29 Sep
29Sep

Miguel Ángel Valero

La mujer vive 5,5 años más que el hombre en España (85,8 años de media frente a 80,3), pero su tasa de dependencia es 13 puntos superior (33% frente a 20%), y los años que requiere cuidados son muchos más: 4,6 frente a 2,8. Llega a esa mayor longevidad con menos años de cotización y salarios más bajos, que generan pensiones más reducidas. 

El resultado es que a partir de los 80 años el coste de los cuidados supera el importe de la pensión pública, 5 años antes que los hombres. A partir de los 80 años, el coste de la dependencia multiplica por 1,8 la pensión media femenina, una carga inasumible para muchas mujeres que, incluso recurriendo a su patrimonio, carecen de los activos líquidos suficientes para cubrirla. Porque el coste económico de la dependencia a partir de los 85 años es el doble: 2,1, frente a 1,2 de los hombres.

Son algunos datos de la segunda edición del informe “Coste de oportunidad de la brecha de género en pensiones y ahorro previsional” elaborado por Mapfre y ClosinGap, que subrayan que el envejecimiento y la longevidad tensionan la sostenibilidad y la equidad del sistema de pensiones.

La brecha de género, reflejo de las desigualdades acumuladas a lo largo de la vida laboral, no solo limita la autonomía económica de las mujeres mayores, sino que supone también un freno para el crecimiento económico y el empleo en España. Reducirla no es solo una cuestión de justicia social, sino también de eficiencia económica, ya que se traduciría en más consumo, más empleo, más recaudación y una sociedad más cohesionada. Porque actualmente genera un impacto económico de 28.500 millones€, lo que equivale al 1,8% del PIB. Este déficit de actividad económica se traduce en la no creación de cerca de 500.000 puestos de trabajo y en una merma de ingresos públicos de alrededor de 4.900 millones anuales en concepto de IRPF e IVA.

Desde la publicación del anterior informe en 2019, el sistema de pensiones ha sido objeto de varias reformas orientadas a reforzar su sostenibilidad, entre ellas el impulso a los planes de pensiones de empleo y el fomento de la jubilación activa y demorada. Sin embargo, el informe advierte de que este último incentivo ha tenido un efecto desigual: en 2024, un 10,5% de los hombres optó por retrasar su jubilación frente a solo un 7,8% de las mujeres, reflejo de las mayores dificultades de ellas para cumplir los años de cotización requeridos o para prolongar su vida laboral al asumir cuidados no remunerados

Para Borja Suárez, secretario de Estado de Seguridad Social y Pensiones, “la brecha de género es el principal problema del sistema de Seguridad Social y pensiones desde la perspectiva de la acción protectora. Se configura imprescindible actuar en el origen de la discriminación estructural de las mujeres: el mercado laboral”.

Antonio Huertas, presidente de Mapfre, reclama "acelerar el cierre de esta brecha", porque "en apenas un par de décadas, la cohorte de población dominante será la población senior, jubilados o no, pero que están llamados a ser el claro motor del crecimiento y del desarrollo. Necesitamos que tengan suficiencia financiera para poder liderar el impulso a la actividad económica y continuar aportando valor. Y solo con la pensión eso no se va a lograr, se requieren ahorro e ingresos complementarios generados a lo largo de toda la vida laboral.” 

"Convencer a un joven de que ahorre para algo que no se va a producir hasta 35 años después es complicado, por esio se necesitan propuestas de ahorro vinculadas al ciclo de vida", subraya.

500€ menos de pensión

El informe revela que en 2024, las mujeres percibieron una pensión contributiva media de 1.100€ mensuales, frente a los 1.600 de los hombres, lo que supone una diferencia de 500€, equivalente a una brecha del 31,9%. Además, solo el 57% de las mujeres pensionistas recibe una pensión por jubilación, frente al 82% de los hombres. Tres de cada diez mujeres mayores dependen de una pensión de viudedad, modalidad prácticamente residual en el caso de los hombres.

Se detecta una reducción de la brecha de género desde 2018, cuando superaba el 35%, y especialmente una mejora en nuevas altas de pensionistas.

Pero la menor participación femenina en el mercado laboral, que se traduce en carreras contributivas más cortas y en una brecha salarial que ronda el 20%, explica buena parte de esta desigualdad. A ello se suma una menor capacidad de ahorro previsional y patrimonial.

El informe, que por primera vez incorpora microdatos fiscales individuales, muestra que en 2022 las mujeres mayores de 67 años acumulaban de media 6.700€ menos en patrimonio neto que los hombres. Esta diferencia, si bien se ha reducido respecto a 2016 gracias a una menor brecha en activos inmobiliarios, contrasta con lo ocurrido en los planes de pensiones privados, donde la brecha entre hombres y mujeres ha crecido en 1.000€ por persona en apenas seis años.

Marieta Jiménez, presidenta de ClosinGap, subraya que “se trata de garantizar que las jóvenes que hoy empiezan su carrera lleguen a la jubilación sin renuncias forzadas. Que la llamada 'silver age' sea, en realidad, una edad de oro. Tenemos ante nosotros un desafío inmenso, pero también una oportunidad histórica: demostrar que cada año ganado puede ser también un año más justo, más próspero y más humano. Ése es el país que merecen nuestras madres, nuestras hijas y, sobre todo, nosotros mismos como sociedad”.

Ricardo Gonzalez García, director de análisis, estudios sectoriales y regulación de Mapfre Economics; Juan Fernández Palacios, director del Centro de Investigación Ageingnomics de Fundación Mapfre; y Fátima Báñez, presidenta de la Fundación CEOE, coinciden en que “si bien el informe refleja una mejora con respecto al análisis presentado en 2019, la evolución sigue siendo lenta. Para avanzar en el cierre de la brecha de género en pensiones y ahorro previsional es fundamental definir políticas públicas, apelar a la responsabilidad privada y empresarial y seguir manteniendo el compromiso intergeneracional y de género".

El estudio de Mapfre y Clising Gap recomienda:

  • reforzar el sistema público de pensiones con un enfoque de género
  • impulsar la igualdad de género en el mercado laboral
  • fomentar el ahorro previsión de las mujeres
  • mejorar la atención a la dependencia
  • evaluar el impacto de las reformas de las pensiones desde la perspectiva de género
  • impulsar la educación financiera entre las mujeres
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