19 Sep
19Sep

La Fundación Ramón Areces ha reunido a los premios Nobel de Física Geoffrey Hinton (2024) y Serge Haroche (2012) y a la experta en criptografía María Isabel González Vasco para analizar ‘Nuestro futuro con la Inteligencia Artificial (IA)’en una nueva edición del evento ‘Nobel Prize Conversations’, organizado con Nobel Prize Outreach, moderado por su asesor científico Adam Smith

Haroche ha afirmado que “la IA nunca va a poder sustituir a la creatividad humana”. No ve posible ni siquiera que llegue a traducir una novela entera de forma correcta “porque la creatividad tiene una dimensión sociológica y hay que tener en cuenta muchos aspectos, como el contexto, los chistes de cada idioma…”

“La IA será fantástica para ampliar nuestros conocimientos y crear más herramientas. Abrirá la imaginación a nuevas posibilidades. Pero eso no significa que no pueda ser peligrosa”, avisa este experto en física cuántica experimental. 

Los sistemas de traducción automática pueden servirnos para “tener más empatía con otras personas con las que vamos a poder comunicarnos”. Pero “nuestra inteligencia y nuestro cerebro son el resultado de la evolución” y “la vida real siempre va a tener ventaja sobre los entornos artificiales”.

Serge Haroche admite los beneficios que la IA puede traernos en el campo de la educación, aunque ha pedido mayor status para los profesores y que nunca se pierda esa relación imprescindible entre el profesor y el alumno. 

“Muchos trabajos se perderán y será necesaria una mayor flexibilidad para adaptarse a las nuevas necesidades”, advierte La sociedad debe responder a los desafíos de la IA, para lo que ha reclamado regulación: “Europa debería ser uno de los líderes de esta revolución científica e industrial, aunque es cierto que está muy fracturada en estos momentos”.

Sobre los esperados ordenadores cuánticos, admite que, después de tantas promesas sobre su llegada inminente, ahora se ven como algo “inalcanzable, aunque eso no significa que no hagamos avances con simulaciones cuánticas…”

Por su parte, Geoffrey Hinton, considerado padrino de la IA, ha reconocido que esta tecnología “lo va a cambiar todo”, y discrepa de Haroche: “La IA es bastante creativa en términos de creatividad profunda. Ya está resolviendo problemas matemáticos difíciles. ¿La IA entiende realmente lo que le dices y lo que ella te dice? Creo que sí. Recordemos por ejemplo que la IA tuvo una idea en aprendizaje automático, redactó un ‘paper’ sobre ese tema, lo presentó a una revista, fue validado y también aprobado como si viniera de un investigador”. En ajedrez, la IA ha desarrollado estrategias -como el avance de los peones laterales- que han copiado después los grandes maestros de este juego.

“ChatGPT4 empieza a entender nuevas cosas. Ya es moderadamente creativa y lo va a ser mucho más. Nuestro cerebro tiene 100 trillones de conexiones frente a la IA que tiene muchas menos, pero en cambio sí tiene mucho más conocimiento que nosotros”, afirma Hinton desde Toronto en una conexión online. “En matemáticas, la IA ya propone nuevas formas de investigar y luego plantea posibles soluciones, por lo que también demuestra curiosidad. La IA quiere entender muchas más cosas de las que ya conoce”, asegura.

La IA 'superinteligente' llegará “entre los próximos 5 y 20 años”: “Me preocupa la IA general porque la están desarrollando las grandes compañías tecnológicas, que compiten por ganar más dinero. No se está desarrollando para el beneficio de la humanidad. Eso es un problema. Puede haber personas que quieran utilizar estas herramientas para conseguir más poder. La sociedad debe reaccionar ante la IA como lo hizo tras la II Guerra Mundial contra las armas nucleares o más recientemente contra el cambio climático. Necesitamos que la gente presione a los políticos para que regule la IA”.

“Antes de desarrollar la superinteligencia, deberíamos regular cómo será su uso. A largo plazo, la IA podrá desarrollar dispositivos más eficientes que nosotros. Pero también podremos darle instintos muy fuertes para que le importemos nosotros más que el interés que pueda tener en sí misma. ¿Por qué no ha de ser posible eso? Deberíamos intentar hacerlo”, argumenta. 

Porque “llegará el momento en el que no podremos desenchufar las máquinas: una máquina que sea más lista que tú te podrá convencer de que es muy mala idea desenchufarla”.

Hinton se reconoce ilusionado con los avances que puede producir la IA en los campos de la sanidad y la educación: “En 5 y 10 años veremos cosas espectaculares. Por ejemplo, para saber cuándo hay que dar de alta a un paciente, algo que la IA sabe hacer mejor que el médico. Si con la IA un médico puede ser 10 veces más eficiente, todos tendríamos 10 veces mejor atención por el mismo coste. Y en educación, un colegio ha descubierto que puede usar la IA para dar clases particulares y enseñar a los pequeños de forma personalizada durante dos horas las cosas que tienen que saber y después dedicar otras cuatro horas a interactuar con los profesores en proyectos”.

En muchas áreas se perderán muchos puestos de trabajo: “Ese aumento de la productividad por la IA y que todo el beneficio se quede en unos pocos bolsillos puede ser responsabilidad de los políticos”. 

