entre las más expuestas a la guerra comercial abierta por EEUU y la positiva inercia del consumo de los hogares y el despegue del sector inmobiliario pueden continuar generando un notable crecimiento endógeno. No obstante, algunos sectores sí pueden verse afectados de forma significativa. En lo que respecta a la inversión en defensa, el bajo punto de partida apunta a unas necesidades más elevadas que en otros países europeos”, concluyen los expertos de Ibercaja.