30 Sep
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La relación de los españoles con el ahorro y la inversión sigue marcada por una importante brecha generacional. Según un estudio publicado en junio por la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas), apenas el 8% de la población declara la inversión como uno de los dos principales fines de su ahorro. La diferencia entre hombres y mujeres es notable: un 10% frente a un 6%. El porcentaje se dispara en los más jóvenes, con un 16% de los menores de 34 años que destinan sus ahorros a invertir frente a un escaso 4% en el tramo de 45 a 54 años y un 5% entre 65 y 74. Curiosamente, entre los mayores de 75 la cifra vuelve a subir hasta el 8%.

Estos datos demuestran el creciente interés de los jóvenes por buscar alternativas a un sistema de pensiones incierto, así como la persistente falta de cultura financiera en la sociedad. 

Ante la proximidad del Día de la Educación Financiera, impulsado por el Banco de España y la CNMV para fomentar la cultura financiera, los expertos enfatizan la necesidad de una mayor formación y mejores herramientas educativas desde edades tempranas.

Marc Ribes, docente de los cursos de Educación Financiera Básica y Asesor Financiero de Deusto Formación, lo resume así: “Sería fundamental impartir finanzas desde jóvenes. Aprendemos matemáticas o historia, pero nadie nos enseña a gestionar una nómina, entender una hipoteca o planificar el futuro financiero”.

La importancia de planificar

Para Ribes tener un plan financiero es imprescindible. “Sin un plan vivimos improvisando, y la improvisación en dinero suele traer problemas”, afirma. La base es clara: presupuesto, fondo de emergencia y metas definidas, como por ejemplo ahorrar para una vivienda, invertir para la jubilación o reducir deudas. En este contexto cabe destacar la relevancia de formaciones estructuradas, como las de Deusto Formación, que aportan “criterio y metodología” frente a la información dispersa y superficial de internet.

La falta de educación financiera formal, según Ribes, explica la proliferación de influencers económicos en redes sociales. “La gente necesita respuestas y, al no encontrarlas en la escuela, busca en YouTube, TikTok o Instagram. Allí conviven voces rigurosas con otras que prometen riqueza rápida”, alerta. 

El docente denuncia el intrusismo profesional en este ámbito: “Cualquiera puede abrir un canal y llamarse ‘experto’, pero un asesor de verdad debe estar regulado, contar con formación acreditada y ser transparente con los riesgos. La clave es desconfiar de promesas fáciles y buscar credenciales reales”.

Jóvenes e inversión: el tiempo como aliado

La tendencia recogida por el informe de Funcas —con los jóvenes a la cabeza en el uso del ahorro para invertir— tiene una explicación lógica, según Ribes: “La incertidumbre sobre el sistema de pensiones hace que los jóvenes busquen alternativas. Invertir es positivo, pero siempre con formación y paciencia. La mejor estrategia a su edad es empezar con cantidades pequeñas, diversificar entre distintos activos y mantener la mirada en el largo plazo”.

En tiempos de digitalización, el experto defiende también el valor pedagógico del dinero físico: “El efectivo hace tangible el dinero y nos obliga a ser más conscientes de lo que gastamos. Pagar en metálico devuelve la percepción de límite, algo que muchas aplicaciones todavía no consiguen transmitir”.

Sobre la eterna dicotomía entre ahorrar o invertir, Ribes insiste en que son “dos caras de la misma moneda”. Primero es necesario crear un colchón equivalente a seis meses de gastos básicos y, después, dar el salto a la inversión para combatir la inflación. En este terreno, “la disciplina es clave en el ahorro, mientras que en la inversión lo son la diversificación y la visión a largo plazo”.

En cuanto a los productos financieros, apunta a la combinación como la mejor estrategia: “La cuenta remunerada ofrece flexibilidad para imprevistos, mientras que el plazo fijo ayuda a mantener la disciplina. Lo recomendable es equilibrar ambas opciones según las necesidades de cada persona”.

La mejor inversión: formación de calidadLas advertencias de expertos como Marc Ribes reflejan una necesidad urgente: aprender a gestionar el dinero con criterio y visión de futuro. Frente a la improvisación o la dependencia de consejos poco fiables en redes sociales, la formación se presenta como la herramienta más sólida para tomar decisiones responsables.

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