Miguel Ángel Valero
Siguiendo la tónica habitual en su dos mandatos al frente de la Casa Blanca, Trump ha vuelto a infundir el temor entre los inversores. En esta ocasión, anunció un arancel del 50% al acero y el aluminio canadiense –el doble del establecido para el resto de los países–, a modo de represalia tras la decisión de Canadá de incrementar el precio de la electricidad que comercializa con Estados Unidos. Este conflicto, si bien fue saldado con ambas partes dando marcha atrás al cierre de la sesión, no fue suficiente para evitar que los principales índices cierren en rojo.
El 12 de marzo han entrado en vigor los gravámenes del 25% impuestos por Trump a todos los exportadores de acero y aluminio, sin excepciones. Los metales y derivados tarificados serán los mismos que los intervenidos durante el primer mandato, con extensión a una gama aún más amplia de productos que contienen estas materias primas como sartenes de aluminio, estufas de gas, entre muchos otros. Los principales afectados son Canadá, Brasil y México –que aglutinan el 50% de las importaciones de hierro y acero–, mientras que las importaciones de aluminio proceden principalmente de Canadá, China y México, con el 59% del total. Los fabricantes de acero han acogido con optimismo las restricciones, lo cual contrasta con la negativa de otras industrias, como la automotriz, que se han visto afectadas por otros aranceles ya implementados durante el actual mandato.
Por su parte, la Unión Europea ha reaccionado anunciando aranceles a las importaciones de origen estadounidense, con valor de 26.000 millones€, el mismo importe afectado de productos europeos. Las represalias se ejecutarán en dos rondas diferenciadas: la primera retomará las contramedidas empleadas en 2018 que inciden sobre 8.000 millones en importaciones y entrará en vigor a partir del 1 de abril. La segunda, comprenderá nuevas medidas que afectarán a 18.000 millones, previstas para mediados de abril –no hay detalles de la tasa arancelaria–. No obstante, la presidenta de la Comisión Europea ha mantenido abierta la posibilidad de diálogo en busca de un acuerdo.
En Europa, destacaba la aceptación de Ucrania del alto al fuego de 30 días propuesto por EE.UU., aunque la ratificación final del acuerdo está sujeta a la respuesta de Rusia. A cambio de la aprobación de Ucrania a la propuesta estadounidense, la administración de Trump acordó reanudar la asistencia militar que fue “congelada” a Kiev. Trump anunció que las conversaciones entre negociadores estadounidenses y rusos están programadas para el 12 de marzo, y no descartó un posible diálogo directo con el presidente Putin en el transcurso de esta semana.
A lo largo de los últimos días se ha disparado hasta máximos históricos la incertidumbre asociada a la política comercial. Trump ha generado un auténtico caos arancelario con agresivas tarifas que, en algunos casos, tras anuncios erráticos ha terminado posponiendo. La percepción del mercado se ha agravado de manera especial a raíz de sus últimas declaraciones a la cadena Fox donde no ha descartado una recesión, que las tarifas están aquí para quedarse, y que no van a ser solo una herramienta de negociación, sino que pretende forzar a las compañías para que produzcan en EE.UU., sobre todo en sectores estratégicos para la seguridad nacional como semiconductores, farmacia, acero o aluminio. De manera paralela, algunos de los últimos datos macro han empeorado. Entre otros, el déficit comercial ha alcanzado niveles récord debido al “efecto anticipación” de las compañías de cara a aranceles futuros, mientras que, por el lado del consumo, la confianza se ha deteriorado y las ventas minoristas han revertido su mejor comportamiento. Además, las expectativas de inflación se han incrementado (del +3% al +3,1% según la última encuesta de la Fed de Nueva York).
La estrambótica duda de si Trump será capaz de 'matar' el actual ciclo económico ha presionado las Bolsas a la baja. De manera muy especial a la norteamericana, que abandona los máximos históricos alcanzados en febrero y sufre su mayor corrección desde octubre de 2023 arrastrada por la debilidad de las 7 Magníficas. Por su parte, la renta fija soberana estadounidense ha servido de refugio ante las ventas en la renta variable.
