Los labios (aislados, suspendidos sobre el lienzo) se convierten en símbolos de lo no dicho. No hablan, no seducen, no explican. Simplemente están. Su presencia muda y contenida convoca al espectador a un acto de introspección.
Más informaciónLos labios (aislados, suspendidos sobre el lienzo) se convierten en símbolos de lo no dicho. No hablan, no seducen, no explican. Simplemente están. Su presencia muda y contenida convoca al espectador a un acto de introspección.
Más informaciónLa artista ha recorrido un camino artístico donde la feminidad emerge como protagonista central, esculpida a través de su maestría con la espátula.
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