A medida que entramos en la siguiente fase de la descarbonización global, los inversores institucionales están replanteando sus estrategias. En lugar de evitar sectores con altas emisiones como el cemento, el acero, los servicios públicos y la gestión de residuos, muchos están invirtiendo ahora en su transformación – avanzando en los objetivos climáticos mientras capturan valor a largo plazo, explica Alexandra Christiansen, gestora de Carteras de la estrategia Global Climate Transition Engagement Strategy de Nordea.
Estos sectores son grandes contribuidores de emisiones a nivel global, pero siguen siendo esenciales para las economías modernas. Desinvertir en ellos puede parecer un paso sencillo hacia la descarbonización de la cartera, pero esto no refleja la realidad económica y conlleva el riesgo de frenar el progreso necesario para reducir las emisiones en la economía real. Cada vez más, los inversores están adoptando un enfoque diferente: apoyar a empresas en “transición” —aquellas con planes creíbles y capacidad para llevar a cabo una descarbonización que genere valor.
Este enfoque ya está dando resultados. La estrategia Global Climate Transition Engagement de Nordea, que se centra en estas empresas en “transición”, logró el año pasado evitar 24 toneladas de CO₂ de emisiones reales por cada millón€ invertido—más de 12 veces la tasa de reducción del índice MSCI ACWI, y durante los últimos 3 años ha conseguido una reducción del 16% en la intensidad de carbono, superando significativamente la ligera disminución del 1,6% del MSCI ACWI en el mismo período. Además, los rendimientos de inversión, que se mantienen atractivos, no se vieron comprometidos para lograr este resultado.
La industria pesada y los servicios públicos se encuentran entre los mayores contribuidores a las emisiones globales. Solo la industria del cemento por sí misma es responsable de aproximadamente el 7 % de las emisiones globales de CO₂. El acero, esencial para todo, desde infraestructuras hasta energías renovables, es otro sector con altas emisiones. Los servicios públicos, por su parte, desempeñan un papel clave en la aceleración de la transición energética mediante la sustitución de combustibles fósiles por energías renovables y la modernización de las redes eléctricas.
Desinvertir en estos sectores eliminaría la oportunidad de influir en las estrategias de transición y renunciaría a rendimientos atractivos derivados de la creación de valor existente en los procesos de descarbonización. En cambio, la propiedad activa permite a los inversores implicarse con las empresas en un momento en el que las dinámicas políticas y del mercado están generando nuevos incentivos para la descarbonización. Por ejemplo, la gran mayoría de las emisiones del cemento provienen de la producción de clínker, con más de la mitad procedente de procesos químicos que no se pueden abordar simplemente con la sustitución energética—lo que pone de relieve la necesidad de un cambio sistémico.
"Creemos que tenemos una ventaja en la comprensión de los cambios tecnológicos, normativos y de comportamiento del consumidor en esta industria mejor que el resto del mercado, y podemos aprovechar esto para generar alfa y participar significativamente del proceso de descarbonización", argumenta la gestora de Nordea.
La descarbonización puede aumentar la valoración
El enfoque de una empresa hacia la descarbonización puede afectar significativamente a su valoración. Desde nuestra experiencia en valoración, existe una destrucción significativa de valor para las empresas en industrias como la del cemento si no se toman medidas para evitar el aumento de los costes del carbono, pero también muestra un potencial significativo en los flujos de caja futuros cuando existen estrategias creíbles de descarbonización. El sector de la gestión de residuos es otro ejemplo, donde invertir en proyectos de conversión de gases generados por residuos a energía renovable puede reducir emisiones y generar un potencial adicional de beneficios. Las empresas de servicios públicos en EE.UU también están haciendo la transición de los combustibles fósiles a las energías renovables, apoyando el crecimiento sostenido de los beneficios a largo plazo.
Las estrategias basadas en la participación activa están empezando a ofrecer un impacto medible, tanto en términos de reducción de emisiones reales de la economía como en la generación de alfa, a medida que el mercado recompensa a quienes tienen estrategias creíbles de descarbonización. Evitar los sectores con altas emisiones ya no se ve como una estrategia viable a largo plazo. En cambio, observamos a los inversores adoptando un enfoque más reflexivo y a largo plazo, reconociendo que integrar la sostenibilidad consiste en posicionarse para un crecimiento sostenible y una ventaja competitiva más sólida. Lo que estamos viendo es una maduración de la conversación. Los clientes están yendo más allá de los filtros y exclusiones, y cada vez buscan más impacto real en el mundo.