A pesar del fuerte incremento de la volatilidad de los últimos días –el VIX ha alcanzado niveles de 27, los más altos desde agosto del año pasado– a los analistas de Banca March les parece relevante mantener una estrategia constructiva hacia los activos de riesgo, y hacer las siguientes reflexiones que ayudan a dimensionar el alcance de la situación, así como la posible reversibilidad de algunas de las medidas anunciadas. Las drásticas imposiciones de Trump nublan el horizonte, pero como aprendimos de su primer mandato, la introducción de aranceles no impidió alcanzar acuerdos que hoy parecen imposibles. Aunque las nuevas tarifas han comenzado a entrar en vigor de forma más rápida que en su primer mandato (20 puntos contra China en tan solo 16 días frente a los 14 meses de 2018), conviene recordar que en el Trump 1.0 también se lograron acuerdos importantes.
Algunos países como México y Canadá renegociaron con EE.UU. el NAFTA en noviembre de 2018, y tras un durísimo proceso de negociación –y casi un año de tarifas–, lograron la exención sobre el acero y el aluminio que se aplicó a partir de mayo de 2019. El mercado cuenta con 'la put de Trump', el problema estriba en determinar su nivel. Los hogares norteamericanos son muy sensibles a la evolución de la Bolsa, en la que acumulan un 26% de su riqueza –los niveles más altos desde el segundo trimestre de 021–. Además, el 10% de los hogares de mayor renta –que acumula un 39% de todas las acciones–, es responsable de casi la mitad del consumo, por lo que, la prolongación o debilitamiento de la situación actual tendría consecuencias en el gasto de los hogares y mermaría la popularidad del actual presidente.
El margen de actuación de Trump en este mandato es más limitado que en el anterior debido a que el déficit público se sitúa en el 7% (a diferencia del 2,9% de 2016), por lo que difícilmente podrá compensar con impuestos el efecto negativo de las tarifas. En los dos primeros años de Trump 1.0, gran parte de la subida del S&P 500 (+22%) se debió al recorte del tipo máximo de sociedades del 35% al 21%.
"Por ello, aunque es imposible adivinar si Trump continuará con su estrategia actual, consideremos que tenderá a moderar la intensidad de sus políticas. La confusa y errática política arancelaria genera incertidumbre geopolítica e impactará negativamente, pero los indicadores no apuntan a un parón brusco de la actividad", insisten los expertos de Banca March.
Aunque los datos macroeconómicos no son boyantes, tampoco dan muestras de una caída inminente de la actividad en Estados Unidos. Prueba de ello, es el mercado laboral que fue capaz de crear 151 mil empleos en febrero, pese a las actuaciones del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) que habría retirado 10.000 empleos federales frente a una aportación positiva durante los dos últimos años (de media +6.000 empleos al mes), cifras que muestran de que el empleo privado siguió dinámico y que no se percibe un incremento de los despidos por parte de las empresas. Con todo, la incertidumbre afectará al crecimiento, pero el indicador de momento económico no da señales de un fuerte deterioro como parecen adelantar los mercados.
Las negociaciones de paz con Rusia agrietan los cimientos de la OTAN y han propiciado un giro histórico en las políticas económicas europeas, particularmente en Alemania, que es quien tiene más capacidad para financiarse. La Comisión Europea ha anunciado el programa “Rearmar Europa” de dimensiones únicamente comparables a las movilizadas durante la pandemia. Con una dotación de 800.000 millones€ (equivalente al 4,5% del PIB de la UE) impulsará el gasto en defensa y, de paso, reactivará la economía. Si bien es cierto que el programa nace con dificultades de financiación –más del 80% tendrán que captarlo los propios Estados a través de la emisión de deuda pública, lo que acarreará una subida de los costes de financiación–, se trata de una clara muestra de intenciones y es un factor adicional de estímulo a la actividad de la región.
Unas medidas que, en esta ocasión, se han visto además secundadas por Alemania. Tras un lustro de estancamiento, con unas cuentas públicas saneadas y un nuevo ejecutivo al mando, la 'locomotora' europea ha decidido actuar. Todavía están en debate los detalles sobre los estímulos que finalmente tratarán de implementar, pero las cantidades barajadas son contundentes y con capacidad de impulsar el crecimiento. Como ejemplo, el vehículo de 500.000 millones€ para inversión en infraestructuras, que se repartirá durante los próximos diez años, supondría movilizar el 11,6% del PIB. Una medida que aplicando un multiplicador fiscal conservador del 0,7x– impulsaría el crecimiento del PIB germano en +0,8 puntos adicionales al año.
