29 Apr
29Apr

"La inversión productiva privada sufrió una importante caída en España con la pandemia. Y, a diferencia del PIB y de otras variables macroeconómicas, aún no ha recuperado su nivel previo. El incremento de la inversión es una palanca fundamental para aumentar la productividad y el crecimiento potencial de la economía española", advierten Rubén Veiga Duarte y Sergio Puente, de Análisis de la Situación Económica del Banco de España, en un artículo publicado en el Blog de la institución.

En 2019, el año anterior a la pandemia, la inversión productiva alcanzaba el 15% del PIB en España. A pesar de que la economía española ha crecido desde finales de 2019 más que otras economías de nuestro entorno, la inversión productiva privada ha tenido una recuperación débil en nuestro país y está todavía por debajo de los niveles anteriores a la pandemia. Esto contrasta con la Eurozona, donde la inversión productiva privada se mantiene en torno a su nivel pre-pandemia, y con EEUU donde esta partida ha tenido un crecimiento muy robusto en los últimos años.

Por el contrario, la inversión pública en España ha crecido fuertemente después de la pandemia, tal como refleja el gráfico 3, lo que ha compensado parcialmente la caída registrada tras la crisis financiera global de 2008. El elevado dinamismo de la inversión pública española en los últimos años, que ha sido más intenso que el observado en la Eurozona y en EEUU, se ha visto favorecido, al menos en parte, por el despliegue del programa New Generation-EU (NGEU) en España.

En todo caso, la inversión pública es una parte relativamente pequeña de la inversión productiva en España solo el 20,8% del total en 2024. Por eso, una recuperación más intensa de la inversión de las empresas sería conveniente para asegurar un crecimiento sostenible a medio plazo.

Lo que más ha crecido desde la pandemia es la inversión en activos intangibles, que son cruciales, entre otros aspectos, para impulsar la transición digital de la economía. La inversión en activos intangibles se situaba a finales de 2024 un 17% por encima de su nivel de 2019 (+28% en el promedio de la Eurozona en el mismo período). Aun así, el peso de la inversión en activos intangibles sobre el total de la inversión productiva en España (un 25,8% en 2024) sigue ligeramente por debajo del observado en la Eurozona (26,8%).

En el extremo opuesto, la inversión en equipo de transporte, a pesar de la recuperación que ha mostrado en 2024, se mantiene aún un 17% por debajo de los niveles pre-pandemia y su comportamiento ha sido más débil que en la eurozona (-7% en el mismo período). La inversión en maquinaria y equipo ha recuperado apenas los niveles previos a la pandemia, mientras que el de otras construcciones distintas de la vivienda aún no lo ha hecho.

Las empresas con mayor productividad y tamaño declararon mayores incrementos de la inversión. Por el contrario, aquellas empresas con una elevada capacidad productiva sin utilizar (por ejemplo, porque su demanda se ha reducido con una mayor intensidad) reportaron unos menores niveles de inversión.

La incertidumbre sobre las políticas económicas, la subcontratación (que implica que la inversión se desplaza a las empresas subcontratadas) y la regulación empresarial son los tres principales factores limitadores de la inversión productiva.

En definitiva, en los últimos años, la inversión productiva privada está teniendo dificultades para reactivarse y su peso en el PIB ha disminuido desde antes de la pandemia. A pesar del dinamismo mostrado por la inversión pública, la tasa de inversión productiva total se situaba en el 13,6% del PIB, más de un punto menos que en 2019.

Para favorecer la inversión empresarial, sería deseable reducir la incertidumbre sobre las políticas económicas (a nivel nacional e internacional), evitar en lo posible un exceso de regulación, y favorecer un entorno que no obstaculice el crecimiento del tamaño de las empresas.

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