Lombard Odier: La sostenibilidad se adapta a las presiones políticas
Por su parte, Sophie Chardon, Head of Sustainable Investment, Private Bank de Lombard Odier, recuerda que las semanas posteriores a la reelección de Donald Trump estuvieron marcadas por la incertidumbre y la volatilidad en las inversiones ASG (ambientales, sociales y de gobernanza). Con salidas globales en los primeros tres meses de 2025 que totalizaron 8.600 millones$ de los 3,2 billones en activos gestionados dentro de esta categoría, los fondos sostenibles experimentaron su peor trimestre registrado. Europa, tradicionalmente un bastión de la inversión sostenible registró sus primeras salidas netas desde 2018, año en que se comenzaron a recopilar datos.
Paradójicamente, la administración Trump podría coincidir con un universo de inversiones sostenibles más robusto, regionalmente diversificado, liderado por el sector privado y con fundamentos económicos sólidos. Para mayo de 2025, los flujos de entrada se habían reanudado tanto en fondos de renta variable sostenible como en renta fija sostenible. La recuperación fue generalizada, con especial fortaleza en fondos de bonos denominados en dólares y euros, así como en fondos de renta variable globales, asiáticos y de mercados emergentes.
Mientras tanto, las inversiones sostenibles han resistido en general frente a sus índices de referencia tradicionales durante la primera mitad de 2025. Muchos fondos temáticos de renta variable están obteniendo rentabilidades de dos dígitos en lo que va de año. La selección de líderes CLIC (Circular, Lean, Inclusive, Clean) seguida en las carteras de Lombard Odier ha ganado un 13%, por delante del 8% que ha registrado el índice MSCI World este año. Esto sugiere que los inversores, aunque inicialmente cautelosos, han recalibrado sus estrategias en los últimos meses para alinearlas con las nuevas realidades geopolíticas y económicas.
El cambio geopolítico ha fragmentado la cooperación global en materia climática. Las iniciativas multilaterales están perdiendo impulso a medida que los países priorizan su seguridad nacional y la resiliencia económica. Sin embargo, esta fragmentación está fomentando un enfoque más regional y económicamente pragmático.
China ha aprovechado la transición para convertirse estratégicamente en líder mundial en tecnologías limpias. En 2024, los sectores de energía limpia contribuyeron con 1,9 billones$ a la economía china, lo que equivale al 10% de su producto interior bruto. China domina tecnologías limpias como el almacenamiento de energía en baterías, una tecnología habilitadora crítica para la integración de energías renovables. "Como resultado, hemos ampliado nuestro universo de inversión, manteniendo un enfoque selectivo y diversificado, dado que los cambios regulatorios en sectores estratégicos de China pueden ser tanto rápidos como altamente disruptivos", señala esta experta.
Europa debe continuar invirtiendo en energías renovables, independientemente de sus objetivos climáticos, porque necesita reducir su dependencia de la energía importada. Las tecnologías solares y de baterías son cada vez más competitivas en términos de coste nivelado de la electricidad (LCOE) y, en general, están más protegidas frente a las incertidumbres geopolíticas. Por ello, el foco se está desplazando hacia las redes inteligentes y la seguridad de la infraestructura para apoyar la competitividad industrial y la autonomía energética.
La administración estadounidense ha revertido numerosas políticas relacionadas con ASG, incluyendo el debilitamiento de la aplicación de las normas de divulgación climática y la promoción del desarrollo de combustibles fósiles. Con un posible acuerdo sobre el presupuesto estadounidense en los próximos días, la política de EEUU podría generar más volatilidad en el sector de las energías renovables, aunque es poco probable que las disposiciones propuestas frenen el impulso actual. Los créditos fiscales para energía limpia, creados por la Ley de Reducción de la Inflación (Inflation Reduction Act) bajo la administración Biden, forman parte de estas negociaciones y su futuro sigue siendo incierto.
No obstante, esta incertidumbre nos acompaña desde la reelección de Trump. Mientras tanto, las inversiones en energía limpia en EEUU crecieron en 67.000 millones$, o un 7%, en el primer trimestre respecto al año anterior. Este crecimiento, aunque más lento que en años anteriores, subraya el impulso estructural detrás de la transición energética.
"Observamos que las iniciativas a nivel estatal y la demanda corporativa mantienen este impulso. Sin las subvenciones de la IRA, los costes de la energía solar y eólica podrían aumentar un 54% y un 65%, respectivamente, según BloombergNEF, y por tanto perder parte de su ventaja competitiva frente al gas natural. Esto podría teóricamente provocar un resurgimiento en el uso de gas natural, especialmente en turbinas de ciclo combinado altamente eficientes que también producen energía a partir de vapor. Sin embargo, el actual cuello de botella en la producción de turbinas de gas natural favorece la generación de energía nueva a partir de energías renovables, que se instalan rápidamente". argumenta.