Un “alto al fuego” en Ucrania potenciaría el crecimiento económico y Alemania se comportará mejor que el resto de Europa. De confirmarse una tregua duradera –Ucrania declaró estar preparada para un primer cese por 30 días–, habrá un freno de los precios del gas, una mejora de la confianza y con ello un mayor dinamismo del consumo y de la inversión privada. La necesaria reconstrucción de Ucrania, que supondría en torno a 506.000 millones€– y el mayor gasto en defensa serán otros factores que impulsarían el crecimiento de la región incrementado el PIB entre un 0,5% -1% en los dos próximos años.
Las caídas en Bolsa se recuperan el mismo año
Sin una recesión a la vista, las caídas suelen ser limitadas y en su gran mayoría se recuperan dentro del mismo año. El S&P 500, a los precios actuales, acumula ya un retroceso similar a la caída promedio de cualquier ciclo alcista. Un nivel parecido al que se alcanzó en 2018 durante la peor corrección causada por los aranceles del Trump 1.0, que fue del -10% tras la imposición de las tarifas a las células fotovoltaicas. De todas formas, a pesar de lo mal que nos han acostumbrado los mercados en 2024, las correcciones del S&P 500 dentro de un mercado alcista suelen prolongarse una mediana de 8 semanas –frente a las 4 de la actual corrección– hasta alcanzar mínimos. Después, tardan 9 semanas en recuperarse de las mismas.
"Salvo los nuevos vientos a favor de Alemania dentro de Europa –donde nos mantenemos neutrales– mantenemos invariadas nuestras preferencias en las grandes regiones y sectores: tecnología, salud y defensa. A la espera de un rostro más amable por parte de Trump, seguimos pensando que EE.UU. tiene capacidad para comportarse mejor que el resto del mundo. Sobre todo, dentro del segmento S&P 493 que, a un múltiplo de 14,1x beneficios, cotiza en línea con su promedio histórico. Además de las compañías medianas vemos oportunidades en las pequeñas, particularmente en EE.UU. Desde la victoria del Trump el sector ha cedido un -8%, 6 puntos peor que el S&P 500 y la valoración se sitúa en 15,7x beneficios con un descuento del 26% frente a su prima histórica del 9%. En tecnología nos reafirmamos en la apuesta por la ciberseguridad y el software cuya base de costes se centra más en la mano de obra (personal) que en insumos físicos. También, nos mantenemos positivos en salud, que cumple con su perfil de menor ciclicidad y sirve de ancla en los momentos de incertidumbre, con retornos en el año del +7% frente al -1,5% del índice global. Asimismo, el impulso del gasto en defensa, esta vez desde Europa, ha hecho que este sector se comporte positivamente con un +11% en el año", opinan en Banca March.
"Nos mantenemos constructivos, pero es pronto para sobre ponderar renta variable. A pesar de la escasa visibilidad política actual, conviene no perder de vista las reflexiones planteadas y mantener una visión de medio plazo sabiendo que, de igual forma que las ventas comenzaron con las palabras de Trump, los rebotes del mercado tendrán, muy posiblemente, ese mismo caprichoso origen de naturaleza impredecible. El actual negativismo sobre la economía estadounidense, no invalida que algunos de los actuales acontecimientos terminen mejorando las perspectivas de crecimiento en otras regiones. Y la consecución de un alto al fuego en Ucrania tendría un positivo impacto en la zona euro y, muy en particular, para la economía alemana. Un factor que apoyaría nuestra visión de un ciclo económico que continuará extendiéndose y con un crecimiento más balanceado entre regiones. Nos mantenemos constructivos a la espera de señales de estabilización para aumentar riesgo. Estamos preparados para sacar provecho de la situación si a lo largo de los próximos días se llega a producir una sobrerreacción de los mercados", insisten sus expertos.
Desde el punto de vista macro, y pese a la creciente volatilidad generada por Trump, las cifras de vacantes de empleo en EEUU volvieron a demostrar que, aunque el mercado laboral continúa normalizándose, no hay señales de que se vaya a producir un parón brusco en el corto plazo. En enero, los puestos de trabajo sin cubrir se situaron en 7,7 millones, por encima de los 7,6 previstos y de los 7,5 millones del mes previo –dato revisado a la baja–, dejando así la ratio de vacantes sobre desempleados en niveles de 1,13 veces, por encima del promedio de 0,9 veces entre 2015 y 2019. Por sectores, aunque la principal caída mensual vino por el lado de los servicios profesionales (-122 mil), cabe destacar que este mismo sector es el que presenta el segundo mayor número de vacantes, representando un 16% del total. Por último, la tasa de abandono –una medida de la confianza de los trabajadores de conseguir un nuevo y mejor empleo– escaló dos décimas hasta el 2,1%.