Admite que usa la IA, concretamente ChatGPT4, para que le ayude a cosas cotidianas como nuevas funciones Excel o a hacer un vídeo: “Lo que le preguntaba antes a mis alumnos se lo pregunto ahora a esta herramienta”.

María Isabel González Vasco señala que "como criptógrafa, siempre me planteo el peor escenario posible para considerar los peligros de las tecnologías”. “La IA no es capaz de resolver todavía los retos de la criptografía, todavía le falta esa creatividad, afortunadamente, pero hay que reconocer que está evolucionando muy rápido. En los problemas que planteamos a nuestros estudiantes, vemos que la IA empieza a poder contestarlos. Es sorprendente lo rápido que llega a aprender”, apunta.
 
“Ahora no está tan claro que seamos conscientes del poder y de los riesgos que entraña la IA”, porque “jóvenes bien preparados y cultos no tengan ningún reparo en introducir en estos sistemas y aplicaciones de IA todo su currículum, su historial médico…”. “Todo el mundo se da cuenta y es consciente de que en sentido cognitivo no estamos mejorando. Somos menos capaces de hacer ciertas cosas. No memorizamos ni aprendemos idiomas como hacíamos hace 20 años. La capacidad de escribir textos largos también la estamos perdiendo", alerta.

En el ámbito educativo, “la IA nos va a ayudar a lograr más igualdad en el acceso a la educación porque cualquier niño del mundo podrá acceder a un sistema educativo y por muy poco dinero”. Sobre la pérdida de empleos que puede acarrear la expansión de esta tecnología en diferentes sectores, confía en que “las máquinas asuman las tareas que hacemos automáticas y nos quedemos con aquello que de verdad nos produce mayor satisfacción, como puede ser en mi caso el rato con los alumnos”.

Cáncer de páncreas: el mejor conocido, pero con baja supervivencia

Por otra parte, la Fundación Areces acogió el congreso Cáncer de Páncreas: retos y perspectivas futuras, organizado por los investigadores del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) Mariano Barbacid y Carmen Guerra. El cáncer de páncreas es uno de los tumores mejor conocidos a nivel molecular, y sin embargo su índice de supervivencia sigue siendo extremadamente bajo. Menos del 5% de los pacientes llegan a vivir cinco años tras el diagnóstico.

Esto tiene que ver con el diagnóstico tardío, dado que la mayoría de los casos se detectan cuando el tumor ya no es operable. Además, en cáncer de páncreas aún no se ha podido avanzar en el uso de terapias personalizadas o de inmunoterapia, exitosas en otros tipos tumorales.

Una veintena de investigadores han expuesto resultados de investigación básica, traslacional y clínica, sobre el origen y la evolución molecular y celular de estos tumores; la búsqueda de nuevas terapias en modelos experimentales; y los ensayos con una nueva generación de fármacos, especialmente los inhibidores del oncogén KRAS.

El objetivo de este encuentro es ofrecer “una visión actualizada de los avances que están teniendo lugar en el estudio y tratamiento del ADP (Adenocarcinoma Ductal de Páncreas)”, señalan los organizadores. Mariano Barbacid es jefe del grupo de Oncología Experimental del CNIO, donde investiga también Carmen Guerra, especializada en cáncer de páncreas. Por parte del CNIO, han intervenido Francisco X. Real, jefe del grupo de Carcinogénesis Epitelial; Nuria Malats, jefa del grupo de Epidemiología Genética y Molecular; y Vasiliki Liaki, del grupo de Oncología Experimental.

Real ha destacado la necesidad de desarrollar estrategias preventivas para el cáncer de páncreas. Su grupo investiga los mecanismos moleculares implicados en las etapas más iniciales del cáncer de páncreas y ha descubierto recientemente una estrategia farmacológica que podría contribuir a reducir el riesgo de desarrollo de este tumor. Malats ha hablado de la relación a escala molecular entre el cáncer de páncreas, la diabetes y la obesidad. Liaki ha presentado resultados que muestran la efectividad de diversas terapias combinadas en modelos animales, potencialmente útiles para “guiar el desarrollo de ensayos clínicos que puedan beneficiar a pacientes de cáncer de páncreas”.

Teresa Macarulla, del Instituto de Oncología Vall d’ Hebron (VHIO), ha expuesto las nuevas estrategias terapéuticas que están siendo exploradas “para mejorar las tasas de supervivencia de los pacientes de cáncer de páncreas en la próxima década”.

Ignacio Garrido-Laguna, del Huntsman Cancer Institute-Cancer Hospital South, de la Universidad de Utah (EE.UU.), ha analizado los resultados que están obteniendo los recientes fármacos inhibidores del oncogén KRAS, mutado en el 90% de los pacientes con el cáncer de páncreas más común. Ha mencionado también los ensayos clínicos con nuevos inhibidores en estudio y de su sinergia con estrategias basadas en la inmunoterapia.

Peter Bailey, director de Investigación Traslacional en el Centro de Investigación del Cáncer de Páncreas Botton-Champalimaud (Lisboa), investiga sobre todo los mecanismos genéticos y no genéticos que impulsan la resistencia a la quimioterapia en el cáncer de páncreas. Bailey ha realizado contribuciones fundamentales a la clasificación del cáncer de páncreas (los llamados «subtipos de Bailey»).
 

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