Además de las regulaciones nacionales, sectores como la fabricación y el envasado están invirtiendo cada vez más en tecnologías de reciclaje, ya que las soluciones circulares ayudan a mitigar el crecimiento de la demanda y a asegurar suministros críticos. Los modelos de valorización de residuos también contribuyen a controlar los costes en un entorno de precios de materias primas volátiles y crecientes, así como ante las preocupaciones de suministro derivadas de las tensiones geopolíticas. "Observamos un número creciente de empresas que invierten en soluciones circulares con objetivos financieros claros, tanto en márgenes como en gestión del riesgo", insiste.
Los fenómenos meteorológicos extremos y los riesgos físicos derivados del calentamiento global se están materializando tristemente. En 2024, la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) registró 27 grandes eventos climáticos y meteorológicos en EEUU, con un coste conjunto de 180.000 millones$. Aseguradoras y expertos advierten sobre el impacto del acelerado aumento de las temperaturas en los precios de la vivienda y otros activos, y estos eventos resultan costosos para cualquier empresa, independientemente de sus compromisos ASG. Por ello, "vemos valor en invertir en la temática de adaptación y hemos aumentado nuestra exposición a dos preocupaciones unánimes, inmunes a la política y al sentimiento, y cuyo mercado direccionable seguirá creciendo: el agua y la seguridad de las infraestructuras", apunta.
El agua, ya sea para consumo humano o como componente esencial en procesos industriales y de refrigeración, está bajo presión global debido a la contaminación, los impactos del cambio climático y la creciente demanda. En un informe publicado en mayo, el Banco Central Europeo estimó que la escasez de agua superficial pone en riesgo casi el 15% del producto económico del área del euro, lo que fomenta el interés por adaptar infraestructuras de gestión hídrica y soluciones de circuito cerrado para refrigeración o uso industrial. Por ello, "hemos incrementado nuestra exposición a especialistas en gestión de flujo optimizada con IA, tuberías y detección de fugas".
También hay una mayor conciencia sobre la contaminación del agua y presión regulatoria, incluso en Estados Unidos, lo que crea una necesidad creciente —y una oportunidad comercial— para empresas capaces de testar, tratar y eliminar micropollutantes.
Además, la mayoría de las infraestructuras de transporte, energía y telecomunicaciones requieren actualizaciones para resistir las olas de calor extremo e inundaciones. Esto favorece inversiones, más allá de los habituales sectores de materiales de construcción sostenibles e infraestructuras, en ingeniería, automatización, diseño y análisis climático, ya que las empresas están utilizando análisis de escenarios para proteger sus activos frente a riesgos físicos derivados del clima, como la subida del nivel del mar o los incendios forestales.
La administración Trump puede, involuntariamente, estar reforzando los cimientos de la inversión sostenible al acelerar su evolución. En lugar de depender de políticas favorables, la inversión sostenible es ahora capaz de absorber los impactos políticos, ya que los inversores se centran en los fundamentos: la rentabilidad, las necesidades a corto plazo y la resiliencia a largo plazo. A medida que el consenso multilateral sobre las iniciativas climáticas globales se debilita, los líderes regionales están tomando protagonismo, especialmente en Asia y Europa. La descentralización está fomentando la innovación, la competencia y nuevos modelos de liderazgo en sostenibilidad.
Al mismo tiempo, la sostenibilidad se está alineando cada vez más con las prioridades económicas y de seguridad. El pragmatismo económico impulsa ahora la inversión sostenible, relegando cualquier compromiso ideológico. La búsqueda de independencia energética nacional, la resiliencia en las cadenas de suministro y la competitividad tecnológica están canalizando inversiones hacia tecnologías limpias. Esto también está promoviendo una mayor disciplina, ya que los inversores pasan de etiquetas amplias de ASG a estrategias específicas y económicamente sólidas.
"En respuesta, las carteras sostenibles deben ser ágiles y selectivas. Nos centramos en la diversificación regional, favoreciendo asignaciones en Europa, Asia y sectores selectivos de Estados Unidos para capturar las fortalezas regionales. También adoptamos exposiciones temáticas diversificadas en almacenamiento de energía, infraestructuras inteligentes, tratamiento y gestión del agua, economía circular y sistemas de salud. A nivel de empresa, buscamos compañías de calidad, con balances sólidos, planes claros de transición y ventajas competitivas en sus respectivos sectores", subraya la experta de Lombard Odier.
"La sostenibilidad está madurando, pasando de ser un imperativo moral a una necesidad estratégica. La administración del presidente Trump no es aliada del ASG, pero al eliminar el apoyo político y forzar al mercado a adaptarse a las presiones reales, puede terminar siendo un catalizador para las inversiones sostenibles", concluye.