Oportunidad de compras y de giro hacia Europa
Tras un lunes negro, los mercados de renta variable estadounidenses no consiguen invertir la tendencia. Los inversores siguen preocupados. Todos los principales sectores del S&P 500 sufren caídas. El dólar cae, los rendimientos estadounidenses bajan, el bitcoin cae, mientras que la volatilidad y la tensión aumentan. "Los mercados financieros mantienen unos niveles de volatilidad elevados provocados por la situación geopolítica y por unos datos macroeconómicos que no acaban de despejar las dudas sobre la salud de la economía mundial”, señalan desde el equipo de inversión de Portocolom AV.
Para Antonio Fernández Quesada, director de inversiones de Tesys EAF: “La volatilidad es buena. Se puede aprovechar para invertir en las mejores ideas, independientemente de las subidas y bajadas del mercado. A corto plazo el mercado reacciona a los cambios y a la incertidumbre, pero el largo plazo premia a las mejores compañías si los precios son razonables".
"En Europa continuamos con la publicación de datos mixtos que no permiten establecer el rumbo concreto de la economía. Mientras que, por el lado positivo, el PIB anualizado del cuarto trimestre sorprendía al alza situándose en +1,2% (se esperaba +0,9%), la tasa de desempleo descendía hasta su mínimo histórico del 6,2%, el IPC subyacente descendía una décima hasta el 2,6% (se esperaba 2,5%) y la actividad industrial continúa con su recuperación al situarse en 47,6 cuando se esperaba un dato de 47,3. Pero por el lado negativo, las ventas minoristas caían más de lo esperado en febrero -0,3% (+0,1% estimado) y la actividad de servicios sigue debilitándose al situarse en 50,6 y se encuentra muy cerca de entrar en territorio de contracción. Ante esta situación el BCE no tuvo dudas y rebajó los tipos de interés en 25 puntos básicos para dejar el nivel de la facilidad de depósito en el 2,50%, eso sí, indicando que los próximos movimientos estarán muy marcados por el devenir de los datos que se vayan conociendo", explican en Portocolom.
"En Estados Unidos la situación es similar a la europea, pero con un sector manufacturero que va ganando tracción. Los datos de empleo siguen siendo erráticos respecto a las previsiones, y están sufriendo ajustes de relativa importancia semanas después de su publicación inicial. Las primeras previsiones del PIB del primer trimestre de 2025 apuntan a una corrección importante, cercana al 3%. El Libro Beige mostró ciertos temores a un repunte en los precios como consecuencia de las políticas arancelarias, por ahora se está produciendo mayor presión en los precios de los insumos que sobre los precios de venta. Los sectores más afectados serían la construcción, los seguros, el transporte y la industria manufacturera. A nivel económico los últimos datos sugieren un ligero aumento, pero con el consumidor conteniendo el gasto, especialmente en los bienes que no son de primera necesidad”, observan desde Portocolom AV.
En el mercado de materias primas, “el oro sigue por encima de los 2.900 USD/Onza, ya que ante la incertidumbre geopolítica sigue actuando como valor refugio”, apuntan desde Portocolom AV. Para José Manuel Marín Cebrián, fundador de Fortuna SFP, el oro es un activo a tener en cartera: "En tiempos de volatilidad, el oro se mantiene como un activo refugio que protege el patrimonio de los inversores de manera efectiva. En momentos de incertidumbre económica, su valor tiende a aumentar, sirviendo como un escudo contra la inflación y la devaluación de las monedas”.
Para Juan José del Valle, analista de Activotrade SV: "El índice tecnológico por excelencia está firmando un primer trimestre para olvidar, con una caída desde máximos de más del 14%. El índice es ahora el más sobrevendido desde 2022 y ha caído por debajo de su media móvil de 200 días. Pero ese umbral no ha demostrado ser una señal segura de recuperación en el pasado. En cambio, las estadísticas nos dicen que el Nasdaq100 tocó suelo las últimas 3 ocasiones en que el ETF QQQ superó el volumen negociado de 75 millones. Por tanto, debemos reflexionar si se está formando un posible suelo dentro de la tendencia alcista de largo plazo".
