Hay un área de inversión y política pública que necesita un mayor reconocimiento por su papel en el apoyo a la seguridad, la competitividad económica y la resiliencia: un uso más inteligente y menos derrochador de la energía.
En los próximos 4 ó 5 años, las facturas energéticas de los hogares y las empresas deberían bajar un 15% o más, aumentando los ingresos reales y reduciendo los precios.