"Parece que los giros del presidente Donald Trump no han beneficiado a los multimillonarios desde su investidura. Del top 10 de fortunas mundiales, 8 de ellas pertenecen a la industria tecnológica, la cual, está sufriendo durante este primer trimestre. Elon Musk es el mayor perjudicado con las caídas de Tesla. Pierde cerca de un 30% de su patrimonio en 2025 y en gran parte debido a su participación en Tesla, cercana al 12% del total. Únicamente en la sesión del lunes perdió cerca de 30.000 millones$ tras caer cerca de un 15% el precio de las acciones hasta zonas de 222$, precios no vistos desde los mínimos de octubre. La situación en el mercado after hours no se relajó, porque sin ir más lejos Tesla perdía un 3% adicional, Nvidia más de un 2% o compañías cíclicias relacionadas con el turismo como aerolíneas caían más de un 10% como Delta Airlines entre otras”, apunta.
Por su parte, José Manuel Marín prefiere apostar por Europa: "En Estados Unidos, las valoraciones son muy exigentes y cualquier sensible desviación de las Megacaps hace que estas retrocedan en los mercados. Las tecnológicas están de capa caída tras unos resultados recibidos con frialdad por parte de los inversores. No en vano, cuando pagas un sobreprecio (PER = 30), necesitas algo excepcional, algo que no está ocurriendo. Más de un gestor de fondos ha rotado sus carteras hacia otros activos con mayor potencial de revalorización. Europa ha tocado máximos, a diferencia de Estados Unidos, cuenta con una valoración atractiva (PER). Europa está en su mejor momento y los mercados lo saben. Es hora de posicionarse estratégicamente y aprovechar el potencial de revalorización”.
Con este telón de fondo, en Tesys mantienen la calma. Para el director de inversiones de la entidad, “la actual corrección de mercado podría ser una corrección natural después de dos años de fuertes subidas, dado que muchas compañías tecnológicas y de crecimiento han tenido incrementos de precio en sus cotizaciones por encima de lo que han crecido sus fundamentales. Pero, esto no implica necesariamente una sobrevaloración en todos los casos y para todas las empresas. Es normal que, en ciertos momentos, el mercado corrija excesos, teniendo las grandes empresas estadounidenses fundamentos muy sólidos, pero valoraciones más exigentes que hace dos años. Por otra parte, y debido a la incertidumbre política y geopolítica, que no gusta a los mercados, estos pueden ponerse negativos por un tiempo, mientras las empresas se adaptan. La incertidumbre con los aranceles de Trump o la geopolítica no ayudan, pues generan incertidumbre".
"Nosotros, en cualquier caso, como inversores a largo plazo, somos optimistas para los próximos 5 o 10 años, y estas caídas nos ofrecen la oportunidad de comprar nuestras compañías favoritas con descuento y beneficiarnos a largo plazo. Empresas como Amazon, Meta Plattforms o Microsoft llevan caídas de entre el -14% y -18% desde sus últimos máximos. Compañías europeas como Novo Nordisk o Eurofins presentan caídas del -40% y -60% desde sus máximos. Lo importante es centrarse en buenas compañías y comprarlas a buenos precios, con modelos de negocio sólidos y capacidad de generar caja de forma sostenible. A largo plazo, estas compañías suelen ser muy rentables, pero es necesario templanza para aguantar no solo caídas temporales, sino caídas fuertes y duraderas de vez en cuando, y estar tranquilos con nuestras posiciones”, concluye Antonio Fernández Quesada de Tesys EAF.
La moderación de la inflación influirá en la Fed
Quasar Elizundia, Estratega de Investigación de Mercados en Pepperstone, subraya que la publicación del Índice de Precios al Consumidor (CPI) de Estados Unidos para febrero ha tenido reacciones inmediatas en los mercados financieros, principalmente impulsadas por la moderación de la inflación y sus posibles implicaciones en la política monetaria de la Reserva Federal. El dólar experimentó volatilidad tras el anuncio, y de momento se logra mantener positivo en la jornada con un avance de 0.2%, rompiendo una racha de seis jornadas consecutivas a la baja.
Por su parte, la renta variable estadounidense también encontró cierto alivio. El S&P 500 registró un repunte moderado de 0.2%, en parte porque los datos inflacionarios resultaron por debajo de las expectativas del consenso (0.2% mensual frente al 0.3% esperado, y un 2.8% anual frente al 2.9% proyectado). Dichos indicadores han contribuido a apaciguar ligeramente las incertidumbres inflacionarias, al menos en el corto plazo, y han brindado un respiro a los inversores que ven con optimismo esta reactivación de la desaceleración de precios.
Este dato refuerza la expectativa de que la Reserva Federal podría moderar ligeramente su retórica de política monetaria, pero no debemos olvidar que un solo informe no cambia por completo el panorama económico.En la medición anual, la inflación pasó de 3% en enero a 2.8% en febrero, situándose por debajo del 2.9% que anticipaba el mercado. La inflación subyacente se moderó a 3.1% anual (la cifra más baja desde abril de 2021), un descenso relevante respecto del 3.3% previo.
Aun así, la Reserva Federal, si bien recibirá de manera positiva la reactivación de la temática desinflacionaria, muy probablemente mantendrá cierta prudencia antes de inclinarse abiertamente hacia un tono más dovish. Los responsables de la política monetaria seguirán evaluando la fortaleza del mercado laboral y la evolución de los precios de bienes esenciales antes de realizar compromisos definitivos y significativos, resaltando que los riesgos inflacionarios persisten debido al encarecimiento de alimentos y a las presiones energéticas en algunas regiones.
Entre los factores que han contenido la inflación se cuentan la caída de 4% en las tarifas aéreas y el retroceso de 1% en los precios de la gasolina. Sin embargo, la persistencia de precios altos en energía y alimentos podría limitar la confianza de quienes esperan una tendencia claramente bajista en el costo de vida.
A esto se suma un crecimiento salarial todavía moderado (0.1% mensual y 1.2% anual en términos reales) que, si bien no genera una presión desmedida sobre los precios, tampoco disipa completamente el riesgo de que la Fed deba mantenerse vigilante.
El contexto geopolítico añade un matiz de complejidad de momento a los mercados globales: las noticias sobre un posible alto el fuego entre Ucrania y Rusia podrían mejorar el apetito por activos de riesgo, pero cualquier revés reanimaría la búsqueda de valores refugio.
En este entorno, las monedas de mercados emergentes permanecen expuestas a un escenario volátil. La estabilidad económica de Estados Unidos y la evolución de las tensiones geopolíticas y comerciales globales marcarán el rumbo del mercado durante los próximos meses, particularmente para el dólar y la renta variable estadounidense.
El precio del petróleo ha logrado una ligera recuperación tras registrar mínimos de varios años, aunque persisten importantes riesgos que podrían limitar la sostenibilidad de esta mejora. Durante las últimas sesiones, el crudo WTI ha subido más del 2%, superando nuevamente los $67 por barril, impulsado principalmente por indicadores positivos de demanda en Estados Unidos y señales de una posible política monetaria menos agresiva por parte de la Reserva Federal.
La reciente desaceleración de la inflación estadounidense, evidenciada por la menor tasa de crecimiento del IPC en cuatro meses, ha alimentado expectativas en los mercados sobre una Fed más condescendiente en sus futuras decisiones monetarias. Esta postura podría ofrecer alivio temporal al petróleo, al reducir los temores sobre una política monetaria agresiva que frene la actividad económica.
Sin embargo, los riesgos siguen siendo relevantes. En particular, los factores geopolíticos generan incertidumbre adicional. Las negociaciones de alto el fuego entre Ucrania y Rusia podrían, paradójicamente, resultar negativas para los precios del crudo. Un eventual cese de las tensiones podría llevar a una mayor estabilidad en la oferta rusa, exacerbando el riesgo de sobreabastecimiento global, especialmente en un contexto donde la OPEP+ ya está aumentando su producción, con países como Kazajistán superando cuotas establecidas.
Por otro lado, los datos recientes de la Administración de Información Energética de EE.UU. (EIA) han mostrado señales mixtas. Aunque los inventarios de crudo crecieron en 1.4 millones de barriles—muy por debajo de las expectativas del mercado—estos continúan situándose un 5% debajo del promedio quinquenal, lo que indica que, por ahora, la oferta no es excesiva. No obstante, la considerable reducción en los inventarios de productos refinados, especialmente gasolina y destilados, puede mitigar parcialmente la presión bajista sobre el crudo.
La caída pronunciada en las reservas de gasolina, que retrocedieron casi 6 millones de barriles hasta alcanzar niveles no vistos desde enero, refleja una fuerte demanda interna en EE.UU., otro factor que respalda temporalmente los precios.
En contraste, la reducción sostenida en las importaciones estadounidenses de petróleo, actualmente en 5.5 millones de barriles diarios, plantea un reto significativo para las economías exportadoras de crudo, particularmente México y Colombia. Menores ingresos petroleros podrían debilitar sus finanzas públicas.
Además, la incertidumbre respecto a los aranceles comerciales impuestos por EE.UU., sumado a la demanda incierta en China—principal importador global de crudo—continúa ejerciendo presión sobre el mercado energético. Estos factores, combinados con la reciente decisión de Canadá de aplicar aranceles por más de $20 mil millones a productos estadounidenses, añaden volatilidad al panorama petrolero internacional.
Aunque la EIA ha ajustado recientemente a la baja sus pronósticos de superávit global para 2025, la combinación de factores económicos, geopolíticos y comerciales sigue generando un entorno altamente incierto. "Aunque el repunte actual proporciona un respiro, los mercados deben prepararse para más turbulencias en los próximos meses", advierte este experto.
Antonio Di Giacomo, analista de Mercados Financieros para LATAM en XS, también pone el foco en los precios del petróleo, que han experimentado un notable aumento, con el Brent llegando hasta la zona de los $71 por barril y el WTI llegando a los alrededores de los $67.8. Este incremento de más del 2% se debe en gran medida a una reducción inesperada en los inventarios de crudo y combustibles en los Estados Unidos, lo que sugiere una mayor demanda en el mercado. La tendencia alcista ha captado la atención de inversores y analistas, quienes evalúan el impacto en la economía global.
La caída en las reservas de gasolina y destilados también ha impulsado el alza de los precios, reflejando una mayor actividad en sectores clave como el transporte y la industria. Este fenómeno indica que el consumo de energía sigue fortaleciéndose, lo que podría sostener los precios en el corto plazo. La situación ha generado expectativas de ajustes en la producción para equilibrar la oferta y la demanda.
Otro factor clave en esta subida es el debilitamiento del dólar, lo que hace que el crudo sea más accesible para compradores con otras divisas. Esto ha aumentado el interés por el petróleo como activo, generando una mayor presión sobre los precios. A medida que la moneda estadounidense siga perdiendo valor, es probable que los precios del crudo continúen en ascenso, al menos en el corto plazo.
Sin embargo, persisten riesgos que podrían afectar la estabilidad del mercado. Las preocupaciones sobre una posible recesión en los Estados Unidos, la incertidumbre económica global y las tensiones comerciales han generado cautela entre los analistas. Estos factores podrían frenar el crecimiento de la demanda y limitar el alza de los precios en el futuro, afectando también las decisiones de inversión en el sector energético.
Por otro lado, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) ha mantenido su proyección de crecimiento en la demanda mundial, impulsada en gran parte por el aumento de los viajes y el consumo de combustible. A su vez, la producción de los países de la OPEP+ ha mostrado un ligero incremento, con Kazajistán liderando el crecimiento en la oferta. Esta dinámica refuerza la competencia entre productores y podría generar ajustes en las cuotas de producción en los próximos meses.
Las tensiones geopolíticas también juegan un papel fundamental en la volatilidad del mercado petrolero. Factores como sanciones económicas, conflictos en regiones productoras y decisiones políticas de las principales potencias pueden influir en la oferta global de crudo. En este contexto, los inversores estarán atentos a cualquier movimiento que pueda generar cambios bruscos en los precios del petróleo.
El mercado petrolero sigue siendo altamente volátil, con factores tanto alcistas como bajistas influyendo en los precios. Aunque la reducción de inventarios y el debilitamiento del dólar han impulsado la cotización del crudo, la incertidumbre económica y las decisiones de los principales productores seguirán siendo clave en la evolución del mercado en las próximas semanas. La atención estará puesta en las próximas reuniones de la OPEP y en los datos económicos globales, que podrían definir la tendencia del crudo en el medio plazo.